Si por símbolos se trata, los dominicanos deberíamos de ser un pueblo inmensamente religioso. Sin embargo, desde que a la teología se le ha querido dar cierto grado populista de religión para muchos y colocada a conveniencia, el resultado ha sido, una nación y cuyo pueblo, formalmente es cristiano, cómodamente católico y racionalmente escéptico en lo religioso.
Parece una contradicción, pero gracias a semejante tipo de ambivalencia hija del oportunismo razonado para tratar de subsistir y en un país donde el oportunismo y en su término correcto de «priorizar el interés propio y obviar principios éticos relevantes» es la religión natural de la mayoría, muy poco se puede conseguir, cuando se trata de querer actuar como creyente de a verdad, es decir, ese que si es católico va a misa los domingos y si tiene deseos comulga o si la pasión se le despierta busca en derredor las persona que satisfaga sus intimidades.
Parecido accionar lo vemos en las otras manifestaciones religiosas cristianas, pero con la diferencia, de que mientras para el común de la gente, la mayoría de los curas son unos degenerados sexuales y las monjas unas sufridas esclavas del macho poseedor y esto a grandes rasgos, cuando nos adentramos en esa especie de cómodo sincretismo por el que se mezclas las creencias mundanas del ciudadano formal de clase media con las propias de ese pueblo creyente animista, que entiende, que en la transmutación del fenómeno religioso como religiosidad extrema y de fanáticos y que básicamente para las islas caribeñas proviene del África Central, inmediatamente, todos vemos que el choque sobre “expectativas religiosas” se funde con el folklorismo religioso del cubano de adentro o del haitiano animista primario o del brasileño arrebatado por la diosa del mar y entonces dando paso a una nueva situación: De las iglesias formales y ni que decir de la católica romana, pretendiendo adaptar sus dogmas al resultado de una fase religiosa de cierto razonamiento interpretativo según uso y costumbres, que mezclándose con el moralismo del temor a lo divino, arroja un producto religioso de conformidad a cada quien y sin importar su carencia de dogmas.
Precisamente y por semejante fenómeno cultural, para estos tiempos, los llamados retiros católicos o las tenidas masónicas y para no dejar de mencionar esa simbiosis entre lo sagrado, mercurialista y político de las iglesias protestantes “de avanzada” y financiadas por servicios de inteligencia, todas esas de origen político estadounidense y cuya única pretensión es utilizar a Dios como figura de propaganda, que actuando como ariete de “encuentro entre civilizaciones”, termine por arrojar un nuevo tipo de religión importada de EEUU, cuyo único interés es preservar una nueva etapa de colonialismo dominante pero dentro de parámetros seudos culturales de fácil acomodo para la gente simple y con una evidente tendencia progresiva de anti catolicismo.
Y he aquí la sorpresa, la entrada de nuevas corrientes religiosas o místicas de países del oriente asiático en pugna con determinadas formalidades religiosas de fanáticos depredadores de la fe y como es el islamismo, entrando a tambor batiente en culturas europeas que todos creíamos inmunes al terrorismo religioso por parte del grupo de fanáticos de cuchillo y sangre, que en sus desahogos emocionales casi de arrebato sexual, entienden que el islam debe imponerse por encima de todas las demás religiones y hasta que su fieles logren que su ley, la Sharía y sus ordenanzas sobre lo sagrado y lo que se entiende como pecado o prohibido, sea la normativa que obligue a pueblos occidentales a envolverse en sabanas, manto y rencor y hasta imponerse en base a la sangre que baña y aturde el juicio de razonamiento moral, cuando una religión guerrera, entiende que solo de esa manera se podrían imponer frente a todas las demás.
Al final, lo que resulta, es un capítulo más de esa lucha porfiada entre la razón, la ley religiosa, el sincretismo por igual y la determinación del fanático a imponerse y sin importar como.
Desde luego que la lucha por la religión a secas retrotrae al ser humano a esa mancha de primitivismo desquiciado que no permite que el razonamiento y la lógica se impongan y de ahí que el instinto ocupa su lugar, entonces, al encontrarnos con esta singularidad dejamos de ser de esta u otra religión y para convertirnos en objetos manipulados por la emoción irracional, que aunque algunos no lo crean, sí que existe y se hace sentir.
Así se tiene y como de ayer a hoy nos encontramos con una estampa distinta en las redes sociales, donde una niña bien e hija de papi y mami, pretende hacer o crear una fenómeno de abstracción moral interna que justifique su pérdida de fe y que es un accionar propio de esa clase media vacía, que educada en otras culturas, sus sentimientos experimentan una sacudida tal, que casi la hacen presentar como una iconoclasta de nuevo cuño y no solo en lo religioso y sí como preludio de su lucha interna de alma vacía que rechaza la autoridad, también de normas e igual de maestros y que en las familias en donde el fenómeno ocurre, el infierno es poco para su manera de vivir.
Pero hay más, recientemente y desde muchas partes del globo terráqueo se han estado dando inusuales como repetidos avistamientos de objetos siderales y de presunción tecnológica avanzada no de humanos, que fácilmente y por el terror no confeso que inspiran, podrían hacer de estas personas, un nuevo tipo de fe y arrebato íntimo de sugerente goce sexual intimista que termine por crear un nuevo tipo de concepción religiosa y para llamarla de algún modo y en el que no escape esa mezcla de pavor y admiración por la inteligencia artificial unida a individualidades mecánicas de razonamiento inteligente parecido a lo humano y quienes como humanoides o robots terminen siendo instrumentalizados como “dioses” de origen extraterrestre no tradicionales.
Desde el momento que semejante choque cultural fuera de toda proporción a lo conocido se presenta o se experimenta en mentalidades humanas, generalmente de adolescentes o de juventud delirante por experimentar lo desconocido, fácilmente que la humanidad podría encontrarse ante el preámbulo de un nuevo tipo de religiosidad que aturda y radicalice más a los individuos que buscan emociones intimistas fuertes y a partir de ahí, entonces veríamos que el rechazo de ahora en Occidente al islam, será un juego de niños frente a lo que sobrevendrá.
Dicho esto y que es una disquisición subjetiva para conceptualizar y discutir, no para aceptar, que otros entendamos y gracias a Dios una fuerte mayoría de adultos, quienes sin ser fanáticos de nada guardan su religiosidad “privada” y circunscrita al Dios cristiano original que se les enseñó, podría ser talvez este freno moralizante y para entender cuál será la manera y forma definitiva de como la humanidad de este siglo veinte y uno terminará por entender a Dios creador.
Los riesgos son muchos y que es muy cierto, pero si recordamos que el atraso mental entre gente que estudia es mayor y lacerante que en las clases incultas, entonces debería tenerse en cuenta, y esto para la nueva inquisidora Graciela Abinader, de que entre la fe y la ignorancia, se encuentra la estupidez y a partir de esta, el servilismo en su peor y mayor expresión. Con Dios. 21.10.2025