La estrategia que sigue el reeleccionismo constitucional es el correcto: Apabullar a sus adversarios y reducirlos a la nada

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Se puede o no estar de acuerdo con los pasos que el gran movimiento releccionista constitucional está llevando a efecto y como demostración evidente de ese tácito apoyo popular a favor del presidente Luis Abinader y su partido el Revolucionario Moderno (PRM) y que exhibe tan firmemente.

Pero hay una realidad innegable, que si en el gobierno no se le lanzan a la cabeza de los principales partidos opositores y haciendo que la nación conozca o recuerde los hechos repudiables de inconductas administrativas y corrupción a gran escala que desde el 2004 al 2020 fueron cometidos por las dos administraciones del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y al mismo tiempo no define un accionar político de rescate de un  nuevo concepto de hacer política desde el poder y en base a darle paso a las nuevas generaciones, realmente no tendría posibilidades abiertas para pretender continuar en el poder.

¿Y debido a que el oficialismo debe y tiene que tomar estas imprescindibles medidas de salvaguarda? Por su propia realidad en cuanto al partido que le representa y los otros de alquiler que le acompañan, los que en esencia, tienen un componente humano proveniente de todo el sector oposición y en el que hay “graduados universitarios” en materia de trata y tráfico de tránsfugas, que si en el Gobierno desde ahora no toman medidas, esto podría convertirse en el arma oculta que la oposición tiene para hacer que Abinader fracase y no haya continuidad.

Si esta realidad se toma en cuenta y los estrategas que rodean a Abinader no caen en la necesidad de romper por su frente, apartando las frutas podridas, que como lastre han hecho que casi sin que muchos se den cuenta, perturben u obstaculicen la buena marcha de la administración, sería casi seguro, que, a la vuelta de la curva final de cara a la carrera electoral, el gobierno sería el primero que se quedaría asombrado de encontrarse con que pudiera perder los comicios.

En este aspecto, Abinader y su gente y el clan familiar, deberían de recordar, que si en el 2020 ganaron las elecciones, fue por el hecho decisivo de la criptica situación generada por la sorpresiva suspensión de las elecciones y que a ojos de la población se entendió, que la medida, que era de atribución y responsabilidad propia del pleno de la Junta Central Electoral de aquellos momentos, fue una, hija del gobierno peledeísta y lo que no fue así y por esa percepción y la que fuera bien aprovechada por los periodistas propagandistas allegados al PRM, es que ahora Luis Abinader es el presidente de la República y el exitoso político joven que se ha mostrado con gran diligencia.

Aquel día de la suspensión de las elecciones y siendo casi las once de la mañana, escribimos, que ya el PLD había perdido los comicios y sin importar el momento que la JCE decidiera efectuarlos por nueva vez y cuando se dio lo de la toma de la Plaza de la Bandera y el continuo jolgorio propagandístico y de manipulación mediática constante, entendimos, que, para la nueva fecha eleccionaria, 05 de julio, definitivamente, Abinader y el PRM las ganarían casi de calle.

Ahora, es menester recordarles a quienes detentan el poder, que deben andarse con pies de plomo para que algo parecido no pudiera presentarse y que es la razón que nos obliga a entender, el por qué el gobierno y el PRM han decidido iniciar una ruda política de confrontaciones con los partidos opositores, PLD,FP, PRD y cualquier otro que se les cruce en el camino e incluyendo sus respectivas representaciones mediáticas de periodistas suyos actuando como agentes políticos subversivos.

En consecuencia, no nos han extrañado los destapes policiales de confrontación directa contra manifestantes peledeístas que ocurrieron recientemente frente al Palacio de Justicia de Ciudad Nueva y ayer en las inmediaciones de la casa nacional del PLD, cuyo organismo dirigente principal se encontraba sesionando con la presidencia del partido, el enfermo (¿?) expresidente Danilo Medina Sánchez.

Todavía más, creemos y por simple hecho lógico de táctica política, que tanto Abinader como el PRM deben buscar la confrontación directa con la Oposición o en todo caso inventarla y con la bandera de impulsar la reelección constitucional con un esquema de candidatos y dirigentes entre 18 y 48 años básicamente y todos de futuro y sin marcas o manchas parecidas a los desajustes amorales que acompañan a prácticamente todas las directivas de los partidos opositores y el nicho concreto de candidatos recurrentes y moralmente objetables, que han hecho de la vida pública y política el peor de los estercoleros.

Para hacer esto, Abinader tiene y debe tener los pantalones bien puestos y asumir las responsabilidades que se presenten y sobre todo teniendo bien presente, que dentro del seno de su partido hay una facción,  la del expresidente Hipólito Mejía, quien hasta que no vea que “la tayota” y como tan despectiva y falsamente llamaba antes al mismo Abinader, no tenga segura la probabilidad de reelección constitucional, nunca dejará de socavar en silencio las probabilidades de éxitos electorales de Abinader como del PRM.

En otras palabras, desde ahora Abinader debe saber con quién cuenta y a quienes no vea solidarios, apartarlos tajantemente. De ahí que consideremos, que desde ahora no tiene que preocuparse por el qué dirán los opositores y sí plantearse el tener todos los días una presencia dinámica y directa de acercamiento cara a cara con la población y que es el factor de peso electoral que deberá de importarle, al tiempo de marchar con todos sus parciales, parte del gobierno o no, en filas cerradas y con una especie de rodillo electoral que confronte a su oposición y no a una población, que como presidente joven y perteneciente a una nueva generación política, realmente tiene sus expectativas y esperanzas de que Abinader sea el gobernante más parecido a su redentor.

Desde luego, también hay que advertir, que dado el paso a dar, Abinader no puede ni debe descuidar y sí darle calor, a los sectores nacionales de opinión y peso económico y popular que simpatizan con él y casi gratuitamente y sin importar que lo sean a distancia pero que el día de las elecciones le den sus votos. Para ello la mejor iniciativa es cumplirle determinadas expectativas ofrecidas en algún momento y con lo que sin duda, marcharán con mayor interés a favor de su reelección constitucional.

Los opositores podrán decir que supuestamente “el país dijo basta” o que “estamos en dictadura” o que algún expresidente clame porque se están cometiendo “atropellos”, discurso que tanto a Danilo como a Leonel no les luce y dado que fueron ellos los profesores de tales comportamientos. Pero en la realidad política actual, si Abinader, el Gobierno y el PRM no aprietan el tornillo y ajustan tuercas y dejan que los opositores les debiliten y teniendo tiempo para el reajuste de fuerzas, entonces cuando lleguemos a marzo, las elecciones podrían y para el oficialismo, estar perdidas. Ojo pues.

De ahí que consideremos, que la estrategia que sigue el reeleccionismo constitucional es el correcto: Apabullar a sus adversarios y reducirlos a la nada. (DAG) 27.03.2023