Entre el irredentismo y la cancelación y Canadá de fondo

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Luego que no logró que los gobiernos de los países Caricom le aprobaran su propuesta de liderear el envío de tropas “de auxilio” a Haití y por lo tanto, le restó fuerzas a su peculiar empeño de meterse en Haití, sí,  pero para iniciar una intervención solapada contra República Dominicana y con el pretexto del desagrado que el gobierno canadiense siente por las deportaciones o repatriaciones de haitianos indocumentados en su país y las que de suyo, palidecen frente a las que realiza EEUU y en cierta forma su propio país.

El primer ministro canadiense Justin Trudeau, le ha dado una vuelta de trompo a lo que pretende y en esta ocasión, motivado por ciertas “sugerencias” que desde el Departamento de Estado y a modo “privado” le hicieran respecto a que no tratara de ser más listo de la cuenta pretendiendo colocar al gobierno dominicano entre la espada y la pared.

Todavía más, Trudeau, realmente no logró éxito diplomático alguno en su intervención en la 44 cumbre caribeña que recién finalizará en Nassau y por lo que nuestras fuentes advierten, que parecería, que tratará de dar el paso de sostener un tu a tu directo con el presidente Luis Abinader y para lo cual, la cancillería canadiense pretende a su vez presentar la iniciativa como un paso más dentro del esquema comercial-diplomático entre Ottawa y Santo Domingo.

Sin embargo, a este día, parecería que buques militares canadienses están cerca de Puerto Príncipe y entendiéndose que sus militares a bordo podrían dar los primeros pasos para concretar una especie de “cordón sanitario” que rodee por mar a Haití y para de inmediato entrar sus tropas por tierra y directos hacia la franja fronteriza y suplantar a las autoridades militares y aduaneras haitianas y con ello, tener de pretexto para entablar un supuesto “diálogo de reconocimiento” con las autoridades militares dominicanas apostadas en la parte de la franja dominicana que está a cargo de nuestras tropas.

En cierto sentido, lo que los canadienses buscarían es un tipo sinuoso de intervención en nuestros asuntos internos con el encubrimiento de unos primeros contactos “para forzar una ayuda humanitaria  especial”.

A todo esto, lo que más nos sorprende, es que, a este día, todavía las autoridades gubernamentales y el sector mediático dominicanos no hayan reaccionado al anuncio original de Trudeau, ese de acudir “a la protección de mujeres y niños haitianos en la frontera con República Dominicana” y lo que ciertamente es una amenaza militar y política abierta contra nuestra nación y por más vueltas que se le dé y se quisiera interpretar de otra cosa.

Pero si lo anterior no es suficiente para que todos los sectores nacionales se pongan en alerta, también hemos podido conocer, que en Canadá hay un conjunto de voces y de esas que antes hablaban de “campamentos de refugiados del lado dominicano para recibir nacionales haitianos” y quienes ahora abogan, porque para resolver la situación desde el punto de vista canadiense, se aplicara una modalidad de esa nueva corriente política que reclama la anexión de territorios de otros países y que se denomina irredentismo, pero a la inversa y como un esquema, de que como en este país hay una población flotante haitiana muy amplia, se aplique la corriente política mencionada, pero desde el lado fronterizo dominicano y aplicándose los argumentos propios de esa nueva corriente política: Étnicos, culturales, históricos o lingüísticos y para buscar los necesarios puntos coincidentes que justifiquen la arriesgada medida.

POR EL OJO DE LA CERRADURA y al ser un medio de comunicación especializado en el análisis político de Estado y cuyas credenciales están garantizadas con sus 50 años de existencia y siempre defendiendo la dominicanidad, pero sin excesos extremistas seudo nacionalistas y menos racistas, consideramos, que aunque sea por una vez, el gobierno de la República debería hacernos caso y por lo menos, averiguar hasta donde es o no cierto la alerta que presentamos y que no es una simple conjetura o suposición.

Otro punto que unimos al irredentismo, la política anticultura rusa, la denominada Cancelación, que está aplicando Occidente y con miras de que todo lo ruso e incluidos sus ciudadanos, sea rechazado por la mayor cantidad de países y personas y hasta convertir a la Federación de Rusia y sus pueblos, un paria internacional.

Sospechamos que este es el otro aspecto que está detrás del interés del primer ministro canadiense, en su “aviso” de ir “a la protección de mujeres y niños haitianos en la frontera con República Dominicana” y lo que de hecho y por ataques groseros y destemplados en el pasado y desde el mismo Caricon  así como desde Francia y procurando estigmatizar a este país y a sus ciudadanos como esclavistas y propiciadores de una especie de apartheid a lo sudafricano, nos ofrece razones más que suficientes y para entender, que de una u otra manera, la llamada “comunidad internacional" y de una vez y por todas, quiere obligar a la nación dominicana a recibir y proteger directamente a Haití y darle entrada abierta a sus ciudadanos y lo que naturalmente es absolutamente inaceptable.

Tenemos pues dos frentes internacionales abiertos y que si como nación independiente, libre y soberana, no sabemos defendernos, podríamos encontrarnos con un intento abierto para que esta nación pierda su soberanía y también su política económica. Por un lado, respecto a Haití y por el otro la influencia directa de la guerra Rusia contra Ucrania y como base de la guerra comercial de EEUU y Occidente contra Rusia y en todo lo relativo a materias primas y comercio con el exterior.

La vida de relación entre pueblos y naciones siempre está marcada por la manipulación propagandística y la publicitaria y en función de ello, de improviso pudieran surgir situaciones aparentemente inimaginables y que, por lo sorpresivas, harían quedar jaque mate a quienes se descuiden.

Al gobierno anterior le sucedió con los eventos preelectorales de la Plaza de la Bandera en el 2020 y al actual de Abinader, vemos que mucho de lo que en el plano internacional está sucediendo con el pretexto de Haití, bien que debiese entenderse como un escenario parecido al que comentamos, pero con el agravante, de que quienes quieren que carguemos con Haití para siempre, dan la impresión de venir por todas y sin importar nuestros intereses y de ahí que hablemos, de entre el irredentismo y la cancelación y Canadá de fondo. Como dominicano, quien escribe, simplemente que advierte. (DAG)