Es realmente contradictorio, como tantos dominicanos aprisionados por sus propias fallas y ambiciones políticas y estas, alimentadas por ese populismo que no permite el discernimiento correcto del porqué de determinadas políticas y la búsqueda del pensamiento adecuado que haga que la gente entienda ver la oportunidad donde otros asumen que solo hay desgracias.
Pues y poco que mucho, tales actitudes negativas han despertado cierto espíritu negativo en las viejas generaciones atomizadas por los egos y ese clima de caudillos que se niega a desaparecer y que indudablemente les quita peso y voluntad a los mejores deseos de tantos y por emprender por sí mismos las iniciativas que les hagan salir del circulo negativo de la peor de las pobrezas, la de espíritu.
Debido a ello y unido al negacionismo absoluto que tantos practican y por no querer entender que la vida hay que verla y no solo al completo, sino también dentro de un optimismo y positividad que contagie, es sin duda alguna, la razón de que esta nación, tanto camina hacia adelante en algún momento, como que luego se ahonda en un brincar atrás, propio de la inseguridad personal de cada uno.
De esa manera, no se pueden tener voluntades dispuestas a afrontar los retos y en cambio, no debe sorprender como muchos se empantanan en sus temores, cobardías y resentimientos. Y Terminando, hasta por negar su particular realidad, la que al parecer solo sabe actuar o movilizarse dentro de una ruta sombría y de dudas sobre la propia capacidad y diligencia individual.
Por eso y con un ámbito de tan peligroso estilo, la mayoría de los dominicanos se encarcelan así mismos dentro de sus propias dudas y lo que no les permite desprenderse de ese significativo peso muerto, ese que da en no creer en las propias potencialidades positivas de su nación.
Al generarse semejante circulo vicioso de perdida de confianza en el propio yo y el mismo dominicano entenderse como si realmente fuera inferior a otros seres humanos provenientes de otras naciones, es poco lo que al final y hasta ahora, la nación pueda hacer por sí misma y con miras de obtener logros y metas, que a su vez genera, que en sus propias narices, los inmigrantes constituidos en nichos económicos oligopólicos, como oligarquía y también la alta burguesía, al final pautan la vida nacional y al grado, que una fuerte mayoría de dominicanos, actúan como si fueran esclavos de aquellos que entienden “poderosos”.
Concomitantemente, semejante desvarío sobre la personalidad colectiva frustrada no ayuda en mucho y para que, en materia de recursos humanos, esta nación avance como ya debió de haber sido.
¿Significa lo anterior, que se sea un conjunto de individuos de tan baja estima, que algunos solo entiendan vivir, si sus voluntades están sujetas o dependientes de otros y en particular, si sus objetivos o referentes son extranjeros?
Si lo anterior no es así, ¿cómo explicar entonces, que la inercia como la duda sean las dos características fundamentales, de un pueblo, que en la medida que el tiempo pasa. Mayor es su certeza, de que sin una muleta que le ayude o que se conduela de sus fallas e ignorancias, no sería capaz de sobrevivir a su propia voluntad de tener una vida de esclavo emocional y dentro de parámetros de mediocridad absoluta.
Sin embargo, cuando uno se adentra dentro del alma nacional y observa con cuidado como las nuevas generaciones, no que van, sino que han dejado a un lado, los comportamientos genuflexos de tantos otros individuos sin voluntad, bien que se puede entender, que no todo está perdido y mucho menos que no haya patria.
Simplemente, está ocurriendo, que las nuevas generaciones de adolescentes, jóvenes y maduros, lejos de atemorizarse por los retos o por los acomodamientos y manipulaciones de la aparente clase gobernante que rige los destinos nacionales, están actuando con esa valentía e intrepidez, que tanto le falta a los dominicanos que se han dejado manipular por quienes como dueños de la concentración de medios de comunicación y de información de masas en pocas manos, solo entienden, que con un país de sumisos y de mentalidad esclava, es que los dueños del dinero y de las oportunidades, pueden mantener sus inmensos beneficios y canonjías y para lo cual, contando con una prensa falsa, mentirosa y entregada, solo de ese modo es que también pueden imponérsele a la generalidad.
Hasta ahora, esa ha sido la ruta que se ha llevado en los últimos doscientos años y aún así, desde hace cincuenta se ha empezado a dar el necesario como urgente despertar de nuevas generaciones no hipotecadas al pasado de ignominia en el que se ha vivido y lo que es bueno y porque habla, de que dentro de la juventud e incluidos aquellos entre 40 60 años, es donde se encuentra la simiente reparadora que hará que el alma nacional resurja dentro de la modernidad y perspectiva de futuro, que aun cuando no lo parezca, las nuevas generaciones están imponiendo.
Solo hay que ver el aspecto cultural y en el surgimiento de nuevos valores de conducción en el arte, la farándula, el cine y todo cuanto implique creatividad e intelectualidad, que impulsa nuevos valores que no temen al futuro y que es un fenómeno, que por derivación y poco que mucho, le está dando un sesgo realmente cambiante al ejercicio de la política y muy en particular a la del poder.
Viéndolo, sí que hay que decir que la nación dominicana no está atrofiada y que realmente, los nuevos valores no se circunscriben a estar y como solo se conocía, a vivir entre la desesperanza y el miedo, sino que todos ellos y sin importar ideologías, creencias religiosas o dogmas de cualquier tipo, el nuevo dominicano para este siglo, sí que sabe entender que es lo que debe hacerse para resurgir como pueblo y nación libre y soberana y dentro de un amplio espectro de regeneración de la mentalidad nacional con marcados tintes de esperanza y redención propia y dentro de un aperturista concepto de un ensayo hacia lo positivo . (DAG)
