Presidente Abinader. Un consejo. Ni provocar ni dejarse provocar e igual al Poder Ejecutivo en sentido amplio

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De buenas a primeras, un país político que permanecía razonablemente quieto ha empezado a presentar signos evidentes de ese tipo de crispación tipo perredeísta de cuando la guerra fría, de creerse o sentirse, que como gobierno las fuerzas opositoras pudieran afectar lo que hasta ahora en el gobierno actual se entendía segura: La gobernabilidad.

Todo comenzó, posiblemente por el ánimo de provocación subyacente entre personas que indudablemente se asustan hasta de sus propias sombras y sin que razonablemente hubiese un motivo valedero para ello. Los del gobierno, porque todavía no entienden, que con todo y los interrogantes que despierta, nuestro sistema político es lo suficientemente fuerte como para aceptar y entender que la disidencia política tiene derecho a manifestarse, mientras que, por el otro lado, una parte de la oposición que se siente acorralada, considera que debe dar un paso adelante y dar el primer golpe para preservar su misma existencia y que de suceder sería un grave error de perspectiva.

En realidad, ambos grupos están equivocados, pues se han dejado llevar y como muchachos, de esa peligrosa campaña desinformativa tan insidiosa que protagonizan todos los medios de comunicación y de información de masas, sus periodistas y sus infamantes redes sociales, quienes a la desesperada quieren que gobierno y oposición hagan sus políticas en función de lo que ellos les tracen o sugieran.

Consecuentemente y en uno y en otro sentido, si quienes están nerviosos no aciertan a entender, que la actual escalada de agresiones mutuas tiene un solo protagonista: Las factorías mediáticas y las que, con sus manipuladores, se encuentran nerviosas y que es su único interés, de no perder a lo inmediato, los miles de millones de pesos que reciben de publicidad oficial o de presupuestos de propaganda opositores. Fácilmente podría ocurrir, que el sentido común desaparezca y de buenas a primeras, la República se encuentre a un paso de saltar hacia el abismo.

Unos plantean, que el gobierno supuestamente ha lanzado una de acosos y ataques aprovechando las iniciativas de la Procuraduría General y donde desde la Pepca, se trata de dilucidar hasta donde es cierto, la tremenda montaña de argumentos y pruebas que involucran a altos cargos del gobierno anterior y que están en manos del ministerio público y por asuntos de corrupción a gran escala desde el poder.

Otros y opositores, prefieren irse por lo más cómodo y acusar al gobierno de una supuesta persecución política y olvidando, que cuando el Partido de la Liberación dominicana (PLD) estuvo desde el 2004 al 2020 en el poder, debió de confrontar parecidos interrogantes.

Mientras tanto y en lo que los ánimos se caldean, parecería que ni uno ni otro sector tienen voces de contención, que, a ambos, les haga ver lo pertinente de que hay que frenarse, contenerse y aceptar la realidad, de que el ministerio público le asiste el derecho de ir en sus pesquisas e imputaciones hasta las últimas consecuencias.

A contracorriente, nos encontramos, que el Gobierno y frente a tanto radicalismo, no le ha quedado otra que actuar con cierta firmeza y para evitar que los ánimos no se salgan de control, por lo que entendemos, que los enfrentamientos suscitados con la policía, primero, en el intento de toma del Palacio de Justicia de Ciudad Nueva y luego, el domingo y tratando de imponer un anillo de seguridad policial en torno al local central del PLD donde su comité central se encontraba reunido y que por lo visto, resultó fallido y ante las evidentes provocaciones que peledeístas actuando irracionalmente, entendían que debían motorizar sus enconos al sentir erróneamente, que las imputaciones judiciales y de hecho, les retrataban a todos y cuando no es así, sino a un grupo de funcionarios y allegados de su gobierno pasado, actuando desde el Ministerio de Hacienda como asociación de malhechores al amparo del poder.

Ahora, las provocaciones no se han dejado de hacerse sentir, al tiempo que desde los sectores sensatos de la atrapada opinión pública se presentan ciertas inquietudes respecto hacia donde llevará a la República lo que propagandísticamente se está presentando como un todo o nada entre los sectores enfrentados.

Sobre el particular, hay que recordarle a la dirigencia del partido opositor, que la primera obligación de un gobierno constitucional es imponer el orden público cueste lo que cueste y en este sentido, las autoridades están actuando con la pertinencia que los hechos provoquen.

Sin embargo, al presidente Luis Abinader, vale decir, al Poder Ejecutivo, hay que recordarle, que su gobierno no debe provocar y tampoco dejarse provocar y comenzando por pararle los bríos a sus desbocados periodistas, publicistas y propagandistas y quienes todavía no entienden, que el poder no puede ser utilizado para azuzar las más bajas pasiones y que es la razón, de que a esta mañana haya tanto animo preparatorio  y para que si de aquí al sábado se efectúa la manifestación pública que la dirigencia del PLD anunciara y como respuesta a “la brutalidad policial”, actuar sin contemplaciones “frente a los provocadores”.

Nosotros y como muchos, entendemos que el sentido común debe recobrarse y que lo más prudente es abocarse a una mesa de diálogo entre las dos partes y sin activistas sociales o religiosos y en este ámbito, lo que procede, es que los presidentes y secretarios generales del PRM,PLD y FP se sienten y busquen una salida oportuna, así como que el Poder Ejecutivo debería buscar un ánimo conciliatorio conversando serenamente y entre iguales con los expresidentes Danilo Medina y Leonel Fernández y siendo ellos tres junto a Abinader, los verdaderos lideres de una población que aspira a que quienes la dirijan les mantengan el clima de paz y concordia que hasta el domingo se había mantenido.

Así mismo, creemos que si el gobierno se pusiera nervioso y lanzara a guardias y policías a las calles y porque los opositores actuaran insensatamente y en momentos que muchos efectivos piensa como activistas políticos enardecidos, lo que al final del callejón en el que nos encontramos, pudiera surgir, es que la misma continuidad del sistema democrático genere una situación de inestabilidad de estar en peligro y si se toma en cuenta que el factor geopolítico hiciera presencia y desde el Comando Sur, se entendiera, que la solución a la “revuelta social” debería ser  una paz militar nada incruenta. Solo advertimos esto y sin favorecer los excesos de uno y otro sector y porque lo último que nuestros políticos pudieran crearnos, sería que por sus disputas infantiles, la gobernabilidad desaparezca.

¿Tenemos o no razón cuando decimos: Presidente Abinader. Un consejo. Ni provocar ni dejarse provocar e igual al Poder Ejecutivo en sentido amplio​? Al fin y al cabo y en una situación fuera de control, quien siempre pierde más es el que está en el gobierno y no una oposición que en sus desvaríos, solo aporta muertos. Esa manifestación anunciada, por prudencia y si se quiere por la República, no debe darse el sábado y el PLD debe suspenderla y negociar y también hay que frenar y de parte de todos los sectores, la actual campaña mediática sediciosa. Es cuánto. (DAG) 28.03.2023