Más de 20 mil empleados como mano de obra en la construcción y derivados fundamentalmente, se encuentran sometidos a la más dura extorsión por parte de responsables de personal de campo y secretarias y a espaldas de las empresas constructoras, quienes, al delegar, sus ejecutivos asumen que sus subalternos harán las cosas como Dios manda.
Todo empieza, desde el momento que algún presidente de empresa constructora le concede a algún oficial militar superior la contrata de “seguridad” y para que este proteja y asegure sus intereses.
A partir de ahí y bajando en la cadena burocrática, los supervisores y empleadas de secretaría y auditoría, generan el esquema de quedarse cada mes con los salarios de los trabajadores o con una parte y bajo amenaza de que, si protestan, “iré donde el jefe y haré que te despidan”, en base a tal amenaza, gente que está desesperada por trabajar, tiene que morderse los labios y aguantar como Dios le ayude.
A la mayoría, ni se les ocurre acudir donde algún inspector del ministerio de trabajo o de Salud Pública, cuando se trata de la comida que sirven -basura absoluta- y la que generalmente gestiona un supervisor colocando a un favorito -también militar- quien reduce el presupuesto asignado a la mitad y al extremo, de que tampoco cumple con la orden de subcontratar un negocio de comida y en su lugar coloca a alguien, que en las oficinas de la misma empresa se encarga de confeccionar la basura que se les da como comida a los empleados de campo.
Descontentos ha habido y muchos y en algunos casos, a punto de llevar a la posibilidad de paro y como ocurrió recién en el proyecto residencial Ciudad la Palma, donde los abusos que perpetraba la subcontratista seguridad Guardoca contra sus empleados, llevaron a la empresa matriz del Grupo Punta Cana y al enterarse, a cesar los servicios y buscar en alguna empresa reconocida mejor eficacia y trato.
Igual está sucediendo en otras empresas constructoras como Alta Vista Villas donde igual pésimo trato reciben los empleados a cargo de la seguridad y de parte de sus supervisores, por lo que se está generando un “mar de fondo” que cualquier día podría estallar.
Allí se está llegando al grado, de que hay supervisores de campo que hasta acosan a la empleomanía y sin importar sexo y llegándose a la barbaridad, de que los obligan a dormir en cartones en las viviendas que construyen.
Realmente, lo que hay, es un trabajo esclavo clandestino e ilegal que no tiene punto de comparación y del que, cuando se denuncia, la misma ciudadanía no da crédito y no cree lo que se revela.
Todavía más, los perjudicados han llegado a buscar el auxilio de medios y periodistas, pero la mayoría se resiste a hacerse eco y por aquello de que supuestamente “no se puede perjudicar el turismo”, En este aspecto, los medios de la familia Rainieri o su periódico Diario Libre, son “tímidos” en hacerse eco de estas denuncias.
Mientras tanto, el trabajo esclavo clandestino, prosigue a toda marcha y por lo que hemos indagado, afectando a más de 20 mil obreros y empleados de las empresas constructoras de proyectos residenciales, turísticos y empresariales, cuyos ejecutivos y esto hay que recalcarlo, parecería que ninguno conoce de la mala práctica de sus subordinados, generándose de ese modo una explotación vil que abarca hasta 20 millones de pesos de extorsión en salarios en todo tipo. (DAG-OJO)
