Los nostálgicos antitrujillistas que todavía no asimilan que las hermanas Mirabal y el señor Rufino de la Cruz, no fueron asesinados el 25 de noviembre de 1960 por la seguridad de Trujillo y sí por un grupo de militares y agentes de seguridad que enviara el entonces secretario de Estado de las Fuerzas Armadas, José René Román Fernández (cuñado de Trujillo) y tal como lo acordara con otro agente de la CIA, Luis Amiama Tío.
Y no era que esos señores quisieran que murieran las hermanas y el amigo acompañante, sino que eran el pretexto y para que provocando un gran crimen que repugnara a toda la ciudadanía, ese rechazo provocara a su vez la emboscada que la noche del 30 de mayo de 1961 Trujillo no pudo eludir y muriendo allí y enfrentando a tiros al grupo sedicioso compuesto por trujillistas de primera línea, es decir de cuando el dictador llegó al poder en el 1930.
Esa historia real no quiere ser reconocida por los grupos de nostálgicos antitrujillistas, pero los archivos estadounidenses sobre la CIA que ya fueron abiertos al público, así lo atestiguan.
Entonces, no se entiende que hoy se anunciara, que una institución pública oficial le rindiera homenaje ayer a las lamentables victimas femeninas y sin que para nada se hiciera mención del amigo que fue doble victima en aquella tragedia.
Por si algunos aun no lo saben, al día siguiente de la terrible tragedia, Trujillo y almorzando con su esposa e hija, vehementemente les decía que él “no mataba mujeres” y lo más significativo, les dijo y como no los confirmó años después su hija Angelita en su casa de Miami, “este crimen va a acabar con mi gobierno y por el profundo desprecio que significó para la vida humana”.
Son pues 65 años de aquella gran tragedia familiar y parecería que en la medida que los antitrujillistas han ido muriendo, sus herederos y aterrorizados, no quieran perder vigencia pública o política y esa actuación, de aprovechar esas muertes, en modo alguno es decente. (DAG-OJO)