Durante meses escuchamos a la izquierda política y mediática repetir la cantinela de que el PP incumplía la Constitución por no someterse al PSOE en la renovación del CGPJ. Al final se demostró que era posible llegar a un acuerdo e incluso contar con una presidenta que no fuera una marioneta al servicio de los oscuros intereses de La Moncloa y Conde-Pumpido.
En cambio, ahora no los escucho decir lo mismo con su incapacidad de conseguir que se aprueben los Presupuestos Generales del Estado. No solo esto, sino que parece que se asume que estaría dispuesto a llegar a 2027 sin presentarlos. Es verdad que es una noticia que suena a cachondeo.
La realidad objetiva es que el sanchismo atropella descaradamente la Constitución. Por supuesto, en su espíritu, pero también en su articulado, e incluso puede ir más allá con sus decisiones y tiene al presidente del Constitucional convertido en la peor expresión de Carl Schmitt, aunque sin su talento como jurista.
Al menos espero que Sánchez sea generoso con su fiel escudero y lo nombre, tal como espera, presidente del Consejo de Estado. Es bueno recordar que no solo ignora la Constitución, sino que llega al extremo de asegurar que gobernará sin tener en cuenta al Poder Legislativo.
Es cierto que tiene a «cariño» Armengol y al sumiso Galindo como sus correas de transmisión. En el caso del Senado, el inefable Conde-Pumpido se encargará de declarar inconstitucional cualquier medida o reforma reglamentaria, como ha hecho con la destinada a garantizar una mejor tramitación de la inconstitucional amnistía.
El exministro y diputado socialista Campo actuó como ponente y no sorprendió a nadie. Lo mismo sucede con el gasto de defensa, que eufemísticamente denominan seguridad para ver si engaña a sus socios de izquierdas o se dejan engañar. Sánchez puede estar tranquilo porque, haga lo que haga, será validado por el frente pumpidista.
Hay que reconocer que han asumido gozosos la politización del TC. España es una anomalía gracias al sanchismo, porque lo normal, como sucede en cualquier democracia, es que se aprueben los Presupuestos o se convoquen elecciones. Feijóo acude hoy a La Moncloa a perder el tiempo; la izquierda anda levantisca porque no quiere apoyar al presidente del Gobierno y este busca algún atajo para hacer de las suyas. Por: Francisco Marhuenda (La Razón)