Podría ser que por la pujanza demostrada por el primer partido de la oposición, el de La Liberación Dominicana (PLD) y su candidato presidencial Abel Martínez con su exitosa marcha -caravana de ayer, la misma haya sido de gran impacto para todas las demás banderías políticas y de avivamiento de la cadena de insultos y descalificaciones a granel que los propagandistas del partido oficial, el Revolucionario Moderno (PRM) o que se identifican con el oficialismo, emiten y creyendo de ese modo que anulan a sus adversarios.
Sin embargo, nosotros no lo vemos así y sí lo correcto, de que el PLD está redivivo y con la pujanza propia de aquel contendor que sabe que va a la campaña con las armas y la disposición correcta para convencer y lograr que la ciudadanía renueve la confianza y por la parte positiva de sus tiempos de gobiernos.
En este sentido, se hace evidente que el PLD ha salido airoso de tantos ataques y descalificaciones, con su demostración de fuerza y de una manera tan determinante, que ahora veremos como las muestras demoscópicas de los empresarios de encuestas por encargos, deberán reevaluar sus posiciones y comprender, que por más que hasta ahora lo han intentado, no han podido enterrar al partido morado y sacarlo de la memoria popular y lo que es bueno para el mismo Partido Revolucionario Moderno (PRM) que ahora debe de esforzarse más por garantizarse las simpatías y popularidad que las encuestas dicen que tiene y que entendemos que son ciertas y para que saliendo de la especie de borrachera de poder que sus seguidores muestran, se asienten y reconduzcan sobre hechos reales y por su obra de gobierno y la que no es poca y sí de apreciar.
Con esta realidad, al PRM le ha ocurrido y como reflejo de su ancestro el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) del exilio, que “el efecto PRD” que anima a la mayoría de los funcionarios y un amplio arco de sus seguidores, ese de pura anarquía y desdén hacia los adversarios y hablando en lenguaje de pueblo, que como partido oficial que aspira a su reelección, deberá “ponerse las pilas” y sintonizar mejor con las apetencias, aspiraciones y ambiciones de su gente y desde un punto de vista absolutamente pragmático y útil.
Lamentablemente, hasta ahora, parecería que muy pocos han podido sintonizar con el alto nivel de entrega y servicio público que el presidente Luis Abinader vive mostrando y que es el factor que ha permitido y junto a su credibilidad y la confianza que inspira, que tanta gente le entiende como el mejor activo político que tiene el PRM y que si fuera solo por el gran trabajo del presidente, el partido oficial debería de estar en una posición de gran ventaja frente a sus adversarios y lo que aún no ha ocurrido.
Por eso, el PRM luce como un lastre o peso muerto para la reelección presidencial constitucional y de ahí que entendamos como un fuerte meta mensaje de advertencia popular, la pujante marcha-caravana peledeísta de ayer y que no solo fue una demostración solo del PLD y sí una rotunda actitud de desagrado y encono contra el PRM.
Al mismo tiempo, los propagandistas oficialistas, ya deberían tener una perspectiva más juiciosa y nada prejuiciosa contra la parte de la población que no es PRM y tampoco seguidora de Abinader y la que ahora, de acuerdo a mediciones confiables, parecería que está dando los pasos ciertos para volverse a encontrar consigo misma y como esa población electoral activa, que hace tres años favoreció con locura a Abinader, pero que hoy y teniendo una perspectiva fría y nada emocional, entiende que ha llegado el momento de juzgar el accionar gubernamental sin los artificios de una propaganda falsa y manipulada.
Diciendo lo anterior, lo que queremos enfatizar, es que si la oposición a partir de ahora dará muestras de identidad y fortalecimiento propios, tómese en cuenta que todavía falta la gran marcha-caravana que desde la Fuerza del Pueblo (FP) se augura, que lo sensato fuera, que el oficialismo pusiera los pies en la tierra y analice serenamente sus probabilidades electoralistas, que ahora y en muchos aspectos y no por Abinader y sí por su partido, lucen un tanto agrietadas y no como sus seguidores y simpatizantes quisieran.
Entendiendo esto, creemos que lo primero que deben hacer todos esos periodistas pagados por el oficialismo y sus programas de radio y televisión y la secuela de insultos y procacidades a lo alofoque que tienen en las redes, es cambiar de método y no actuar como medios y periodistas políticos politizados y sí asumir, que, con sus insultos y procacidades contra la oposición, no le están haciendo ningún bien para que el PRM mejore en popularidad.
Además, ya el tiempo de riesgo de aquellas manifestaciones en la Plaza de la Bandera y que fueron favorecidas por los errores del gobierno del PLD, más la suspensión calculada del proceso eleccionario del 16 de mayo de 2020 por parte del pleno de la Junta Central Electoral y lo que nunca nadie en el país político ha querido analizar, cuya presidencia y para eludir responsabilidades y hacerse simpática a la apabullante corriente de simpatías que llevaba al poder a Abinader, entendió que debía dar un golpe de timón para que la emoción popular tremendamente manipulada, emitiera un voto emotivo que no se ajustaba a la razón y menos al sentido común, pero que sí tendría un efecto inmediato y como ocurrió para derrocar al PLD.
Paradójicamente, aquella interrupción que catapultó a Abinader, a razonamiento a contrario, es el fundamento indirecto para que el presidente se muestre ahora con credenciales más que suficientes en cuanto a que es un jefe de Estado y de Gobierno que ha sabido aprender el ejercicio y manejo del poder y al grado, de que nadie duda de su capacidad ejecutoria y lo más importante, que la mayoría de los ciudadanos le entiende un temible contendor electoral del que para nada se puede decir que podría perder los comicios.
Entiéndase. Por la ínfima tasa de rechazo que tiene el presidente, la poca del candidato del PLD y la desastrosa en más de un 47 por ciento del candidato de la FP, no solo que ahora mismo no se puede dar a nadie perdedor, sino que los tres candidatos se encuentran y haciendo abstracción de ciertos peros, en óptimas condiciones para hacer que la población recobre la fe en el proceso eleccionario y que es lo que verdaderamente debe importarle a la partidocracia.
Mucho de ello, tiene que ver con las maneras de como los tres principales partidos en la carrera electoral se comportarán de cara a garantizar la libertad de escogencia de sus militantes y por derivación, la libertad de escogencia de la población electoral en sí, toda esa que para febrero de 2024 debería tener no menos de 8.5 millones de electores y que sería determinante para alejar el fantasma del abstencionismo, que por los resultados electorales pasados, para los nuevos del 2024 y si nada cambia, la abstención podría pasar del 40 por ciento y que es el factor que verdaderamente determinará y según se presente, la legalidad y legitimidad de las nuevas autoridades en los tres poderes interdependientes del Estado.
Mientras tanto, la amplia demostración peledeísta de ayer, de fuerte presencia popular, nos hace decir, que fue una muy saludable demostración de presencia electoral, que favorece la fortaleza del sistema político partidarista y aun cuando la partidocracia es su gendarme antipopular más significativo. (DAG) 09.07.2023
