El fenómeno que se presenta ya es un asunto de alto interés público y gubernamental en todo Occidente (EEUU-Europa-Reino Unido) y ni hablar en Asia y el resto del planeta y el mismo, parte de un hecho real, que las nuevas generaciones y como es lo lógico, imponen sus valores y conductas y por igual sus propuestas.
Es decir, cuando se está en uno de esos periodos de tránsito o de transición entre una nueva generación imponiéndosele a la otra ya en vías de ser caduca, se genera en la adulta, una de reacciones adversas y dirigidas básicamente a impedir o bloquear que las nuevas pudieran imponer su visión nueva de la vida y a partir de ahí, se da una fuerte lucha de intereses, de unos no queriendo que se les desplace y otros queriendo arrollar con todo lo que se le interponga a su paso.
Sin embargo y ante el arrollador avance de las redes sociales, que es la forma moderna de comunicación a partir de este siglo, está visto, que en el uso de la palabra se ha dado una revolución de tal magnitud, que ya las personas no se comunican mediante las vías o medios tradicionales, sino que creando sus propios esquemas y gracias a que la tecnología cada vez se encuentra más a mano, se hacen creativas y presentan la variable de medios digitales, que en estos momentos son la forma única de comunicación en todo el planeta.
Al principio, los gobiernos y abrumados por este cambio de paradigma y ni hablar en los medios de la prensa tradicional, quisieron imponer una forma rápida de rechazo y frente al hecho, de que ya la comunicación ha dejado de ser prisionera de sectores e intereses.
Por eso de insistir en la coincidencia de los mismos esquemas represivos de censura directa y cuando los poderes fácticos se dieron cuenta que estos no les daban el resultado que esperaban y que ya no valían leyes de censura previa o leyes mordazas que entendían más radicales, han preferido y como siempre en toda innovación, EEUU e imitándole, Reino Unido que siempre han sido los que ha dado el primer paso y ahora para buscar entonces una forma de acercarse a todas las variantes de medios digitales capitaneados por influenciadores y de ahí que los gobiernos estadounidenses e inglés, en vez de reprimirlos, han entendido que deben buscar las vías para adaptarse a esta nueva realidad.
Pero no solo en el exterior, sino que entre nosotros, aquí en República Dominicana el fenómeno de que hablamos, trascendió tan significativamente, que de buenas a primeras, todos vimos como el entonces presidente Danilo Medina y mirando más allá del horizonte, entendió el nuevo fenómeno comunicacional y por eso trató de copar al que para entonces comenzaba a repuntar como un influenciador de gran futuro, que por la pegada que tuvo en las nuevas generaciones, fácilmente se podía convertir en su portavoz más significativo y nos referimos, a Santiago Matías, quien de destacado promotor artístico, tuvo la visión de ubicarse en las redes sociales y con tal éxito, que el presidente Medina llegó la ocasión de fijarse en él y hasta sugerirle como candidato a diputado y siéndole rechazada su propuesta.
Matías se posicionó entre la juventud del Gran Santo Domingo y llegando al grado, de ser catapultado a su condición actual del primer influenciador dominicano y con millones de visitas o likes y sus medios digitales, programas en You Tube o podcasts siendo los lideres de la nueva opinión digital en las redes sociales, donde en estos momentos tiene el liderazgo absoluto.
Con el cambio de gobierno en el 2020, ya la política y los gobiernos y al descubrirlo no quisieron para nada perder el favor de su influencia y por eso se vio repetir la historia con el nuevo gobernante Luis Abinader, quien no solo le llevó también al despacho presidencial, sino que cobrando una dimensión política y social más amplia, Abinader y sus principales asesores capitaneados por el actual director de Aduanas, Yayo Sanz Lovatón, le convirtieron en una especie de asesor adhoc en materia de la nueva comunicación.
Fue entonces cuando el resto del país político comenzó a entender, que “el tiguere ese”, no solo que tenía un arraigo firme en la opinión pública y cuyas nuevas generaciones les son totalmente fieles, sino que definitivamente había que tratar de llegarle o asociarse a este y visto que el individuo, ya y no que era un simple fenómeno de masas, sino que auténticamente, es la expresión personal de casi cuatro millones de electores jóvenes e indirectamente de la mitad de los padres de todos ellos.
A estas alturas, Santiago Matías se ha convertido en un autentico factor o peso político comunicacional que no se puede ignorar y tampoco subestimar. Su plataforma mediática es arrolladoramente popular y uno de los programas de esta: “Esto Es Radio” y lo nuevo del reality: La Casa de Alofoke con más de un millón de personas diariamente, sin duda, es el puntal de la nueva comunicación.
Ahora los políticos de todos los bandos y tendencias y principalmente en la Oposición, se matan porque se les invite a esos medios, mientras desde la prensa tradicional dominada por la autocensura impuesta por sus dueños, le han declarado una lucha a muerte, cuya mayor expresión es haber logrado que el presidente Abinader consistiera con que las cámaras legislativas estudiaran su proyecto de ley mordaza dirigida a afectar directamente la existencia de los programas en las redes sociales y teniendo como víctima colateral a la libre expresión ciudadana.
En consecuencia, no son solo EEUU y Reino Unido quienes les buscan el lado a los influenciadores y sus redes sociales, sino que República Dominicana, se apunta en una de las primeras naciones del continente americano, que definitivamente ha adoptado el exitoso sistema de comunicación en las redes sociales., donde también descuellan, Peguero, Alcántara, Linares, Somos Media, Pichardo, Claudia Pérez y el equipo comunicacional de “Esto Es Radio”, etc.
Ahora bien,, lo que debe importarles a los influenciadores, es no creerse que sean los papaupa de todo y sí aprender a aplicar el sentido común y para que puedan dominar sus egos y asumir, que también todos ellos tienen grandes responsabilidades cívicas, sociales y políticas y como el contrapeso natural frente a una comunicación, que en la misma dimensión que generaciones pasan y mueren, solo pertenece a la juventud que tan arrolladoramente impone sus valores y los que vemos trascender preferentemente entre jóvenes de 25 a 45 años.
Y esto así, porque si hay una realidad que nuestros influenciadores como Santiago Matías, marcan, es que realmente se han convertido en un verdadero asunto de Estado que hay que observar, mimar y hacer suyo, frente al arrollador despertar y avance de las nuevas generaciones, que en lo que atañe a este país, tienen un peso decisivo para las elecciones del 2028 y proyectándose a 25 años más y al llegar al 2050.
Haciéndonos reafirmar, que el nuevo idioma digital. Guste o no, los creadores de contenidos son los nuevos paradigmas que mueven las masas y el fenómeno es por doquier. Ahora es un asunto de Estado. Con Dios. (DAG) 19.08.2025