Ese estallido discurso de odio contra haitianos y opositores no es y decididamente, la mejor carta de presentación que esta nación puede y debe exhibir

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Durante el lapso por el que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) de tiempos de la Guerra Fría (1978 a 1986 y luego 2000 a 2004) gobernó a este país, los dominicanos y como nunca fuimos acosados por el más terrible discurso de odio que hasta entonces se había conocido y por ello, la República debió de pagar y caro, el terrible mecanismo de disociación del sentido común y de afectación absoluta al derecho de cada uno a pensar de forma distinta.

Básicamente por esa inconducta, los seguidores del PRD vieron como la nación rechazó su discurso tan radical y divisionista y al extremo, de que el PRD debió de quedar fuera del poder, hasta que en el 2020 y ya con el nuevo nombre de Partido Revolucionario Moderno (PRM) y por el renacimiento en la confianza popular, motivado por su candidato presidencial, Luis Abinader, logró recuperar el poder aplastantemente.

Sin embargo y por lo que se está viendo, parecería que los antiguos perredeístas han vuelto a las andadas y por todos lados vemos como se presenta ese terrible discurso de odio contra la población haitiana flotante, de la que el 85 por ciento de sus miembros es parte de la masa laboral del campo, el turismo y la construcción preferentemente.

Al mismo tiempo que desde el partido oficial se ha desatado un discurso endiabladamente de odio contra los dominicanos que no piensen igual que los oficialistas del PRM y llegándose ya a una situación tan radical en la exposición de ideas y promoción de prospectos de candidaturas para los comicios de mayo de 2024, que parecería que los únicos que podrían tener derecho a expresarse son los partidarios del gobierno y en particular los del PRM

Simplemente, la intolerancia más fuerte ha sido desatada y lo que cada hora se comprueba con las emisiones de pura noticias falsas y post verdad, que un batallón de bots y voceros desatados de comunicadores agentes políticos propagandísticos del PRM tratan de controlar a las redes sociales, ahora convertidas en las bocinas más radicales y mentirosas que nunca.

La situación es tal, que poco que mucho, hay personas de clase media y ciudadanos de a pie, que temiendo lo peor en materia de descalificaciones desagradables y por su "pecado" de pensar distinto y disentir del discurso  perremeísta, han empezado a dudar de si valdría la pena tratar de llevar y sostener sus opiniones y no solo desde las redes sociales sino también desde las cuentas en twitter, Facebook e instagran y por la avalancha insensata del terrible discurso de descalificaciones que ha sido puesto a correr.

Y ello y por más que se siga lo contrario, no es libertad de prensa, ni de opinión y menos de disidencia y sí un discurso apocalíptico enormemente violento que no ayudará en lo absoluto y de continuar la catarata de improperios y groserías, a que la paz pública e igual la social puedan ser mantenidas.

¿Quién ha dicho que porque un grupo de funcionarios del gobierno anterior y por aparentes actos de corrupción a investigación del ministerio público que persigue los delitos de corrupción, haya que insultar y descalificar y enterrar el derecho a que a esas personas ahora realmente cuestionadas por hechos de administración desconcertantemente escandalosos, haya que negarles su legítimo derecho a entendérseles inocentes, en tanto no haya una sentencia de la cosa irrevocablemente juzgada que los califique de culpables?

¿Cómo es posible que la senadora del PRM de apellido Raful, utilice su curul para emitir una soflama hiriente y descalificando a esos imputados y al partido que los identifica y como ratas, cuando se supone que esa persona y solo por ser mujer, no debería mostrar un lenguaje nada impropio ni vulgar?

Comprendemos, que desde que ayer y extraoficialmente se abrió el terrible periodo pre electoral, en el que todos los políticos y propagandistas mediáticos y con muy pocas excepciones, utilizan un lenguaje extremadamente vulgar y de odio, que los jefes de la partidocracia ya debieron de haber prohibido y que sucede, porque de aquí a abril del año que viene, los políticos han entendido que hay un todo o nada de radicalismos, desvergüenzas e insultos contra el contrario y que de seguir generará una formidable crispación de gran odio latente que le hará un daño terrible a la paz social.

Lo mismo o peor va con relación a la población haitiana y esa terrible campaña de odio enfermizo en la que está metido de lleno la directiva del Instituto Duartiano y todo un grupo de sectarios radicales en las redes, que entienden o asumen, que ante lo que llaman “ocupación haitiana” y al describir a una probable población flotante haitiana cercana al millón de personas, parecería que estuviesen decididos  a llevar a este país a una especie de guerra civil y que de suceder, no es verdad que sus familiares en la nación transfronteriza de la nuestra podrían quedarse con los brazos cruzados.

Solo pensamos si algo semejante ocurriera en EEUU y Puerto Rico con los casi de tres millones de dominicanos que viven allí y de los cuales, no menos de 800 mil son indocumentados y el resto, estadounidenses de primera y segunda generación de origen dominicano o residentes dominicanos legales y desde aquí viéramos y espantados, como en el país del norte se presentara la más terrible campaña de odio contra lo dominicano. ¿Nos quedaríamos sus parientes y amigos de brazos cruzados viendo como contra ellos se desata semejante persecución? Pues la misma reacción habría que esperarla de los haitianos en sentido general y si ven que aquí hay un abusivo e hiriente discurso de odio contra lo haitiano.

Por eso demandamos un alto en la desatada campaña de odio y sabiendo que el único que puede y debe pararla en seco es el mismo gobierno nacional y en concreto el propio presidente Luis Abinader y a quien apelamos que lo detenga decididamente. Y por lo que decimos, que ese estallido de discurso de odio contra haitianos y opositores no es y decididamente, la mejor carta de presentación que esta nación puede y debe exhibir. (DAG) 12.04.2023