Todavía no han sido reveladas estadísticas confiables que registren las muertes sorpresivas de envejecientes o por despojárseles de órganos y de manos de un peligroso cartel de médicos, enfermeras y para médicos y anestesistas delincuentes que se caracterizan por tratar con extrema rudeza a los pacientes en sentido general y a los envejecientes en particular.
Ni siquiera médicos que son legisladores, no denuncian esta barbaridad y lo que deberían de hacer, por los crímenes que colegas suyos cometen y en los que resalta “la mano de obra” de médicos asesinos de menos de 40 años.
Waldo Ariel Suero, el médico sindicalista, elude esta realidad y su propia responsabilidad institucional, por lo que aquellos pacientes cuyos familiares hayan sido víctimas de estos crímenes contra la humanidad, deberían de demandar a la institución en la persona de su presidente y como el único mdo de llamar al orden sobre el rastro de sangre de esos médicos que ha provocado que la gente no quiera ir sola a los consultorios y menos a operarse de la enfermedad que sea. ¿Salud Pública está de postalita o el médico que la dirige, es cómplice? (OJO-jj)