Es muy lamentable decirlo, pero para sorpresa de muchos, no solo que el gobierno inaugurado el pasado 16 de agosto y a resultas de la nada consensuada reforma constitucional, ha sido convertido en uno de facto que pretende dirigir este país en función de los intereses de los miembros del oficialista Partido Revolucionario Moderno (PRM) y no precisamente del conjunto de ciudadanos de la nación, sino que la situación de insurrección institucional del presidente Luis Abinader contra el Estado está marcando un derrotero crítico.
Al mismo tiempo y por las fuertes luchas internas en procura de hegemonías de parte de subgrupos de poder que se disputan el favor de Abinader y quien a estas alturas, parecería que se comporta, no como un presidente de la República con un ejercicio legal y legítimo, sino que está dando visus de entenderse un primer mandatario en capacidad de insurreccionarse contra el mismo Estado y lo que de suyo es más que peligroso.
Abinader, otorga favores, dispensa privilegios, persigue a sus adversarios más duros en los medios de comunicación y hasta obligarlos a ser parte de su aparato de propaganda o simplemente, dicta la especie de orden, que dispone, que al señalado se le decrete muerte cívica y a lo que una prensa complaciente accede de inmediato.
Afectándose de esa manera, los derechos civiles y políticos y humanos incluso, de quienes son víctimas de ese acorralamiento por el poder, constituyendo en la práctica el ignominioso nicho de ciudadanos a los que su gobierno les niega derecho a disentir o juzgar sus políticas, rechazándolos de plano.
Para colmos y por este ejercicio continuo de 63 años de variables de democracia autoritaria, y en la que los principales aliados son los ricos grupos económicos y financieros, que de hecho se han constituido como los privilegiados del poder, millones de dominicanos han sido convertidos en reos de la dictadura mediática más excluyente y esclavos de hecho, de quienes les emplean en sus empresas, negocios y fábricas y quienes como terrible alta burguesía, se reparten impunemente las riquezas de la nación así como que controlan totalmente la vida económica.
Ante semejante poder concentrado de todas esas facciones de poder, manipulan a su vez y desde sus medios a la universalidad de los dominicanos y ahora en particular, a los cuatro millones de dominicanos entre los 15-25 años a quienes se les controla via los lupanares mediáticos en las redes sociales, mientras a una proporción de otros millones de dominicanos y mediante la más radical inversión de valores morales y acentuado con la diabólica campaña de racismo puro, fabricando como enemigos a los nacionales de la República de Haití y que son los factores, que han permitido que el grueso de la población no se dé cuenta de qué es lo que realmente está sucediendo en este país y por qué el poder incentiva, la corrupción de costumbres, el robo en la cosa pública, la amoralidad extrema y las muestras más desvergonzadas de prostitución y en todos los aspectos de la vida nacional.
De esa forma, al dominicano se le ha secuestrado y vetado su derecho a opinar, al tiempo que la concentración de medios en pocas manos, en donde diez individuos de la alta burguesía son los dueños de todos los medios de comunicación escritos y que, de 321 radioemisoras y televisores, 121 pertenecen a dos personas, logrando ese nicho de capitalismo salvaje, que una fuerte mayoría nacional, renuncie a tener calidad de ciudadanos y para que en su lugar, convertirse en siervos prostituidos y sumisos de los que mandan.
Semejante situación absolutamente ilegal como ilegitima es el factor preponderante que ha prostituido al periodismo y por ello es por lo que la nación no cuenta y como era entre el 1966 y 1978, con una mayoría de periodistas y comunicadores o productores de programas de radio y televisión moralmente serios y mucho menos en internet, donde una gran mayoría de deslenguados y descerebrados analfabetos funcionales, está al servicio de toda esa burguesía, que, con su poder concentrado e impune, tiene ya fuertes ramificaciones y en sociedad abierta con grupos de células del narcotráfico.
Una parte, con base operativa en el trasiego de drogas desde esta nación hacia Europa y EEUU y con aeropuertos que fueron expresamente diseñados para tal efecto y otra, dueña de los canales de distribución de dinero del lavado de activos proveniente principalmente desde EEUU y Europa que inunda el sector construcción, así como el turístico y ni hablar del financiero.
Es decir, parecería, como si todo un amplio grupo de corsarios y piratas modernos tengan un control tan amplio y hasta “diversificado” de la vida nacional, que unos y otros tienen sus ramales de sicarios de gatillos alegres o los otros nuevos de sicarios difamadores del sector mediático.
Para más pena, las instituciones tutelares han sido penetradas y desde sus mandos más altos y ni hablar de la policía, que es lo peor de lo peor en materia de crimen, dolo y corrupción, por una ola de corrupción a gran escala que tiene su mayor expresión en ese terrible mercado de trata y tráfico de personas vía la frontera común con Haití y ahora, agravándose al estallar la guerra entre grupos de data e inteligencia del sector público y en especial de “alianza pública-privada” y cuyo objetivo es crear una instancia supra Estado por la cual, la vida nacional quede totalmente atrapada y secuestrada.
Sobre este particular, ya se conoce que son siete los individuos que trabajan sus redes de espionaje “a destajo” y quienes quieren ser parte dominante del sector, que por un lado y para sorpresa de todos tiene la DNI y el sector seguridad del Banco Popular y ambos con un aliado sorpresa, el nicho que se está creando en Indotel, mientras de contraparte, otro grupo civil y militar propiciado desde el ministerio militar y hasta hace poco protegido por la “unidad civil de persecución y derribo” del expresidente Hipólito Mejía, a quien el mismo presidente Abinader le otorgó el control de medio gobierno y que como producto de la “reforma constitucional” no consensuada, Abinader se ha limitado su vida política hasta no más allá del 16 de agosto de 2028.
Téngase en cuenta, que al cometer semejante error estratégico de principiante, Abinader ha cometido el mayor desliz de su vida pública, pues sencillamente se ha auto descalificado y excluido y con esa decisión tan absurda, perdiendo el control del Poder Legislativo y que al tener un Poder Ejecutivo fraccionado, entonces se verá y lo que explotará a mediados de 2026, que él mismo presidente en ejercicio ha quedado atrapado en manos de por lo menos dos expresidentes, Mejía y Danilo Medina, en tanto el otro, Leonel Fernández y jugando a maquiavélico, solo aguarda que se pudiera producir una interrupción o cese del gobierno y para ver si sus contactos entre la burguesía y el alto comercio le facilitan las cosas para retornar al poder. Pero una cosa es lo que piensa el burro y otra quien lo monta y ya se verá el surgimiento de un líder vengador y tanto civil o militar.
El panorama nacional entonces, no es nada halagüeño y sí altamente volátil como peligroso y de desquiciamiento total, si en esta situación, Haití pasa de estado fallido a uno bajo fideicomiso internacional y los grupos pandilleros financiados por haitianos en EEUU y Canadá y con apoyo político táctico en Bruselas y con las agencias de la ONU operando en suelo dominicano favorecieran la anarquía total y le dieran una vuelta al trompo intentando invadir territorio dominicano o hacerlo en base a crear base de operaciones de sus facciones terroristas, apoyadas por haitianos indocumentados.
Desde luego que son más que alarmantes las amenazas que todas estas situaciones representan para la nación dominicana y para mayor desconcierto, con un presidente Abinader que se encuentra atrapado y sin salida con un gobierno ahora compartido no solo con el PRM y sí con la alta burguesía está controlando fieramente medios y mecanismos de espionaje, todavía trata de arriesgar más la perdurabilidad de su régimen, al estar actuando tal como si realmente, él pudiera creer, que su peligrosa jugada de insurrección institucional contra el Estado, le pudiera salvar del atolladero, que por su mala cabeza, está metido.
De ahí que advirtamos, sobre esas peligrosas concentraciones de medios de comunicación y grupos de data e inteligencia en pocas manos, que hacen del Estado uno e inoperante y que se ha vuelto contra los ciudadanos dominicanos. Con Dios. (DAG) 30.10.2024