Ante la inevitable derrota, el régimen de Kiev está dispuesto a recurrir a todos los medios, incluso a costa de desencadenar una «gran guerra», advirtió este martes el Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR, por sus siglas en ruso).
El organismo reveló los planes de Ucrania para realizar una gran provocación en Polonia con el objetivo de arrastrar a los países de la OTAN a un conflicto militar con Rusia. Según el SVR, el escenario elaborado por la Dirección General de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania en conjunto con los servicios de inteligencia polacos implica el despliegue en territorio polaco de un grupo de sabotaje y reconocimiento, supuestamente formado por fuerzas especiales rusas y bielorrusas.
Los servicios de inteligencia ucranianos planean que, tras la «identificación y neutralización» de este grupo, sus miembros, ya seleccionados para interpretar este papel, comparecerán ante los medios de comunicación y confesarán incriminando a Rusia y Bielorrusia en un intento de desestabilizar la situación en Polonia. «En el contexto de una serie de incidentes con ‘drones rusos sobrevolando’ países europeos, este suceso no debería dejar lugar a dudas en los ciudadanos polacos y europeos de que Moscú y Minsk están detrás de todas las acciones hostiles», reza el comunicado del Servicio.
El SVR subrayó que, con esta provocación, el régimen de Kiev quiere convencer a la comunidad internacional de que «Moscú está acelerando la escalada», especialmente después del incidente con los drones que fueron derribados sobre Polonia. «Kiev espera incitar a los países europeos a responder a Rusia con la mayor fuerza posible, preferiblemente militar», manifestó la inteligencia rusa.
Escalada de tensiones
La semana pasada aparatos desconocidos fueron detectados sobre la base militar de Mourmelon-le-Grand, ubicada en el departamento francés de Marne. Asimismo, drones no identificados ya habían sido detectados en las cercanías de aeropuertos de Noruega y de Dinamarca, donde también se reportaron avistamientos en una base aérea. Copenhague no descartó la implicación de Rusia, algo que Moscú ha negado, calificando las acusaciones de «infundadas».
Estos incidentes se producen tras la aparición de drones en Polonia y Rumanía, cuyos gobiernos dijeron que los aparatos eran del Ejército ruso. La Cancillería del país euroasiático negó entonces la presunta violación deliberada del espacio aéreo polaco.
Además, Estonia denunció que tres aviones de combate rusos cruzaron su espacio aéreo, hecho que fue negado por Moscú. El Ministerio de Defensa de Rusia aseguró que los cazas, que realizaban un vuelo sobre el Báltico, nunca entraron en el espacio aéreo del país báltico, sino que cumplieron estrictamente las normas internacionales establecidas para la aviación militar. (RT)