Ayer y quien como no quiere la cosa, el canciller socialista español, José Manuel Albares, expresó que su país participará en “la Misión de Apoyo a la Seguridad en Haití” y que espera que “la Misión pueda durar años” y que de ocurrir según lo dicho por el político español y de un gobierno que no es nada amigo del gobierno del presidente Luis Abinader, necesariamente en este país debe despertar las alarmas y tanto en el gobierno, la partidocracia y la ciudadanía en general.
Debemos recordar, que hasta ahora se había hablado de una supuesta intervención humanitaria de alcance militar y por un tiempo no mayor de nueve meses y que presidiría el gobierno de Kenia, en tanto sectores en Washington han hablado de una radical y dura y bajo el supuesto de que sería para “combatir las pandillas”.
Entonces y de buenas a primeras, sobre el mismo tema se tienen tres variables y a las que de inmediato entendemos que hay que prestarle la debida atención, pues a nuestro entender y a razonamiento a contrario, parecería que alguien en Bruselas quiere otra cosa muy distinta a lo que se había esbozado desde la ONU y el Departamento de Estado.
Y si esto es así, el mismo presidente Abinader debe empezar a darse cuenta y razonar, que ahora se está viendo que parecería que es una problemática de esas que encierra un gato entre macuto. Obsérvese que la posición española surge, después que los presidentes de Kenia y República Dominicana llegaron a estar de acuerdo en determinados puntos definitorios que abarcarían la intervención humanitaria y militar y ante lo cual -decimos nosotros- viene la sinuosa propuesta española, con un objetivo totalmente distinto en lo que se refiere a la salvaguarda de República Dominicana y lo que desde ahora, tanto Abinader como el Consejo de Seguridad Nacional y las fuerzas vivas, no deben perder de vista, estudiarla en todas su vertientes y razonar, que años, significarían un peligro continuo para nuestra propia estabilidad y gobernabilidad.
Todavía ayer y diciéndolo desde el pasado jueves, Abinader ha estado reclamándole a la oposición política que sea parte en lo referente a la solución dominicana para el problema haitiano y en una clara admisión, de que el presidente entiende, que al respecto, es el concurso de toda la nación y sus fuerzas vivas y políticas la que tiene que ser parte de lo que al final se decida.
Hay que tener en cuenta, que el saliente gobierno español del socialista Pedro Sánchez, nunca ha tenido simpatía hacia nuestro país y que siempre ha servido de instrumento de lo peor de la burocracia europea que controla a la UE, donde los dominicanos nunca hemos sido recibidos y como nación con las suficientes simpatías que dieran entender que allí se acepta de buen grado cualquier medida que planteemos y menos en momentos, que desde Bruselas y con el pretexto de Haití, a República Dominicana se le hostiliza y siempre repitiendo el malvado como mentiroso discurso de racismo, apartheid y animosidad anti haitiana y del que el mismo consejero o delegado de Exteriores, el catalán Borrell, nunca ha mostrado simpatías hacia nuestro país y menos cuando le tiene reservas a Abinader y por entender que no ha podido controlarle.
Viendo pues todo el escenario en su perspectiva más amplia, consideramos que lo dicho ayer por el ministro Albares, marca un tiempo y frontera diferente de cómo encarar el asunto haitiano, toda vez que en Madrid siempre se ha tenido una visión entre maniqueísta y rechazo disimulado, contra todo lo que signifique ser dominicano.
Obsérvese, que el saliente presidente español, en realidad y de acuerdo al sistema parlamentario, solo primer ministro; nunca ha querido que los ciudadanos dominicanos vayamos a España sin visado y que, sin duda, es la prueba o evidencia mayor de su animosidad personal contra este país y que si aquí, gobierno, oposición y sectores empresariales lo tienen en cuenta, siempre se deberá entender, que toda propuesta que provenga de ese gobierno saliente, siempre será una dirigida a afectar los intereses dominicanos.
Siempre hemos dicho, que la cabeza, Dios no la puso solo para peinarse y sí fundamentalmente para pensar y por lo cual, hay que entender, que a partir de ahora a España hay que verla con cuidado y no como que tiene un gobierno favorable a nuestros intereses.
Por ejemplo, ayer hubo un tumulto en la frontera por el lado de la construcción del supuesto canal de riego y toma de agua, que en realidad, es un pretexto para que intereses económicos del orden minero y en los que hay españoles, puedan explotar impunemente una fabulosa mina de oro subterránea que es parte de las dos naciones y si mañana se genera otro tumulto “por esa insultante presencia armada dominicana en la frontera” y si España aprovecha el conflicto y para acusar en la ONU a nuestro país, de ser un “agente interventor y provocador contra Haití que pone en peligro la paz en toda la isla", ¿habría que quedarse de brazos cruzados?
Aún más, ¿nos quedaremos en silencio o Abinader volverá a mirar para otro lado, cuando lo correcto debe ser, que desde ayer y por lo dicho por Albares, esta nación sepa entender, que a su frente y de improviso, tiene un país con un gobierno español supuestamente amistoso, cuando en realidad y a propósito de Haití, quiere darnos una puñalada trapera?
En otras palabras, por ningún concepto los dominicanos podemos aceptar la propuesta tan envenenada y de años que quiere Albares y la que, a nuestro modo de ver, representa un grave peligro latente para nuestra nación.
Mientras tanto, Abinader y como aliado de Biden, debe recabar la posición estadounidense ante la insólita propuesta española, dirigida a agrietar la solidez del acuerdo internacional que ya la ONU había bosquejado y el que en principio Washington había apoyado y que mereció la reunión amistosa de preacuerdos entre los presidentes de Kenia y de nuestro país.
Ahora y a lo inmediato, nuestra cancillería debe demandar explicaciones de la cancillería española sobre lo expresado por su titular, los alcances y objetivos y de no hacerlo, entonces y antes de todo comenzar, quedaríamos como nación derrotada.
Nuestra pregunta: ¿Misión de apoyo y para la seguridad de Haití y por años? Es una que debe levantar las más agudas sospechas en el alma nacional y porque lo que España pretende y, de hecho, será un grave atentado a nuestra propia soberanía. Ojo Pues. Con Dios. (DAG) 25.09.2023





