InicioDe aquí y de allá“Ningún pueblo ser libre merece y si es esclavo indolente y servil”....

“Ningún pueblo ser libre merece y si es esclavo indolente y servil”. Con esas palabras, el insigne autor del Himno Nacional retrató de cuerpo entero al dominicano de su época y que como grave estigma continua en las generaciones posteriores y presentes. Semejante inconducta debe ser erradicada

Antes de la llegada de la horda de venezolanos refugiados económicos de mediana clase media, que gracias al entonces presidente Danilo Medina, entraron al país como refugiados económicos y sin necesidad de visado, los dominicanos nos desenvolvíamos con la fuerte inmigración haitiana, fundamentada básicamente en laboriosa mano de obra que esta economía siempre ha requerido y compuesta por una mayoría de personas decentes y sanas de espíritu.

En este sentido, nunca los dominicanos llegamos a sentir aprehensión por la inmigración haitiana y por lo que era bienvenida y al grado, de que más de la mitad de esos extranjeros del país transfronterizo, crearon familias con parejas dominicanas y de las que hoy la mayoría de sus descendientes son dominicanos de primera y segunda generación y si contamos desde la firma y aplicación del acuerdo migratorio y de trabajo para braceros y que está vigente, firmado por los presidentes Duvalier, padre y Joaquín Balaguer en el año 1967.

Es decir, hablamos, de que hace 58 años y lo que significan prácticamente dos generaciones que abarcan a sus descendientes y la mayoría siendo dominicanos de pleno derecho y pocos, residentes legales con derecho a la nacionalidad, cinco años luego de ser residentes.

Durante este lapso, los trabajadores haitianos nunca entraron a este país con el criterio de desalojar a los nacionales dominicanos y sí la de adaptarse a nuestras costumbres, idiosincrasia y forma de vidas…muy distinto a la primera inmigración venezolana de los años 2016-2020 hija de la misma ideología oportunista marxistoide de los presidentes Medina y Maduro.

Resultando, que en estos 9 años, la mayoría de los casi 50 mil venezolanos refugiados económicos que llegaron  mediante ese cuestionable acuerdo entre presidentes y el que nunca pasó por la aprobación del Congreso Nacional, se han convertido en el peor ariete contra los dominicanos en materia de mantener un ánimo competidor abusivo y al pretender tomar por asalto los empleos de los dominicanos, las iniciativas de alquiler de viviendas, los servicios sanitarios y llegándose al grado, de que esos extranjeros, hasta se comportan como si todos ellos fueran superiores a los dominicanos y lo que ciertamente se aviva -doloroso admitirlo- por ese servilismo rastrero de tantos dominicanos quienes se bajan las faldas y los pantalones ante todo lo que sea extranjero de otros países fuera de la isla e incluso, hasta desplazando a los hijos de dominicanos en los cupos de las escuelas y colegios de nuestro sistema de enseñanza y lo más gráfico, que los más emprendedores han formado compañías de servicios con las que logran penetrar al sistema financiero y lograr empleos en este y facilidades de créditos en un dos por tres, que los mismos dominicanos no obtienen fácilmente.

Todo esto sucede, porque es patéticamente cierto, que muchos dominicanos tienen mentalidad de esclavos, indolentes y serviles y al grado tan desvergonzado, de arrastrarse y hacer sentir a esos extranjeros, que ellos son más meritorios y valen más que los dominicanos.

Mientras tanto, todo un grupo de estúpidos e ignorantes en las redes sociales, la mayoría, individuos analfabetos funcionales que no pasan de 35 años, mantienen una abusiva y desconsiderada campaña difamatoria y de ataques rastreros contra los haitianos trabajadores que han llegado a este país desde el 2020 y que de tan graves contra la dignidad humana, esos inmigrantes haitianos han sentido que sus vidas corren peligro y por primera vez sienten que están en un país de enemigos, que los quieren, no simplemente expulsar a los que son ilegales, sino también llevarse de encuentro a los residentes legales y lo más increíble, que esos dominicanos en las redes sociales, al generar ese terrible discurso de odio anti haitiano, no reparan en nada y hasta alientan que los agentes de migración expulsen a menores de edad hijos de matrimonios o uniones mixtas entre dominicanos y haitianos.

Para más escarnio, el gobierno del presidente Luis Abinader y su PRM, en vez de actuar con equidad y dentro de la ley, aviva las discrepancias y no obstante ser el primer gobierno plutocrático de este país y teniendo el dudoso “logro” de albergar en su seno a una parte de la alta burguesía haitiana y siendo uno de sus miembros, nada menos que el asesor económico más importante del régimen y al ser a su vez la mano derecha del fuerte grupo haitiano Biggio, ese que ya tiene el control del monopolio de los combustibles y con una cadena de 100 gasolineras y acceso directo en la Refinería nacional y en todo el territorio nacional.

De este modo, llegamos al hecho tan cuestionable. Primero, que parecería que el presidente Abinader, dominicano de origen árabe por parte de padre y haitiano por parte de madre, tiene el secreto interés de fusionar las economías dominicana y haitiana y sin importarle la soberanía nacional y lo que como es lógico, en esa pretensión no cuenta con el apoyo de las grandes mayorías y de paso, que es la razón del porqué en las redes sociales hay esa campaña demencial de odio anti haitiano que no tiene razón alguna de ser.

Por lo que hemos visto, a una gran parte de la clase media dominicana y en particular la dependiente de los 49 millonarios -empresas e individuos- más ricos de este país y quienes están metidos en el Consejo Nacional de Competitividad y teniendo de apoyo grosero al 90 por ciento de los medios de comunicación y de información de masas tradicionales, quienes alientan el tipo de fusión económica que Abinader y abusando de su posición institucional y también actuando inconstitucionalmente, pretende. Parecería, que no les importaría llevar a la nación hacia una gran encerrona que pudiera terminar en una previsible protesta social de hondos matices de trastorno institucional.

Resumiendo, no estamos de acuerdo con el intento de fusión de las economías dominicana y haitiana y si se va a afectar la soberanía nacional, tampoco con la entrada indiscriminada de extranjeros sin documentación legal, menos, con la campaña de odio de las redes sociales contra la población flotante e ilegal haitiana y nunca, con la arrogancia y mal vivir de venezolanos recién llegados y quienes a jura de Dios y de abusadores, quieren desplazar a los dominicanos y de paso, tratándoles como si fueran inferiores y hasta como extranjeros en su propia nación y lo que ocurre, gracias al servilismo y rastrería de otros dominicanos, por lo que ahora nos encontramos, con que todo el éxito material e institucional que construimos en la Era de Trujillo (1930-1961) en los 64 años posteriores, lo hemos destruido. ¡Vergüenza debería darnos!

Impulsándonos a decir, que hay que recordar la lapidaria expresión, de que “ningún pueblo ser libre merece y si es esclavo indolente y servil”. Con esas palabras, el insigne autor del Himno Nacional retrató de cuerpo entero al dominicano de su época y que como grave estigma continua en las generaciones posteriores y presentes. Semejante inconducta debe ser erradicada. Con Dios. (DAG) 21.08.2025

última actualización: 05:13 pm.

 

 

 

 

 

 

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