La independencia y erradicación de la partidocracia, se obtendría, si las generaciones entre 35 y 55 años se liberan de la influencia nefasta de esta y del arrastre de populismo y clientelismo que tiene y como un asunto de patria y de reeducación cívica absoluta

0
247

Y cuando nos referimos al segmento de edad entre 35 y 55 años, que a esta fecha son más de 4.5 millones de ciudadanos y el 90 por ciento altamente preparado universitaria y técnicamente, estamos apelando al cuerpo de dirección que la República debe darse del 2024 en adelante y si es que se quiere que las nuevas generaciones asuman el liderato absoluto de la vida nacional.

Al mismo tiempo, tampoco es que dejemos a un lado a la alta población de adolescentes y jóvenes entre los 12 y 22 años y mucho menos a quienes están entre los 23 y 35 años y quienes en conjunto, conforman más de 80 por ciento de la población nacida desde el 1961 y este 2022.

Sino que queremos significar, que si la nación y por su propia evolución, crecimiento y desarrollo debe dirigir sus fuerzas y voluntades desde las nuevas generaciones nacidas en estos últimos 61 años y sin que esto signifique que se vaya a sepultar a las viejas generaciones que se encuentran en el segmento de los 60 a 100 años y nacidas entre el 1930 al 1960, necesariamente, debe distinguir cual es el grave como grande Talón de Aquiles  que no la deja evolucionar y avanzar a plenitud y el que se encuentra entre quienes, de sesenta años en adelante, han ejercido el control absoluto de la vida nacional y con un desprecio traumático hacia sus juventudes y al grado, que conformando el grosero esquema de la partidocracia (agrupaciones políticas de puro clientelismo y populismo, depredación de la riqueza nacional y corrupción generalizada desde las funciones públicas y en asociación con la concentración de medios en pocas manos)  y de hecho, ha secuestrado la conducción de la nación y desde el punto de vista del ejercicio político.

En consecuencia y si lo anterior se toma en consideración, es hora de que los hombres y mujeres pertenecientes a las generaciones entre el 1967 y 1976 a las que nos referíamos ayer y que conforman mayoritariamente la dirección de las instituciones nacionales y tanto públicas como privadas, hagan conciencia de cual es la gran responsabilidad que tienen con la República y en lo que respecta a conformar un cuerpo de dirección paulatinamente alejado de la partidocracia  y de ese clientelismo político con el que las viejas generaciones han logrado secuestrar la nación a favor de la vieja dirigencia política y la que ahora, pretende resurgir en base a partidos políticos que en sus tiempos de gobiernos, así como hicieron mucho de positivo en materia de infraestructuras, fueron y sin duda alguna, la terrible arma homicida que pervirtió amoralmente a una parte de la nación y a casi todas sus instituciones.

De ahí que alentemos a  que haya un nuevo punto de vista, una nueva visión natural que pase por un amplísimo segmento de juventudes y nuevas generaciones, que entendiendo que el destino nacional descansa en sus manos, den el paso de  separarse de las banderías políticas y lealtades a caudillos generacionalmente ya de paso y crear un frente de generaciones nuevas a las que solo las anime un nuevo proyecto de nación en base a generaciones nuevas que se organicen como gran frente nacional de nuevas generaciones y sin estar supeditadas a las banderías políticas que conforman la actual partidocracia.

De no hacerlo, entonces, los Leonel Fernández, Danilo Medina e Hipólito Mejía y como caudillos en base al control directo que tienen de las principales banderías políticas y su perversa asociación con los barones mediáticos y ni hablar con el fenómeno reciente de un cabeza oligárquico del grupo Vicini, aupado en base a golpe de talonario y testaferros, como supuesto  líder en Twitter y cuyo único propósito, es hacer creer que está con lo nuevo pero para que el sistema político y económico no se le escape a la oligarquía de sus manos, podrían dar al traste con este paso evolutivo natural, que este país de jóvenes debe de emprender y que es la razón del por qué abogamos, que el proceso evolutivo de dirección que el destino a puesto en los jóvenes nacidos desde el 1967 al 1976 y quienes desde la presidencia de la República, la presidencia del Poder Judicial y desde una parte del Poder Legislativo como del Poder Municipal, imperativamente y por razón generacional, tienen la oportunidad de iniciar el proceso generacional joven que logre rescatar ese destino nacional secuestrado en estos momentos por la partidocracia, los caudillos y los barones mediáticos y quienes a su vez, son las grandes retrancas que hasta ahora han impedido que el Estado esté en mejores manos y juveniles y la nación asiente sus bases firmes de futuro y de cara a todo lo que resta de este siglo y siguientes.

Fue por ello por lo que ayer planteábamos, que: “Decimos sencillamente, que debe venir y ya mismo, una verdadera explosión de juventudes con criterio independiente propio y como contraste y contrapeso frente a todo lo que ha habido de conducción en el pasado inmediato y para que este nuevo factor generacional, que marcamos a partir de 1967 y que se consolida desde el 1976, sea realmente el que haga la serie de cambios reales que el país necesita para consolidarse como nación de futuro.

“En este aspecto, solo hay que ver cinco jóvenes-adultos: El presidente de la República, Luis Abinader (16 de agosto de 1967 con 55 años a cumplir) la vicepresidente Raquel Peña ( 10 de septiembre de 1966 con 56 años) el presidente de la Suprema Corte de Justicia y del Poder Judicial, Luis Henry Molina Peña (24 de agosto de 1967, con 55 años a cumplir) el administrador general de Banreservas, Samuel Pereyra Rojas (20 de agosto de 1976 con 45 años a cumplir) Y desde la oposición, una amplia pléyade de dirigentes de la misma franja de edad y también ya experimentados en las lides públicas, como Margarita Cedeño Lizardo, exvicepresidenta de la República por dos periodos y tres periodos como primera dama (01 de mayo de 1965, con 57 años) y Abel Martínez Durán, expresidente de la Cámara de Diputados y alcalde de la ciudad de Santiago (21 de abril de 1972 con 50 años)

“Cada uno de ellos, sin duda, es una representación viva y con sus más y sus menos, de ese nuevo tipo de juventud adulta, que en estos momentos y por las posiciones que ocupan y al momento de que caigan en cuenta de cuál es el papel que la nación  espera de ellos, deberán compactarse entre sí y junto a todos sus otros iguales generacionalmente y dentro de las actividades públicas y privadas que ocupen en el acontecer nacional y quienes están llamados a impulsar la nueva República Dominicana de jóvenes dirigentes sin compromiso con el pasado y para que detrás de ellos, legiones de juventudes relancen para bien a nuestra nación”.

¿Quiénes mejor que todos ellos y comenzando con Abinader, para impulsar los cambios trascedentes que nuestra República necesita y para que, desde ahora, ir creando poco a poco, las condiciones para que haya un remozamiento dentro de la burocracia del Estado y que quede conformada entre nacidos entre 1967 y 1976 y de manera, que entonces todas las instituciones públicas se refundan y la empleomanía pública pase a nuevos niveles de eficacia, eficiencia y decencia en las funciones a cargo?

Por ejemplo, tanto Abinader como el joven magistrado Henry Molina, el abogado y administrador Pereyra Rojas, tienen las condiciones más que probadas para iniciar la transformación generacional que requiere el Estado y comenzando, por que del casi medio millón de empleados públicos actuales y todos por clientelismo político, el Estado solo se quede con los 300 mil empleados públicos de carrera, en tanto al mismo tiempo, a los que se les desvincule, se les mantengan sus salarios por un año y con el solo propósito de que se capaciten académica o técnicamente y estén listos para emprender sus propias iniciativas de trabajo y en base a que el Gobierno les garantice en ese lapso, que si logran prepararse, entonces el Estado les facilitaría a cada uno, el necesario capital de trabajo mínimo y para sostenerse desde el sector privado emergente que crearan y con lo que de ese modo, el Estado saldría altamente beneficiado, los contribuyentes tendríamos una mejor preservación de nuestros recursos vía impuestos y la nación se recuperaría a más, económica y financieramente y paralelamente, erradicando para siempre la corrupción que ahora la atenaza.

Cómo se puede entender, no estamos hablando por hablar y sí esbozando un esquema nuevo de conducción y trabajo, que, si las nuevas mentalidades generacionales lo aceptaran, garantizaría que los cuatro jinetes del apocalipsis dominicano: caudillismo, clientelismo, populismo y la corrupción rampante, más el corrupto nicho de los barones mediáticos y sus factorías de desinformación e incentivo para la corrupción desde el poder, podrían ser definitivamente eliminados.

Al entender de este modo el paso de evolución generacional que la nación dominicana requiere, recalcamos en la independencia y erradicación de la partidocracia y la que se obtendría, si las generaciones entre 35 y 55 años se liberan de la influencia nefasta de esta y el arrastre de populismo y clientelismo que tiene. Solo pedimos, que se estudie este planteamiento de reeducación cívica a nivel absoluto. (DAG)