Antes de la supuesta pandemia, que de acuerdo a los Rothschild fue un ejercicio de obediencia y como primer paso para su control de la humanidad, en Verón, provincia La Altagracia, se estaba construyendo una iglesia cristiana ortodoxa correspondiente a ese culto cristiano practicado con preferencia en Rusia y también en Ucrania y que estaba avivada su construcción y la que ya está a término, porque a aquel momento, los dominicanos recibíamos regularmente 200 mil turistas y solo de aquellas dos naciones.
Al mismo tiempo y al momento que para el 11 de marzo de 2020 estallaba la supuesta pandemia del Covid-19, a la que de inmediato se le dio un origen en laboratorios chinos en Wuhan, cuando en realidad fue creada en laboratorios militares estadounidenses en EEUU y también en los que tenían en Ucrania y cuya distribución se hiciera desde las bases militares estadounidenses en todo el planeta, la mayoría de la población cayó en pánico, en tanto los dominicanos tomamos el asunto con lo propio del isleño del trópico que a nada le da importancia.
Mientras el ejercicio de obediencia se esparcía por el planeta, en Haití comenzaba a gestarse un torcido movimiento islámico, que a este año ya cuenta con 05 mil adeptos y creciendo y no menos de cinco mezquitas y cerca de ocho madrasas o escuelas coránicas.
Naturalmente, como aquí nadie está en lo que debería y para que nada sorprenda cuando se trata de algún hecho que eventualmente pudiera significar un peligro para nuestra seguridad nacional, los funcionarios de la embajada dominicana en Puerto Príncipe y el ramillete de empleados de siete consulados en el país transfronterizo. Nadie informó nada y justo en el momento que se estaba en el fragor de una campaña electoral casi traumática, que para agosto de ese 2020, arrojó la entrada al poder y gracias a un fraude electoral subvencionado por el narcotráfico y empresarios lavadores de activos y dando por resultado, que el nuevo gobierno, ni idea tenía de lo que estaba ocurriendo.
Sin embargo, ese gobierno encabezado por el presidente Luis Abinader, dominicano de primera generación e hijo de padre árabe y madre haitiana, solo se preocupó porque desde Haití se iniciara un proceso migratorio expreso de mano de obra indocumentada y ni siquiera nadie dentro del aparato de inteligencia del Estado, rindió informe sobre el pie de amigo que el islamismo ya tenía en el occidente de la isla.
En paralelo, Abinader solo tenía interés y ojos para el presidente estadounidense Biden y por lo cual, suscribió a lo inmediato la llamada agenda 2030 y ya todos hemos visto el resultado en materia de política de género y la terrible situación que la misma provocó en el disloque absoluto de la vida dominicana.
Ahora, cuando la situación luce desbordada y algunos oficialistas del área de inteligencia comienzan a mirar con preocupación el desarrollo del islamismo en Haití y su posible derivación hacia nuestro país, entonces es que se descubre y tanto por políticos y periodistas, que ya los dominicanos tenemos unos mil activistas o feligreses del islam y hasta con una escuela coránica y mezquita adjunta a 700 pasos del Palacio Nacional y por la avenida México.
Ni así, al asunto “religioso” se le prestó la debida atención y algunos hasta lo vieron como un punto de modernismo folclórico. Pero ahora, ya en este país las cinco mezquitas existentes tienen un flujo de mil a tres mil “feligreses” y cerca de 500 menores de edad de ambos sexos, siendo adoctrinados en las practicas musulmanas y todavía la ciudadanía no presta la debida atención y desde el gobierno actúan como si ignoraran el efecto de semejante incursión “religiosa” de fanáticos.
Pero eso sí, en estos cinco años, la República ha sido invadida por más de un millón de haitianos indocumentados, quienes ahora mismo se han convertido en el mayor peligro para nuestra seguridad nacional, en tanto clandestinamente, el movimiento musulmán ya tiene arraigo.
Hasta ahora, los seguidores del culto islamista, no les ha dado por imponerse en las respectivas comunidades dominicanas donde operan y por eso no ha trascendido si en algún lugar del territorio nacional fanáticos islámicos atacan a dominicanas por vestir no adecuadamente con el culto de referencia e invocando como hacen en otras partes del mundo, gritando e histéricos que prácticamente la vestimenta femenina occidental está prohibida por su religión. Es decir que sea haram.
En este plano, más bien lo que practican es una calculada aceptación o halal, que dicho sea de paso son dos palabras originarias de la liturgia hebrea. Mientras lo anterior ocurre y circunscrito a lo religioso, vemos el fenómeno político y social nuevo y que ha entrado veladamente desde ciertos países islámicos que ya tienen relaciones con el nuestro y como es ese de embajadores, y sus familias y personal musulmán, quienes e términos amplios son recibidos por la sociedad dominicana como una muestra de modernidad cosmopolita.
Sabemos que ya han estado llegando partidas presupuestarias para que desde esas delegaciones diplomáticas se aliente la presencia y cultura musulmana, mientras en el Gobierno no le prestan atención y menos desde el DNI y todo el alfabeto de las unidades de inteligencia y data militares y policiales y lo que es preocupante.
Por eso, mientras vemos que antes y para la conmemoración del culto altagraciano de la Virgen de la Altagracia, desde Haití siempre venía un promedio de 15 mil devotos, ahora casi han desaparecido…y su espacio ha comenzado a ser ocupado por el islamismo.
No vamos a decir más, solo comentamos y como ejercicio de razonamiento deductivo para nuestros lectores, que así como llama la atención que la hermosa catedral cristiana ortodoxa en Verón, prácticamente está terminada y las colonias rusa y ucraniana prácticamente han desaparecido, preocupa que en el ministerio de Cultura -donde no hay un escritorio para religiones- no hacen nada para compartir información sobre el surgimiento de la corriente islámica haitiana y en grave recordatorio, de que parecería, que es Abinader, el PRM, Competitividad y todos como gobierno, quienes quisieran que nuestra nación pudiera ser fusionada con la vecina.
De ahí que expresemos, que lo peor que nos viene de Haití y en silencio son sus islamistas, unos 05 mil, que quieren que los dominicanos abandonemos el cristianismo, nos hundamos en su fanático haram y olvidemos el prudente halal. Con Dios. (DAG) 28.08.2025
última actualización: 08:28 am.