La pretensión es tan absurda, que hasta en el Senado se advierte que el accidente aéreo de ayer, no debe ni puede ser politizado

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Uno de los más graves problemas de imputaciones abusivas, es aquel que surge en función de que dentro de determinada entidad oficial que tiene que ver con determinado caso, los grillos de la politiquería más perniciosa aparecen de improviso y con el sólo propósito de aprovechar la situación para arrojar todo tipo de interrogantes malévolos contra la empresa, en este caso, aérea, que ha sido protagonista de un desafortunado accidente que ocasionó las muertes de nueve vidas útiles.

En este plano y como corresponde los organismos aéreos Aviación Civil e IDAC, tan pronto ocurrió el accidente de una aeronave comercial de pasajeros perteneciente a una compañía dominicana cuya presidencia recae en el otrora candidato presidencial del anterior partido oficial, lo lógico, es apelar a los protocolos internacionales sobre este tipo de casos y no, que sus directivos salgan a especular y realizar insidiosas observaciones y las que de lejos se nota, que hay una abusiva pretensión de ataque político cierto.

Sobre el punto anterior, lo primero que había que indagar y así como lo hicimos nosotros, era si había o no antecedentes de quejas de los pilotos de esa empresa y desde luego, comenzando por la asociación de pilotos y en donde confirmamos, que doce días antes del accidente, ya circulaba una carta-queja enviada a las autoridades aeronáuticas y de aviación civil, poniéndole en conocimiento y que al parecer, la empresa  del accidente, no guardaba las normativas de lugar en materia de asuntos técnicos y de personal.

Si la asociación de pilotos envió la comunicación y esta fue recibida, extraña entonces que las autoridades que tienen que ver con la ocurrencia, no se preocuparon o no le dieron la importancia debida a la misma y ahora, agarradas en falta, esas autoridades tratan de quitarse la responsabilidad directa que les corresponde, yéndose por el lado político y para hacer entender, que la empresa aérea  era la culpable de un accidente del que y con propiedad de acuerdo a los cánones internacionales, hasta dentro de 8 a 12 meses es que se puede esperar tener conocimiento exacto de que fue lo que realmente ocurrió.

Por eso, no podemos estar de acuerdo con los juicios de valor que sobre el caso han emitido funcionarios de Aviación Civil y Aeronáutica que dependen de un decreto del Poder Ejecutivo, al apresurarse por tratar de desviar la atención sobre el accidente y para que recaiga, no en ellas y en las otras del aeropuerto del que despegó la aeronave, sino en la empresa dueña del vehículo aéreo.

Con razón entonces, de que el vocero del partido oficial en el Senado de la República haya advertido, que el lamentable accidente no era asunto para politizarlo y sí aguardar los resultados de las investigaciones técnicas que a media hora de ocurrido el hecho, ya la Comisión Investigadora de Accidentes Aéreos (CIAA) y sus peritos, estaban sobre el terreno del accidente para recabar los datos preliminares.

En vez de guardar las precauciones de lugar, los políticos que son funcionarios en Aviación Civil como en el IDAC, a lo inmediato se apresuraron a emitir desafortunadas conjeturas y estas, apoyadas por un sector interesado, el de los pilotos comerciales. Cuando lo correcto debió de haber sido, que esas autoridades explicaran el por qué, una carta-queja que les fuera enviada por pilotos de la empresa siniestrada, ellas no se preocuparon por indagar y menos responder.

Y si este es el grave error incurrido por esos burócratas, mal podrían hacer estos, al emitir opiniones radicales de pura ignorancia técnica y con el solo interés de tratar de hacer daño moral por un lado y político por el otro y lo más curioso, no contra la empresa aérea siniestrada, sino contra el presidente de la misma, con lo que se demuestra, que su interés político no es solo desacreditar lo más posible, sino arrojar suficiente lodo contra la reputación del presidente de la señalada compañía privada aérea.

Es decir, y lo que necesariamente hay que mencionar. Parecería, que dado que la mayoría de los miembros y directivos del partido oficial, el Revolucionario Moderno (PRM) provienen de la formación política que más daño le ha hecho a este país, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) de cuando la Guerra Fría, el interés de algunos de sus miembros y entre estos, los funcionarios de las áreas civil y aeronáutica respectivas, fuera entender el accidente aéreo, como el punto de partida de su tan ansiado pretexto para llevarse por delante al rival político que con tanta vehemencia y tan pronto ocurriera el accidente, han dado muestras de querer implicar directamente y en este caso, al derrotado candidato presidencial del partido de la Liberación Dominicana (PLD) y de quien es secreto público, que áreas del gobierno como del PRM, hacen los imposible por presentar como un desalmado y para decirlo suavemente, con miras de perseguirlo políticamente.

Hay que esperar pues, que la situación que comentamos no termine en notorios excesos burocráticos y políticos descalificadores y mucho menos, que el partido oficial apele a su maquinaria propagandística y en la que sus periodistas y medios, se matan por desacreditar y formularle juicios mediáticos a los rivales o enemigos políticos del gobierno del PRM que encabeza el presidente Luis Abinader.

¿Por qué hay que hacer estas observaciones?, primero, para que el ambiente político no sea enrarecido y segundo, porque bastantes problemas de vida tiene una fuerte mayoría nacional, para que ahora un fortuito accidente aéreo que arrojó nueve vidas perdidas, el oficialismo pretenda convertirlo en una muestra irritante de sensacionalismo y periodismo amarillista, de lo que millones de dominicanos estamos hastiados, que los políticos y de todas las banderías cuando llegan al poder, han sabido utilizar y manipular con creces.

Ojalá pues que a la nación se le dé un respiro sobre este particular y que sea el propio Poder Ejecutivo, quien ordene que semejante exceso comunicacional no se perpetre, al tiempo que haya que alentar a los técnicos y autoridades que están investigando el aspecto técnico del accidente y con miras de que la verdad salga a conocimiento de todos y empresa aérea y autoridades, asumiendo sus responsabilidades, nos digan a la ciudadanía, que fue lo que realmente ocurrió y su porqué. Lo otro en materia de reparaciones materiales, queda a manos de las compañías de seguros y que sería por su propia naturaleza el veredicto en el que confiar.

En tanto lo anterior suceda, lo prudente es advertir, que la pretensión es tan absurda, que hasta en el Senado se advierte que el accidente aéreo ayer, no debe ni puede ser politizado. (DAG)