Las organizaciones no gubernamentales, esa nueva forma de intervención extrajera civil en los asuntos propios de un país, han sido lo peor para Haití y en menor medida, también para República Dominicana

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Por lo que está ocurriendo en Haití, donde la disolución del estado haitiano se debe en gran parte a la ingobernabilidad creada por su burguesía y el apoyo tortuoso de ONGs que rivalizan en quien controla a más a la República de Haití y su destino y de ahí el nacimiento de las pandillas gansteriles que la asolan.

Se podrían entender las razones, que, hasta ahora, han impedido que el país transfronterizo y con todo y lo rico que es en recursos naturales y los excelentes presupuestos que las ONG les han desviado, no ha podido levantarse por sí mismo y como hace tiempo debió de haber ocurrido y para felicidad del pueblo haitiano. Solo habría que indagar en el PNUD y buscar sus llamados "programas de apoyo para mejorar la calidad de vida" y se comprobará lo que afirmamos.

Tómese en cuenta, que Haití y lo hemos recalcado otras veces, no es el de las páginas amarillas en los periódicos o del desfile calamitoso de tanto pobre en Puerto Príncipe que vive en condiciones realmente infrahumanas, mientras quienes le dirigen se enriquecen y explotan a más no poder y dejándola como una nación digna de mejor suerte.

Y es que Haití no es el de la mayoría sin futuro que vive en los barrios de su capital y sí la gran mayoría de emprendedores y gente de trabajo que, en solitario, lucha a brazo partido para crearse su propia mejor condición y calidad de vida y que vive en el resto del país a partir de la parte occidental de su capital y proyectándose hasta Cabo Haitiano, donde la gente vive de trabajar y no de la política como es el sello de la mayoría de quienes viven en Puerto Príncipe.

Un repaso rápido sobre el porqué y como producto del terremoto de 2010, la nación haitiana recibió en papeles, ayudas internacionales, por el equivalente a 13 mil 500 millones de dólares y de los cuales, los únicos que efectivamente llegaron a manos de la población, fue la ayuda -para nosotros extraordinaria- de cerca 200 millones de dólares que la nación dominicana les llevó, en tanto oenegés como la de los Clinton se embolsillaron tres mil millones de dólares que nunca entraron a Haití y sí a los negocios de la misma en el exterior. Por ejemplo, en el sector eléctrico en empresas dominicanas de la zona este.

Sí es muy cierto, que en Haití hay mucha ciudadanía con mentalidad progresista y de gente preparada en el exterior, sobre todo en las universidades de Lovaina en Bélgica o la Madre y Maestra en este país y quienes quisieran hacer lo imposible con tal de ayudar a su país, pero quienes hasta ahora no han podido hacer lo necesario y debido a la cerrada oposición de esa burguesía haitiana conformada por descendientes de árabes y turcos que han hecho de Haití su mina de explotación propia.

Tal es la explotación que esa burguesía abusadora incurre, que desde hace cuatro años y al llegar al poder el presidente Luis Abinader con su gobierno plutocrático, que no menos la mitad de la burguesía haitiana ha sentado reales en este país y en particular, en áreas del gobierno de Abinader y el que de manera tan generosa las ha facilitado.

Todos sabemos, que aquí viven expresidentes y empresarios haitianos, quienes para nada se acuerdan de sus conciudadanos en este país y peor, que en gran mayoría los miran con desprecio y mucho más, desde que han sabido acrecentar sus fortunas con negocios de todo tipo y junto a sus socios de la parte de la burguesía dominicana asociada a Abinader.

En cierta manera habría que decir, que esa parte de la burguesía haitiana socia de la burguesía dominicana, es la principal culpable de que, en los últimos cuatro años, la pobreza hubiese aumentado y junto con el peor descenso de calidad de vida para los haitianos de clase media baja o de a pie.

Cómo también, que, si la prensa haitiana no fuera tan o más prejuiciosa que la dominicana, hace tiempo que pudieron mejorarse las relaciones entre los dos países a nivel oficial y en consecuencia las relaciones entre dominicanos y haitianos en lo particular.

Aunque también hay que decir, que la parte media de la burguesía haitiana y a diferencia de la alta burguesía, sí ha hecho mucho a favor de las relaciones binacionales y al tener ahora mismo, no menos de 15 mil hijos suyos como estudiantes universitarios en este país y sin ser carga alguna para nosotros y lo que se agradece y quienes junto a más de diez mil que anteriormente estudiaban y que ya están graduados, han consolidado una mejor comprensión con la parte más dinámica y abierta de la juventud dominicana universitaria y algunos conformando familias mixtas.

Lamentablemente, ambos pueblos y países vecinos hemos tenido un fuerte nicho de fanáticos ultranacionalistas que viven en siglos pasados y que entienden, que los errores, fricciones, desencuentros y choques armados de dos países tratando de forjarse a sí mismos en tiempos conflictivos, deben llevarse al plano actual y para comportarnos como enemigos y que es un criterio absolutamente divorciado de la realidad que se vive en este siglo XXI, en el que la abrumadora mayoría de ciudadanos jóvenes, debe de imponerse sobre las miserias y frustraciones de muchos de sus antecesores.

A este punto, el papel de periodistas y medios de comunicación de responsabilidad cívica y profesional, deberán de jugar un accionar fundamental y con fines de lograr, que toda una población manipulada tendenciosamente y haciéndole creer que se debe vivir entre castas sociales y que a juicio de muchos, es el peor cáncer que abate y lacera las vidas de los dos países y en tanto y en cuanto sus burguesías respectivas, dueñas de esos medios  y mandamases de esos periodistas, se les haga entender que han hecho a las sociedades, esclavas de un pasado que nunca volverá, al tiempo de dejar perder las maravillosas oportunidades que ofrece este siglo de los encuentros con formas de vida  y diferentes a las nuestras en el mismo cosmos y en particular en nuestro sistema solar.

De hecho, los que dirigen a los dos países y de tanto subestimarlos en sus propias capacidades, han convertido a la mayoría de sus ciudadanos en malas copias de lo que debe ser un ciudadano adulto y entregado plenamente a favor de su país y con una amplitud mental que destierre para siempre las taras y divisiones que les han dividido y les han hecho, a sus ciudadanos, subestimarse y encadenados a un atraso que no debería de ser.

Así las cosas, creemos que no debe mirarse ni volver atrás y que los nuevos valores humanos, dominicanos y haitianos deben ir hacia adelante y siempre recordando, que las organizaciones no gubernamentales, esa nueva forma de intervención extrajera civil en los asuntos propios de un país, han sido lo peor para Haití y en menor medida para República Dominicana y que  deben ser totalmente controladas o erradicadas y por ser los peores estigmas para lograr una verdadera vida de relación en paz, convivencia sana y profundos lazos de hermandad. Con Dios. (DAG) 18.03.2024