La incorporación de drones para automatizar ciertas labores agrícolas como la siembra de semillas en los campos, la fertilización de cultivos y su posterior fumigación se ha convertido en una innovación exitosa que está ahorrando tiempo, dinero e insumos a quienes deciden hacer la inversión.
Desde la llegada del primer dron agrícola a la República Dominicana en el 2016–un modelo DJI Agras MG1– hasta la actualidad –en los que han ingresado al país modelos más sofisticados, como las líneas T70 y T100 de la misma marca–, 148 productores ya vuelan drones en sus fincas agrícolas, teniendo una alta demanda para cultivos como el arroz, los plátanos o la caña de azúcar.
Así lo aseguró el presidente ejecutivo de la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), Osmar Benítez. El agroempresario, quien ha sido pionero en el uso de esta tecnología, aseveró que redujo de 15 días a apenas un día el tiempo de fumigación de su finca de plátanos de 1,514 tareas.
Además, lo que antes necesitaba de la intervención de ocho trabajadores, ahora solo requiere de un joven que pilotee el dron sobre la finca, sustituyendo así a empleados no calificados y minimizando los costos.
«¿Cuáles son las bondades de estos equipos aéreos no tripulados? Uniformidad, tiempo, eficiencia en la aplicación (del producto), (menores) costos y precisión», enumeró.
Ventajas en su uso para la caña
El ingeniero Juan Isidro Medina, administrador del Ingenio Porvenir, coincide. La central azucarera dispone de tres drones de la marca HT F72 que han podido cubrir un área de hasta 1,100 tareas diarias, sustituyendo el trabajo de 200 hombres y representando un ahorro del 35 % en los jornales que se le pagaría.
El fabricante de esta marca indica en su página web que el modelo HT F72 tiene capacidad para rociar productos agroquímicos entre 28 y 30 hectáreas por hora, equivalente a 448 tareas por hora, unas 3,584 en ocho horas.
Medina afirma que otra de sus ventajas es que el suelo no se estropea, ya que el uso de tractores pisa y acuesta la caña. También es más exacto, porque funciona con un mapeo satelital y cuando tienen que recargar el líquido, retoman el trabajo «en el punto preciso en que lo dejaron».
El ingenio planea utilizarlo en la próxima zafra para aplicar madurantes, unos químicos que mejoran la concentración de sacarosa en la caña.
Medina asegura que actualmente están trabajando con drones en control de maleza y en fertilización los ingenios del Central Romana, Cristóbal Colón y la empresa Alcoholes Finos Dominicanos.
¿Son asequibles?
Como es de esperarse, esta tecnología requiere de una importante inversión para obtenerla. Dependiendo el modelo, un dron puede costar entre 12,000 y 13,000 dólares, sin contar con accesos indispensables como baterías, cargadores o tanques adicionales según la necesidad de productos.
Si se compran varios de estos artículos, incluidos generadores eléctricos específicos para cargarlos, y así tener un equipo «más completo», el precio se elevaría hasta 32,000 dólares.
Sin embargo, Benítez precisó que la JAD ha podido negociar con el Gobierno y las compañías que lo importan para reducir el precio lo más posible para los productores.
Desde el 2024, estos productos están exentos de impuestos, lo que antes representaba hasta el 40 % del costo total a pagar para obtenerlos.
Se pueden alquilar
Quienes no pueden comprarlo también tienen la opción de aluilarlo.
Eso fue lo que hizo el Ingenio Porvenir para poder esta tecnología a su producción. Los tres drones que alquila el Ingenio porvenir cuestan 17,960 dólares cada uno, lo que saldría a un total de 53,880 dólares –3,329,946 pesos a la tasa de cambio actual–.
«Una empresa nos da el servicio y a otros tres ingenios azucareros, porque nos sale más cómodo. No tenemos que invertir en el dron, no tenemos que tener personal técnico, no tenemos que andar con pilotos, y ellos hacen el servicio completo», dijo Medina.
En la actualidad, el país cuenta con cuatro empresas registradas que se dedican a ofrecer estos servicios, subrayó el presidente ejecutivo de la JAD, quien resaltó que cuentan con un costo de fumigación de entre 70 a 90 pesos por tarea, lo que sigue siendo mucho más barato que lo que se debe pagar a un trabajador para que realice la misma labor.
Los retos
Capital humano y repuestos
El uso de drones agrícolas en las fincas también cuenta con otros dos retos importantes: la necesidad de capital humano especializado en pilotear estas aeronaves no tripuladas y el garantizar la disponibilidad de piezas de repuesto.
Para el primer caso, la JAD creó la Academia DJI, que ofrece cursos para hasta 15 jóvenes por sesión de distintas provincias del país que, una vez formados, reciben una certificación y una licencia de operación avalada por el Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC), por lo que culminan contando con todas las regulaciones de ley. Para lo segundo, la compañía DR From Sky está habilitando un inventario con los principales repuestos que puedan necesitar los agricultores por si se dañan alguna pieza de sus drones o estos necesitan reparación. Se está gestionando que estos repuestos también ingresen al país libres de impuestos. (DL-idlc /OJO-jj)