Lo peor del periodismo nacional actual, es su alta capacidad mimética para aceptar contribuir a imponerle restricciones a las libertades ciudadanas y a los derechos fundamentales de los dominicanos y es donde se encuentra lo peor del alma nacional

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Desde que al Listín Diario se le presentó para la década de los cuarenta del siglo pasado, aquella delicada situación para su prestigio, de que a su director Colé Pellerano, un ciudadano de apellido Paradas le asesinó en la puerta del periódico y por sentirse lastimado en su honra debido a una imputación injuriosa y difamatoria que le atribuyó su autoría al ejecutivo periodístico. Desde ese tiempo, el citado matutino nunca ha dejado de presentársele ese extraño registro, de siempre patrocinar y recurrentemente, todo tipo de sugerencias y siempre motivadas a cercenar o restringir las libertades públicas.

Ahora, su dirección vuelve a las andadas, patrocinando la idea nada nueva de que los 800 mil motores que hay dentro del tráfico cotidiano, solo se les permita transitar hasta las once de la noche y solo con su conductor y partiendo del supuesto, de que, de esa manera, violentando el artículo 46 de la Constitución de la República y que es el que tiene que ver con la libertad de tránsito de los ciudadanos, el rotativo asume que sería la mejor manera para evitar la criminalidad.

Nunca, ninguna disposición que tenga que ver con la afectación de las libertades ciudadanas, no solo que no es bien recibida por la generalidad, sino que en la práctica, no tiende a durar mucho y como fue el caso de aquella disposición legal en el 1969 impulsada por el Poder Ejecutivo y respaldada por el Poder Legislativo y de parecido espíritu a la pretensión actual y la que todavía está vigente y porque no ha sido derogada.

Del mismo modo ocurre con toda una serie de iniciativas del citado periódico y encaminadas al supuesto de “reforzar” las políticas represivas y de persecución de la criminalidad, que desde la Policía Nacional se impulsan y en muchos aspectos, dirigidas a imponer una brutal violencia policial y con su rosario de muertos, que como se ha visto recientemente, no han servido absolutamente para nada y por una sola razón, que la policía no es un cuerpo civil y sí para militar y dirigida por una oficialidad y efectivos, absolutamente divorciados de los principios legales y constitucionales más elementales.

Precisamente por semejante hostigamiento y dado que la dirección del LD es parte del comité ad hoc que asesora a la policía “para perseguir la delincuencia” y como lo son también otras direcciones periodísticas dentro de la prensa mercancía y ni hablar de la presidencia de la asociación de diarios, que en este plano es más que alcahuete del citado comité, a nuestro modo de ver, es la razón por la que la uniformada se comporta del modo tan irritantemente insolente y criminal que se le conoce y critica, al tiempo que por tales “asesorías desinteresadas”, todos esos medios y sus directores, cuentan con protección policial y de espalderos y en algunos casos, hasta de facilidades para obtener armas cortas “para la defensa personal” de todos esos “padres de la patria” y quienes torpemente, se consideran como si en verdad fueran parte de una especie de casta o supra gobierno que dirige a la República.

Y es que en este plano, también hay que observar, que ese periodismo tan privilegiado, no es uno para informar y sí se entiende como especie de arma de reglamento de los dueños de esos medios  y de sus empresas colaterales y quienes actúan a su vez como especie de perdonavidas y desenvolviéndose frente a una audiencia atrapada, que con muy raras excepciones, sus integrantes y como abusadora casta comunicacional, no más de mil, son los únicos ciudadanos que esa prensa entiende que tienen derecho a hablar por todo el conjunto de los ciudadanos de este país.

Es de esta manera que el sistema político y “democrático” cojea y lo que se comprueba, en el mecanismo de desenvolvimiento hostil contra las libertades ciudadanas que utiliza la partidocracia y no solo para restringir a mayor que los ciudadanos y como electores puedan disponer de su libre albedrío, sino también, impidiéndoles y con apoyo mediático su libertad de escogencia.

Situación, que, en sentido general, conspira contra el ejercicio pleno de las libertades públicas y la aplicación del libre albedrío ciudadano y estas como contrapeso para tratar de impedir la tiranía de todas las facciones políticas gubernamentales u opositoras e incluyendo la cadena de ONG inorgánicas nacidas de colectivos profesionales y políticos, quienes en la actualidad y desde los últimos treinta años, ejercen una dictadura de opinión dirigida contra los ciudadanos y al considerarles que su papel es el de siervos sumisos y no ciudadanos de un país libre.

Justamente por esta situación estructural tan irregular, nuestras elecciones son simples payasadas que en la generalidad de los casos son manipuladas por el gran capital y los intereses de la oligarquía, así como los de la depredadora burguesía y de telón de fondo, con unas factorías mediáticas dirigidas solo a manipular a la atrapada opinión pública y para no dejar pensar a los ciudadanos.

Con razón entonces, que el director del matutino citado, LD, se permita la ligereza de sugerir formulas dirigidas a afectar las libertades públicas ciudadanas, que no es papel de un periódico serio y cuyo fundamento base, se encuentra en esa grosera y taimada mentalidad nazista que la mayoría de los directores mediáticos tienen y con miras de que la policía solo juegue el papel de dura fuerza de choque y en cuya clasificación mental, tiene el concepto de que opera en un territorio invadido compuesto por enemigos.

De ahí el desamparo orgánico que tiene la población y la profunda herida social que los gobiernos permiten que cada día crezca más y en base a la intolerante como abusiva actitud de quienes dirigen este país, quienes está visto, entienden que en base a los métodos de la dictadura trujillista pero encubiertos con un guante de terciopelo, es que la clase gobernante, continúa y constantemente tiene y debe imponérsele a la ciudadanía y que es también la razón del por qué de la descarada y abusiva sugerencia mediática y tan cercana en su desfachatez, a un accionar que de suyo hay que entender como injurioso y difamatorio a gran escala y que de tan hiriente, ni siquiera de oídas el Tribunal Constitucional no se atreve a criticar y menos condenar.

En la realidad, es evidente y por la cobardía ciudadana a no defender su derecho ciudadano a que se le respete su ejercicio de las libertades públicas, que se vive dentro de una dictadura política disimulada y en cierta forma, peor a la de Trujillo y todo, porque la partidocracia asume que ella y solo ella es la que tiene derecho a hablar y actuar a nombre de toda la nación y lo que es absolutamente incorrecto y provocadoramente inconstitucional.

¿Tenemos o no razón para plantear, que lo peor del periodismo nacional actual es su alta capacidad mimética para aceptar contribuir a imponerle restricciones a las libertades ciudadanas y a los derechos fundamentales de los dominicanos y es donde se encuentra lo peor del alma nacional?  (DAG)