Es inexplicable, que a tres años de que termine el actual mandato del gobierno que encabeza el presidente Luis Abinader y que comparte con el PRM y Competitividad, se haya desatado este paroxismo de locos y mediante el cual, lo peor de los peores manejos de la partidocracia estén mostrándose y a un nivel, que da la desagradable impresión, de como si el próximo sábado 16 fuera el último discurso suyo de rendición de cuentas a la nación y si protocolarmente se cumple o el domingo 17 en comparecencia pública a nivel mediático.
Desde el PRM, la represión más despiadada contra la libertad de palabra y disidencia está cobrando fuerza y a un nivel, que hasta los medios y periodistas y comunicadores que se supone son servidores en su aparato de propaganda, temen decir la mínima palabra que pudiera ser entendida por los altos funcionarios públicos, como si estas fueran un ataque directo dirigido a afectar la continuidad de cada funcionario.
Del lado de los partidos de oposición y el mismo oficialista, pues en estos, el que no corre vuela y el que lo hace planea y en materia de lucha de todos por todos y entre y contra todos y con tal de ver, quien en esta carrera salvaje tan atípica por ser parte o tener un pedazo del poder y que ha colocado a tanta gente en una espiral de locura instantánea que no les deja razonar y mucho menos ser cautos.
En lo que respecta al oficialismo, ha sido generada una peligrosa campaña de descalificaciones y la mayoría temerarias, que apuntando a responsabilidad de la presidencia nacional del PRM y del subsector partidario que “inspira” el expresidente Mejía, está afectando muy seriamente el curso normal de la administración pública.
De paso y desde el ministerio de Interior y Policía y en ciertos aspectos, se está notando como si allí, su cuestionada incumbente esté en una especie de guerrilla privada entre pares y de ahí, que elementos de la uniformada estén siendo utilizados y actuando como increíble policía política.
Mientras que desde el Palacio Nacional nadie se queda indiferente y haciéndose uso del aparato de inteligencia y data, ha sido generada una nada sutil campaña desinformativa, mediante la cual, ruedan las cabezas de todo aquel funcionario a quienes los de más arriba entiendan que aspiran a querer sustituirles y como si la cosa no fuera preocupante, vienen ahora los partidos políticos de oposición con sus viejas malas prácticas de corte fascista, de purga y persecución hacia los propios compañeros que se muestran con una independencia de acción más que desproporcionada y que a ojos de los compañeros más cercanos a los círculos íntimos de los jefes partidarios y expresidentes, se les entiende peor que un grave peligro público.
Lo peor es, que todo este proceso anárquico interno, donde cada partido dice que tiene o cuenta con su propia sección militar y de espionaje en manos de ansiosos militares y policías retirados que tienen en común funcionar como una especie de Gestapo interna, ha empezado a poner un tanto nervioso a todo el aparato militar y policial en activo y que al entender de muchos, es una inquietante muestra, de que la anarquía en la partidocracia e incluido el PRM, pudiera conllevar algún tipo de accionar nada común en unas Fuerzas Armadas y Policía Nacional, de por sí ya en actitudes crispantes y para mayor inquietud, viéndose, que tampoco desde las fuerzas sociales, religiosas, de la sociedad civil e institucionales de ánimo cívico, no existe nadie que pudiera ser útil como amable componedor.
La situación es tan inquietante, que no nos extrañaría, que sorpresivamente llegara al territorio nacional la nueva embajadora estadounidense que está a punto de ser confirmada en su nombramiento y como el último recurso que el factor geopolítico asuma, de que de alguna manera tiene y debe llamar al orden. Mientras y es tan obvio, como una especie de agregados militares estadounidenses provenientes del Comando Sur, cuyo jefe principal estuvo recién tomando “lecciones sobre el terreno” respecto al desusado nivel de crispación política que esté afectando a nuestros militares y de cara a su posible coparticipación en los acontecimientos estratégicos que, en cualquier momento, el gobierno estadounidense vaya a aplicar para resolver de una vez y por todas “la situación haitiana”.
Aquí, las autoridades gubernamentales y a todos los niveles, no han sabido interpretar adecuadamente los pormenores y el porqué de la razón real de esa visita y la que abarcó hasta la inspección pormenorizada de los oficiales que pudieran ser tomados en cuenta para sustituir en la línea de mandos y para el caso y esto lo inquietante, de que el partidarismo político llegara al cuartel.
Lamentablemente, nuestras autoridades y mucho menos las de uniforme, no están al tanto o quieren parecer que no estuvieran en conocimiento de estos pormenores y por lo que parece, solo les interesa que los cambios administrativos en el gobierno no arrastren los privilegios que los jefes tienen.
El panorama entonces no es nada promisorio para que se pueda trazar una línea de expectativas positivas y para un gobierno que se encuentra tan zarandeado por los intereses políticos, económicos, financieros que, desde el lugar más insospechado, se urden y en este caso, desde el Consejo Nacional de Competitividad, donde quienes los dirigen, luchan entre sí y a brazo partido para tener a Abinader de su lado, algo que tácticamente y por ahora, le es conveniente.
Pero si la situación no fuera peor, a todo lo anterior se agrega, que la atrapada opinión pública -desorientada y huidiza ahora- no cuenta con respetados lideres de opinión independientes a todos los poderes públicos como privados, que con sus orientaciones pudieran hacerle juicioso contrapeso a la terrible carga de alta emotividad que aprisiona a los privilegiados que se entienden parte o que son la “clase gobernante” y cuyos medios de comunicación han sido puestos al servicio de sus más oscuros intereses, que no necesariamente coinciden con los de la República. A este medio por ejemplo, sus adversarios o competencia mediática le tienen en un forzado ostracismo y a lo que la partidocracia se sumó hace cinco años y por lo tanto, no puede hacer mucho en este aspecto.
En otras palabras, si en el país se ha desatado una anarquía al parecer incontrolable y alimentada por las ambiciones más inverosímiles y al mismo tiempo, por ciertas torpezas del propio presidente Abinader, quien, en línea generales, no pocos le entienden nada confiable, que necesariamente haya que advertir, que al paso que se va, no debería extrañar la probable implosión de una grave crisis política y social interna, que saque de balance a los menos emotivos.
Entendemos pues, que la República está transitando un peligroso camino de desmejora gradual del proceso institucional y lo que nos obliga a advertir, que, si todos los sectores involucrados en esta lucha de todos contra todos continúan en su peligroso quehacer y a causa de sus egos frustrados, no deberá de extrañar que esté en funcionamiento directo, la peligrosa represión política a troche y moche y desde todos los bandos. Todos contra todos y como paso previo hacia una nueva crisis política institucional nada sistémica. Con Dios. (DAG) 14.08. 2025
última actualización: 09:17 am.