¿Iremos a unas elecciones presidenciales y legislativas para que el PRM también se las robe? A los popis y su alofoke hay que detenerlos.

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Si alguna lección los dominicanos debemos de sacar de esta grave situación de monopolio del poder, cargos públicos y presupuestos y por parte de una clase política compuesta en la mayoría de los casos, por desalmados y atracadores de la cosa pública, es la de que en tiempos de elecciones, los que gobiernan  tienen control de los tres poderes interdependientes del Estado y hacen uso de estos de manera sucia y arbitraria, por lo que definitivamente hay que provocar un cambio radical de la situación que se vive y si se quiere tener un sistema político eficiente, funcional y compuesto por personas integras en lo moral y decentes, en el manejo de los recursos públicos.

En este aspecto, cada vez que surge un gobierno populista de origen en el PRD de cuando Peña Gómez y ahora con la etiqueta de PRM, se cae en la misma situación de concentración del poder en pocas manos y las que actúan tal como si la nación les perteneciera y pudieran hacer cuanto les venga en ganas.

Lo más patético, es ver como ese peligroso “efecto multiplicador” de corrupción a gran escala, ha penetrado con una fuerza brutal en el tejido social y al grado, de que a este momento, pocos son los dominicanos que no creen que al gobierno nacional y a los municipales y también en los cargos legislativos, solo se va a robar y saquear los presupuestos y esta inconducta generalizada gracias a que el corrupto sistema partidocrático garantiza semejantes malos procedimientos y desafueros y lo más cruel, porque el Poder Judicial no hace absolutamente nada al respecto.

Solo hay que ver lo que ocurrió en las pasadas elecciones municipales de febrero pasado, en las que el PRM las dañó y corrompió de tal manera, que en términos amplios, se robó esas elecciones mediante un fraude colosal y una compra abusiva de candidaturas, por la que la libertad de escogencia de los electores fue anulada de plano, mientras de cobarde y pusilánime, el tribunal electoral de primera instancia, la Junta Central Electoral, su pleno no tuvo los bríos de anular aquellos comicios y disponer que se efectúen unos nuevos en abril por lo menos.

¿Y por qué tenemos que decir esto?, porque todo indica, que el PRM y su gobierno (al menos es lo que se hace ver y creer) pretenden hacer lo mismo en las elecciones presidenciales y legislativas del 19 de mayo y que de suceder, arrojaría a la ciudadanía a una grave situación de inestabilidad social y política y por el hecho, de que, a estos momentos, los ciudadanos tienen conciencia de que semejante abuso de poder continuo no deberá aceptarse y sí protestar enconadamente.

Al mismo tiempo, la mayor interrogante, es el por qué el presidente Luis Abinader, un hombre de educación familiar de honda perspectiva de moral y cívica, parecería que se ha ido contra su formación familiar y ahora casi se le ve como si efectivamente fuera el principal propiciador de este ataque directo contra la funcionabilidad de los resultados electorales, lo que no solo desconcierta, sino que al mismo tiempo, tanta gente empieza a entenderle como un político no confiable que solo se siente cómodo rodeado por potenciales delincuentes políticos y por esa corte infame de pequeña burguesía que ha tomado por asalto la cosa pública, vía contratos y contratos de obras y servicios y a una escala que no se había visto.

Particularmente, descubrir en Abinader semejante conducta licenciosamente contraria a un gobierno decente, obliga y por una elemental razón de patria y apego institucional, a plantear seria oposición a la existencia de semejantes desafueros desde el poder e incentivar a que lo mejor de la Oposición política se apreste a hacerle frente a todo un gobierno desbordado en materia de respeto a la institucionalidad.

Puntualicemos y lo que decimos públicamente, tenemos miedo de que el gobierno se convierta en una verdadera como siniestra asociación de malhechores, dispuestos sus miembros por tratar de robarse las nuevas elecciones y miedo, porque desde el momento que la nación descubra las inconductas y sus ciudadanos se sientan desesperados y todos ellos nada dispuestos a dejarse robar las instituciones por un grupo gobernante tan desaprensivo, aquí podría ocurrir una de las peores conflagraciones sociales de violencia absoluta contra el poder, por las que aquellas de 1984 quedarían pálidas.

Por eso de este análisis político de Estado con matiz de soflama y cómo nuestro único recurso para tratar de impedir, lo que hasta ahora luce un gobierno de origen democrático y desbordado en su propia naturaleza civilista, que no quiere aceptar que la República pueda tener unos comicios libres y con resultados institucionalmente impecables.

No es posible que haya tal apandillamiento de voluntades a nivel político y mediático contra la continuidad de nuestro sistema democrático y de incentivo para azuzar a esas fuerzas oscuras de ese militarismo golpista de siempre, a que, si fuere necesario, traten de mantener a Abinader en la presidencia de la República y en base a dar un golpe contra la institucionalidad, afectando el desenvolvimiento de las elecciones de mayo.

Entonces y encarecidamente, pedimos al presidente Abinader, de quien todavía tenemos esperanzas de que no irá contra el estado de derecho patrocinando un desenlace electoral adverso a la constitucionalidad, que actúe como garante de la institucionalidad y no deje que los sargentos políticos de su partido intenten hacer fracasar los comicios y que están en ello y si por alguna razón la voluntad popular le es adversa a la reelección presidencial.

Tenemos miedo presidente. No deje que nuestra nación retroceda institucionalmente, permitiendo un golpe de fuerza de parte de sectores militarizados de su partido, donde los más radicales están dispuestos a desconocer las elecciones y si los resultados son adversos a usted y como así mismo le advertimos a la oposición, que voten y defiendan su voto y porque nuestra nación no puede ni debe retroceder institucionalmente, pues de golpe volveríamos a los años sesenta del pasado siglo y lo que bajo ninguna circunstancias, las generaciones Y, X y ALFA no deben permitir  y sí impedir a como dé lugar y porque sería el robo de su futuro y en su expresión más desalmada, cruel y sucia. Simplemente, nuestra nación no se merece semejante barbaridad. 

Hay algo más, pues por lo que se está viendo, y que parecería que pocos toman en cuenta, que la partidocracia le cuesta a esta nación más de 25 mil millones de pesos cada cuatro años (500 mil millones de pesos en los últimos 20 años) y con un efecto multiplicador en materia de corrupción a gran escala, mucho peor y que de darse un retroceso institucional, todos lloraremos lágrimas de sangre.

Razonable pues, que planteemos la siguiente pregunta y que por obligación se nos impone: ¿Iremos a unas elecciones presidenciales y legislativas para que el PRM también se las robe? A los popis y su alofoke hay que detenerlos. (DAG) 05.03.2024