Durante estos últimos 64 años, institucionalmente hablando, en este país, una mayoría ciudadana no ha aprendido absolutamente nada con referencia a como mantener, apoyar y hacer valer un estado democrático de derecho y lo que ha ocurrido, porque desde que las diez familias aquellas, que en el 1961 se clasificaban así mismas como oligárquicas, en realidad, nunca hicieron absolutamente nada para que el Estado heredado de la dictadura desarrollista trujillista, pudiera haber evolucionado a mejor y la nación fuera hoy una grande como fructífera economía de primer mundo.
Al contrario, las familias de mercaderes, unas y la mayoría descendientes de árabes y turcos y burócratas otras, destruyeron al Estado Dominicano que tenía el peso oro con un valor superior al dólar estadounidense y una economía que no le debía ningún centavo a ninguna otra o país, que era dueña del tremendo bien estratégico de la fábrica de armas y de pólvora, que en plena producción y si no hubiesen sido desmanteladas y sus residuos vendidos a precio de vaca muerta, hoy habrían estado produciendo como aporte al PIB, no menos del 25 % del mismo.
También habría que entender y al mismo tiempo, que aquel país de 2.5 millones de habitantes al 19 de noviembre de 1961 cuando el régimen trujillista finalizó con la huida de sus principales personeros, era autosuficiente en materia alimenticia y gran productor de los productos de consumo básico y con un nivel de escolaridad superior a la media latinoamericana y al mismo tiempo, disponiendo de unas fuerzas armadas, que eran las principales de la zona geográfica con 50 mil efectivos y equipos aéreos y marítimos de guerra de última generación, así como un ejército de tierra perfectamente profesional y diestro y siendo las primeras Fuerzas Armadas del área caribeña.
Agréguese lo otro, de dueño de su propia flota mercante y línea aérea y con una relativa industria pesquera, más de cincuenta industrias ligeras y que de haber continuado, hoy debería de tener una de las cinco más importantes flotas pesqueras, más lo importante, de una clase profesional entre ilustrada y capaz y un sistema estudiantil digno de los mejores encomios, al tiempo que la población, con un alto nivel en materia de moral y cívica y gracias al servicio militar obligatorio, se encontraba lista para ser la simiente que hubiese creado la nación desarrollada que hoy debió de ser.
Sin embargo, todos esos activos fueron destruidos, saqueados y también robados a la población, por un lado, los exiliados anti trujillistas, quienes regresaron con ánimo depredador como Partido Revolucionario Dominicano en el exilio (PRD) y las diez familias, que hicieron creer que “Trujillo se lo había robado todo”, cuando fue la voluntad que creó la nueva economía y también, gracias a que todos los medios de comunicación de la época hicieron lo imposible por lavarle el cerebro a los ciudadanos y como pago, para que las diez familias y los exiliados no les hubiese acusado de “trujillistas” y como si al 1961, los 2.5 millones de habitantes no lo hubiesen sido a lo largo de 31 años.
Esas diez familias y los exiliados y encabezadas por la explotadora y anti dominicana, Vicini Cabral y por los apoyos que tenían en el Departamento de Estado, donde desde el escritorio dominicano, Gianni Vicini, conspiró para sacar a Trujillo del poder y saquear luego a la nación y sin duda de ninguna especie, fueron las autoras de la terrible destrucción institucional que tuvo esta nación entre el 1961 al 1965 y con ellas los exiliados antitrujillistas, los dos gobiernos que instalaron y tanto, que para robarse todos los activos supuestamente “trujillistas”, se idearon un nuevo tipo de documento notarial bajo firma privada y sin necesidad de ningún tipo de mecanismo institucional que le sustente y como contra parte para los legítimos actos notariales auténticos que le dan legalidad y legitimidad a cualquier transacción pública o privada.
Con este modo tan vil y canallesco, la nueva clase gobernante, destruyó todo lo que de institucionalidad tenía esta nación y con el resultado, de que en esos 4 años tan nefastos, las finanzas públicas experimentaron una pérdida de 500 millones de dólares en activos y bienes y llevando a la nación al nacimiento de una nueva clase media media y pequeña burguesía, ahora fundamentada en el saqueo de la cosa pública, los negocios derivados del narcotráfico, el lavado de activos, el sicariato, el robo de los recursos naturales y la evasión fiscal y gracias a los medios de comunicación tradicionales, logrando manipular y cambiar la mentalidad de las cuatro generaciones que nacieron en estos 64 años.
Ahora la República está experimentando una terrible quiebra moral, la mayoría de sus gobiernos han estado compuestos por delincuentes en todos los grados viles, habidos y por haber y en estos momentos, con uno, plutocrático, que es lo peor de los peor en materia de gansterismo político, social y económico.
La situación ha quedado, en cuanto a que si los dominicanos de buena voluntad no buscamos las maneras de imponer un accionar decididamente conspirativo que arrase con la clase gobernante depredadora que se tiene y si lo mejor de los ciudadanos no imponen una política radical de la purificación por el fuego, será más que difícil y por la grave promiscuidad y vida pornográfica y licenciosa que se vive, en donde lo ilícito ya no es tal y la gente ha entendido, que si no se roba o se prostituye no se puede progresar materialmente, será muy difícil, lo recalcamos, que la nación pueda levantarse y resurgir.
Por eso y por la basura humana que ahora hay, es muy difícil que esta nación pudiera quitarse todas las garrapatas que la desangran y lo que está ocurriendo, justo en momentos, que en la vida nacional hay dos grandes amenazas: La haitianización progresiva en base a haitianos ilegales queriendo hacerse pasar como dominicanos y agravado por el brote islámico haitiano y este en función de tropa de choque para desestabilizar en lo inmediato a nuestra nación y la presión estadounidense en base a los estadounidenses de origen dominicano.
Los primeros quieren que República Dominicana desaparezca fusionada con Haití o de lo contrario, que los dominicanos aceptemos que los haitianos sean parte nuestra y los segundos, anhelando y de manera fanática, para que su país de origen o adopción asimile la patria dominicana como un nuevo estado de la Unión Americana.
Pero hay más, entre esos dos grandes peligros, tenemos el otro, de la parte de la inmigración dominicana en el exterior, preferentemente de Nueva York en EEUU, actuando desde ahora como si de conjunto fueran un nuevo estado: Dominicanyork Republic y quienes en este año y de aquí hasta donde puedan llegar, aspiran a tener el control total de la nación y sin importarles destruir la nacionalidad, la soberanía y nuestro estado de derecho en base a la contracultura amoral y criminal estadounidense.
De ahí que y cuando se hace este repaso de la vida nacional y agregamos lo nuevo, de que los dominicanos que están naciendo hoy y quienes en el 2050 tendrán 25 años, por obligación tenemos que caer en cuenta, que si nuestra nación no se sobrepone a tantas calamidades, traiciones y vilezas, deberán de ser los dominicanos del 2050 y con 50 años en el 2075 y la otra generación siguiente de 25 años, los que deberán enfrentar las calamidades que las generaciones presentes no hayamos podido resolver y definitivamente, enfrentar la realidad que viene, de decidir y pelear también, para que se defina cual será el nuevo destino nacional de cara al fin de este siglo.
Y que es la razón por la que decimos, que y si Dios no interviene, para el 2075, República Dominicana quedará plenamente establecida por sí misma o como estado binacional o lo nuevo, de estado de la Unión Americana (EEUU). Con Dios. (DAG) 14.12.2025
última actualización: 04:16 pm





