Que ser decente no salga tan caro

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Aunque inmunidad no es impunidad, en un país con la debilidad institucional del nuestro, ambos conceptos son casi sinónimos, sobre todo cuando de narcos, lavadores y políticos hablamos. Pero ¿qué ha ocurrido? Pues que, después de años financiando a los políticos, ante el ambiente de impunidad que en el país se respira, narcotraficantes y lavadores descubrieron que no tiene sentido atajar para que el político enlazara. Y así llegamos a una situación de tal gravedad, que el mismísimo imperialismo yanqui decidió echarnos una mano, desnudando una realidad que hace tiempo andaba en cueros.

Si algo necesita urgentemente la política dominicana es decencia, talante democrático, educación doméstica y vocación de servicio. Es precisamente por esto, que uno saluda el hecho de que, aunque a destiempo por razones de estrategia política opositora, los posibles candidatos del 2024 sean los que hasta ahora son. Luis Abinader tiene el derecho constitucional de repostularse y todo indica que lo ejercerá. LFP quiere decir Leonel Fernández Presidente, mientras en el PLD está Francisco, está Abel y ahora también Margarita Cedeño, lo que significa que con Dios y la María Magdalena bendiciendo, la contienda electoral del 2024 tendrá como candidatos a gente decente. Y la llegada de la doctora a la contienda electoral del PLD refuerza esa tendencia.

La flecha ya está en el aire. La Margarita dijo sí al jardín electoral morado.

Rosa de fuego que, como tal, tiene pétalos y tiene espinas. Para conocer los morados pétalos de la rosa debemos recordar que, desde la Gallup de noviembre de 2005, en el PLD tres dirigentes han encabezado todas las encuestas. Uno de ellos, Leonel, renunció de la organización y el otro, Danilo, tiene un impedimento constitucional. Además, hace dos años, Cedeño Lizardo ofreció a las masas peledeístas -que no así al machismo leninismo dominicano- la mayor demostración de lealtad partidaria que hemos visto en ese partido desde 1973.

De la Margarita, la espina mayor es la ausencia de un equipo político nacional propio, lo que sí ya tienen los demás aspirantes.

En fin, la sociedad dominicana y especialmente la clase política dominicana necesitan la participación de “lo mejor de cada casa”, mientras todos nos esforzamos por convertirnos en ese ciudadano que le exigimos ser a los demás, incluido los políticos.

¡Y que ser arrogante no valga la pena y que ser decente no salga tan caro! Por: Pablo McKinney [Listín Diario]