Hoy Europa y a propósito de las elecciones parlamentarias italianas, se enfrenta a sus propios y ridículos miedos porque la izquierda sea derrotada abrumadoramente frente a una derecha victoriosa, satanizada en extremo luego de la segunda guerra mundial

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Los políticos europeos, hijos fundamentalmente de aquel europeísmo más marxista que conservador de centro, que luego se revirtió bajo las etiquetas mercadológicas como socialdemócratas, socialcristianos, comunistas y europeístas y todos, más marxistas que centristas y habiendo coincidido en satanizar todo lo que fuera gobiernos, ideas o políticas de derecha, de golpe y como producto de su cortedad de miras, han caído en la, para ellos, inquietante situación de una vuelta a la que llaman histéricos, “de extrema derecha”.

No solo que para nada aceptan que debieron hace rato hacerse su propia autocritica y a partir de la misma reevaluarse dentro de un concepto de critica a fondo que no dejara títere con cabeza, y tratando de disimularlo, no hayan qué hacer para lograr que ese peligroso 40 por ciento de abstencionistas irritados con sus formaciones políticas tan desacreditadas, pudiera marcar el tiempo para que la alianza de tres partidos de derecha y como se espera, impulsen ese 20 por ciento del electorado que tienen a su favor y  a un nivel tan masivo, que fácilmente, tanto la fuerza política  Hermanos de Italia (FdI) e igual la ultraderechista de Matteo Salvini, más la conservadora Forza Italia (FI) que al final de la jornada, sean los grupos políticos ganadores y con derecho a formar un apabullante gobierno de derechas, que dicho como los “izquierdistas” europeos se expresan de sus contrarios, parecería que al ocurrir se iniciara el fin del mundo.

En realidad, y en lo atinente al electorado italiano y si recordamos como el dictador Benito Mussolini fuera asesinado por los herederos de los grupos comunistas y fascistas de la Primera Internacional (La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) aquel magnicidio no fue perpetrado por el pueblo italiano, sino por quienes, al no salir airosos de la contienda bélica, entendieron que su único escape y para procurar su resurgimiento político, era ir en pos de europeístas de origen comunista y más concretamente estalinista.

De esa manera y por más de 106 años, hasta llegar a la década de los años setenta, el eurocomunismo y principalmente el comunismo italiano de Enrico Berlinguer debió de adaptarse a una nueva realidad y dentro de un país, en el que por la determinante influencia del Vaticano y el concepto de supervivencia del italiano y en particular el de provincias, la tendencia normal del electorado era más cercana al Vaticano y a su corriente política el socialcristianismo.

Aun así, el nacimiento del concepto eurocomunismo para 1977 y con la bendición de Berlinguer, Santiago Carrillo en España y Georges Marchais en Francia y en lo que tiene que ver con Italia, significó la creación del más importante partido de izquierdas que se hubiese conocido. En resumen, el eurocomunismo no fue más que la separación de los comunistas europeos del comunismo soviético y a partir de ahí crear sus propias banderías adaptadas a los intereses de sus respectivos países y dentro de un concepto europeísta ideológicamente mucho más amplio que aquel otro, que motivó, primero las alianzas europeas de orden económico sobre el carbón y que luego diera paso a la unidad geopolítica conocida ahora como Unión Europea.

Sin embargo, lo que en sus inicios pareció un paso políticamente prudente y sensato de supervivencia, terminó siendo una copia más, del viejo totalitarismo fascista reconvertido en neonazismo, que a tantos europeos todavía ilusiona y en particular a lo peor del alma nacional ucraniana.

Y ahora caemos y después de tanta anarquía política italiana, en ese sentimiento tan amplio de frustración del votante italiano y el que cansado de los viejos dogmas y ahora con los nuevos aires “populistas” que el papa Francisco ha llevado al Vaticano, el resurgir de la derecha pura y simple y sí con determinados matices, pero no con la estructura homogénea, por lo menos a este día, que hiciera posible un sistema de gobierno de derecha de largo plazo.

De ahí, que el factor geopolítico, acicateado por una Federación de Rusia enfrentada a la UE y por lo tanto a EEUU y Reino Unido y estos, con la etiqueta de Occidente a propósito de la guerra Rusia-Ucrania y del otro lado, los ejércitos pantalla de la OTAN (algo así como un ejército estadounidense al revés) tratando de aprovechar el clima bélico para poner de rodillas a Europa, beneficiar a EEUU y ver si la suerte les acompaña tratando de desaparecer a la gran nación eslava, ha dado como resultado político inmediato, una conjunción de intereses favorables a Rusia y la que de ganar hoy la derecha en Italia,  se augura la quiebra de la alianza europea respecto a al paquete absurdo y estúpido, de ocho sanciones económicas a Rusia que se han revertido contra Europa y el mundo y por consiguiente, una Italia previsiblemente fuera de la Unión Europea y liderando un grupo de naciones que van desde Hungría a Serbia y todas de fuerte matiz, más de aceptación de relaciones plenas con Rusia que con Occidente.

De lo anterior suceder y dado que no vemos que la situación electoral pudiera dar un vuelco a favor de la desacreditada izquierda populista, de golpe, el equilibrio de poder de Occidente quedaría tan fraccionado, que habría que hacerse un replanteo de como serían las relaciones entre todos los europeos y estos frente a Rusia y EEUU y que a nuestro modo de entender el actual ajedrez geopolítico, podría darse un acercamiento EEUU-RUSIA y como freno, a una Europa, que entre desorientada y estando entre la espada y la pared, más significaría un problema de no fácil solución si hay una guerra de por medio para las dos grandes potencias, que ya mismo, no quieren ninguna de las dos, una escalada en la fase bélica que arrastre hacia un desastre nuclear programado y de orden regional.

Por supuesto, realmente estamos especulando, pero como la cabeza no se ha hecho solo para peinarse y sí para pensar y frente a la necesidad inmediata de que hay que buscar una salida entre honrosa y llamativa para parar la guerra, que desde República Dominicana emitamos nuestro parecer y no solo como ejercicio mental y sí de sentido común.

Por eso buscamos un punto intermedio de debate y reflexión y ya que damos seguro que podría darlo el terremoto geopolítico en ciernes y en razón a los resultados de las elecciones italianas de este domingo y advirtiendo que hoy Europa y a propósito de las elecciones parlamentarias italianas, se enfrenta a sus propios y ridículos miedos porque la izquierda sea derrotada abrumadoramente frente a una derecha victoriosa, satanizada en extremo luego de la segunda guerra mundial y muy capaz de todo y si la dejan. ¡Son tantas las cuentas pendientes! (DAG)