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La realidad política marca, que, si el PRM tiene aprobada constitucionalmente la opción reeleccionista de Abinader, lo practico es, que se vaya en el mismo camino y sin rupturas.

El sistema de la democracia representativa establece y como base fundamental, que la escogencia, elección o selección de políticas trascendentes o candidaturas, debe hacerse por medio del voto universal de la concurrencia. Pero y que es el caso, cuando a un partido en el poder, la Constitución de la República le dispone una reelección presidencial en función de que el incumbente del Poder Ejecutivo se encuentra por primera vez en el poder. Sin duda que deben buscarse otras alternativas que hagan viable la probabilidad.

En este sentido, si bien es muy cierto que la asamblea de miembros de la entidad política de que se trate, impone el voto universal de todos los miembros de la agrupación y en calidad de hacerlo, no lo es menos que cuando se da el escenario que arriba comentamos, que los mismos miembros decidan si lo pertinente no sería que las decisiones se tomen via asamblea de delegados  y con miras de fortalecer las posibilidades electoralistas de la entidad, en este caso, el partido oficial Revolucionario Moderno (PRM).

De ahí que  no entendamos como desacertado o ilegal que los miembros del PRM hayan preferido esa última modalidad y la que ayer fuera ratificada por su comité ejecutivo  nacional nacional y con miras de la selección de los cargos de dirección partidaria y teniéndose en cuenta lo trascendente, de que ya ese partido tiene su candidato presidencial para los comicios del 2024 y por lo tanto, que todo el cuerpo directivo a nivel nacional y como expresión de la membresía partidaria, se incline a favor de la modalidad y como expresión de la asamblea soberana que se instalara en el día de ayer.

¿Qué sentido tiene presentar varias opciones al cargo de presidente nacional de la agrupación oficial, cuando se sabe que ese cargo debe responder a alguien que sea absolutamente a fin al candidato presidencial?, pero todavía más, ¿para qué abrir una votación universal con una membresía fragmentada por grupos en pugna y para que se corriera el riesgo de una fragmentación que sería perjudicial para la principal candidatura partidaria y en momentos que la mira debe ser presentar un partido unido con fines de saber competir frente a los candidatos de las otras banderías políticas?

¿Acaso no se estaba viendo la existencia de un ambiente crispante y al grado, de hasta confrontarse directamente la autoridad del candidato presidencial, hablamos del presidente de la República y simplemente, por que dos o tres dirigentes nacionales o intermedios de la agrupación, asumen, que ese candidato dispone de una maquinaria partidaria bien establecida que ellos no pueden enfrentar y en momentos que esos mismos contendores, abiertamente se muestran como si fueran adversarios radicales, en este caso, del mismo presidente Luis Abinader?

Es decir, lo que se ve, es que por posturas personales y no necesariamente ambiciones desbocadas, se han presentado aspirantes a la presidencia partidaria, que por lo que han declarado y esbozado como programa de acción para eventualmente competir por la candidatura presidencial y la que constitucionalmente es cerrada y por las circunstancias ya descritas y al ser Abinader un presidente en su primer periodo de gobierno, parecería que irían por todas con tal de descalificar al primer mandatario.

Entonces y ante tal probabilidad y amparándose en el derecho constitucional que le asiste al presidente, que definitivamente haya que entender como correcta la decisión asumida ayer por los 596 delegados de una matrícula de 601, quienes como miembros del comité ejecutivo nacional ratificaron la modalidad escogida por la comisión ejecutiva que ya y en acuerdo de aposento, había sido aprobada por la directiva nacional el pasado martes 8 de los corrientes, como también decidir a futuro, cualquier situación relacionada con la celebración de la convención nacional.

Además, ¿qué sentido tiene una escogencia abierta de la candidatura presidencial, cuando la misma y esto hay que enfatizarlo, la Constitución de la República estableció como mandato inapelable que la misma le corresponde al miembro del partido oficial que sea presidente de la Republica por un primer periodo?

Si se entiende la disposición constitucional, obviamente, que de lo que se trata, es de unas aspiraciones, que de una u otra forma, chocan con los intereses generales del PRM y que van dirigidas a pretender cierto espacio dañino deliberativo que pudiera afectar la unidad de grupo de este.

Más todavía, quienes se sienten derrotados por la asamblea de ayer, ya han dicho que pelearán la decisión ante los tribunales, con lo que abiertamente reflejan una posición sectaria personalista, que de suyo genera fricciones y enconos en la generalidad de los miembros del partido oficial, que como es lógico, quieren ir unidos a un torneo electoral, que con todo y que la Carta Magna y de entrada, le facilita las cosas a la eventual candidatura presidencial, tampoco es que la misma vaya a emprender un camino lleno de rosas, cuando como se está viendo, entre la crisis económica, la pandemia y ahora los efectos de la guerra económica de EEUU contra Rusia y como secuela de la guerra Rusia-Ucrania, el panorama no pinta todo lo auspicioso para el potencial aspirante presidencial del PRM y lo que significa, que el oficialismo deberá ir unido para enfrentar a contendores opositores de alta peligrosidad en materia de disponer de una parte propia de popularidad dentro de la atrapada opinión pública.

Desde siempre hemos dicho, que si la Constitución de la República le da autorización al presidente Abinader para que sea el candidato presidencial partidario en el 2024, lo correcto es, que todo el PRM se alineara en esa dirección y porque la misma, por sí sola y dada la autorización constitucional, le daba una ventaja comparativa al partido oficial frente a una oposición que todavía tiene que salir a buscar a sus respectivos candidatos y ese espacio de inflexión es el que el PRM debe aprovechar y no caer en el error de un dime y direte que no aportaría absolutamente nada positivo al desarrollo de la democracia interna.

Ahora bien, también el realismo político marca, que tal como está la correlación de fuerzas dentro del partido oficial y que los estatutos no dan mucho espacio al que sea presidente partidario para tratar de hacer interpretaciones a la libre, que perfectamente, el presidente partidario Paliza pudiera invitar, por lo menos a uno de los aspirantes a la presidencia partidaria, para que le dispute la posición y en un elaborado y pensado gesto de curiosa unidad interna a nivel de dirección, que de hacerse, indudablemente afianzaría al PRM como organización democrática y pluralista y lo que entendemos, es una alternativa sumamente practica que pudiera cerrar eventuales heridas internas.

Mientras tanto y en lo que hay que enfatizar, que la realidad política, marca, que, si el PRM tiene aprobada constitucionalmente la opción reeleccionista de Abinader, lo practico es, que se vaya en el mismo camino y sin rupturas. Se entiende lo de la convención de delegados. (DAG)

 

 

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