Desde luego que la política diplomática dominicana quedó maltrecha desde que este gobierno violó el principio inmutable de derecho dominicano, de no intervención en los asuntos internos de terceros países, mientras el gobierno de Abinader, sí que ha quedado reducido a que se le entienda un servil del estadounidense.
Por tan equivoca actitud, Abinader y él solo, se ha metido en la especie de cuarto sanitario por el que ahora, la mayoría de los gobiernos de la región, asumen que no es confiable y menos cercano y que de ahora en adelante será un duro baldón a cualquier tipo de iniciativa diplomática que nuestra Cancillería quisiera tomar.
Abinader y desde el momento que desde la Cancillería se le avisó, que en agenda estaba la probabilidad de que este país fuera el anfitrión de esa cumbre presidencial, lo primero que debió de haber hecho y que además era lo sensato, era buscar el auxilio y apoyo de la secretaria general de la OEA, pero como sabía que el gobierno de Trump le veía con ojeriza por lo de su cercanía con el pasado gobierno de Biden, fue evidente que quiso buscar cercanía con el nuevo gobernante.
La ocasión se le presentó con la visita del secretario de Estado Marco Rubio y a partir de esta y por el trato cortés que el exsenador le dispensara, fue evidente que Abinader interpretó la cercanía como el pie de amigo que le permitiría ser cercano a su contraparte estadounidense.
Resultando que al darse cuenta de que en Washington le verían con una actitud amistosa, Abinader entonces trazó su errada política de acercarse a Trump, pero alejándose del resto de los demás gobiernos latinoamericanos y la gran prueba de fuerza se vio al momento que se anunciara lo de la Cumbre y el sorprendente anuncio de Abinader, de que en la misma se excluirían tres países, que precisamente no tienen ningún tipo de cercanía con Trump y mucho menos con Rubio.
Por ese grosero desplante contra aquellos tres gobiernos, otros gobiernos y comenzando con el de Colombia y siguiendo México, anunciaron que en protesta no asistirían y lo que fue la especie de “toque de corneta” para que otras cancillerías advirtieran que sus incumbentes estaban en igual temperamento. ¿Resultado?, la cumbre no sería nada de las Américas y sí solo de gobiernos amigos o presumibles aliados del estadounidense.
Entonces y en la medida que pasaban los días, Abinader cayó en cuenta que él mismo y por su torpeza se estaba auto aislando y de paso, perjudicando a esta nación y fue obvio que por ello debió de acudir a Rubio y para ver cómo se diseñaría “el muñeco” que le permitiera salvar la cara.
De esa manera nació el anuncio de la posposición y de paso, quedando evidenciado públicamente, que el rechazo era directamente contra las agresivas políticas guerreristas de Trump y sus navíos de guerra interviniendo las rutas marítimas caribeñas con el pretexto de perseguir narcotraficantes en lanchas de transporte y dándose el comienzo, a una supuesta cacería de “narcotraficantes” que ya lleva 64 asesinatos o ejecuciones extrajudiciales como tanto la ONU y otros organismos internacionales y países los han calificado y condenado.
Frente a la nueva situación de repudio cierto, la cancillería estadounidense entonces quiso alejarse de tener una responsabilidad directa en lo de la cumbre anunciada y por eso y por vía de una comunicación al gobierno dominicano, dijo que “aplaudía la iniciativa dominicana de posposición de la cumbre”.
Abinader cae en la trampa y ahora comienza a cosechar el fruto de su errada política internacional: Tiene a EEUU de lejitos y a toda Latinoamérica de casi adversaria y lo que para los intereses permanentes dominicanos, no es nada saludable y menor provechoso.
Sí lo único bueno que recién Abinader ha hecho, es acudir a la OEA y colocar a la Cumbre con nueva fecha y a la dirección de la secretaría general de la OEA a que la organice y dirija y que en términos diplomáticos, al pasar nuestra cancillería a un penoso segundo plano, ha resultado, en una aplastante derrota política para un presidente Abinader, a quien los demás de sus colegas, le entienden y para decirlo finamente: “demasiado cercano a Trump”.
Ahora veremos como la cancillería estadounidense moverá cielo y tierra para que la Cumbre sea mudada a la OEA y aunque quedaría en territorio estadounidense, sí sería en un espacio neutro como el de la OEA y en donde todo podría negociarse e incluso, puntos tan espinosos como los que representan para Trump, Nicaragua, Cuba y Venezuela…pero que también podría abrirle espacio para negociar más ampliamente con toda Latinoamérica. La otra opción sería Costa Rica y que sería más de apertura.
Recuérdese, que hablamos de probabilidad, no de certeza y aun así, de una oportunidad para que EEUU lime asperezas con sus iguales latinoamericanos. Por supuesto, una cosa es lo que piensa el burro y otro quien lo apareja, pero con intentarlo no se perdería nada y los beneficios que pudieran surgir serían coincidentes para todos los países y sus gobiernos…y hasta una oportunidad para el mismo Trump, de que sus iguales latinoamericanos no le vean como el ogro que quisiera apoderarse de sus riquezas y países y que es la razón principal de la frialdad en las relaciones hemisféricas. Trump tiene entonces una insospechada oportunidad y ojalá que la sepa aprovechar.
Mientras, queda lo pendiente y que nos hace decir, que hasta ahora, la posposición de la 10ma. Cumbre de las Americas es el rechazo abierto y absoluto de una Latinoamérica que ya está en rebeldía abierta contra Trump y su política guerrerista y la que incita a Rubio a querer intervenir en asuntos que no le competen y en principio, no tanto contra Abinader. Con Dios. (DAG) 05.11.2025
última actualización: 09:20 am.





