Senado USA acaba de designar embajador en Haití. Es decir, ha sido nombrado el nuevo virrey en la isla. Y de fondo, que desde el 1978, tres generaciones han ido a las urnas

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Ahora que el presidente Joe Biden ha designado un nuevo embajador en Haití y en momentos que República Dominicana pasa de tres años sin tener uno, es que el presidente Luis Abinader va a conocer la parte tortuosa de lo que es “el poder amigo” de un presidente estadounidense en representación de una política represiva y para una isla que no quiere dejarse controlar y que es lo que entre líneas dice la nueva designación.

Hasta donde se conoce, Denis Hankins, exembajador en Guinea y ex cónsul general en Sao Paulo, Brasil. Es parte del nuevo grupo de halcones de la política exterior estadounidense para determinados países de América Latina, de esos “problemáticos” y que la experiencia vivida nos hace decir, que el tipo de “alienación” que Washington busca, viene encuadrada dentro del espíritu de escalada de guerra que dentro de días habrá en Europa y que por la situación convulsa que genere y para una isla en la que confluyen todos los caminos estratégicos y en momentos de una geopolítica de garrote, determinará a lo interno un principio de política militarista de corte represivo y preocupación territorial.

En este plano, habría que sugerirle al gobierno del presidente Abinader y no a él directamente y porque su super ego, parecería que ya no le deja conceptualizar debidamente, que deberían andarse con pies de plomo y ojo avizor y mucho más, cuando el nuevo virrey será la voz determinante en todo cuanto ocurra -a partir de su llegada- en los dos países que comparten la misma isla.

A lo inmediato, desde nuestra Cancillería, se verá como la encargada de negocios estadounidense radicada en la capital dominicana, desviará hacia Puerto Príncipe todos los asuntos macros entre Washington y Santo Domingo, al tiempo que desde ahora se iniciará una política de “reajustes” estadounidenses y que pasará por imponerle una pax romana a Haití, en la que las acciones de las fuerzas especiales estadounidenses tendrán la voz cantante frente al gobierno de las pandillas que ha sido establecido de facto, mientras que para la parte dominicana la lucha política electoral que se libra, perfectamente que podría ser canalizada hacia derroteros que necesariamente nada tienen que ver con Abinader y su PRM y sí con aquello que entienda Washington que mejor se ajusta a sus intereses.

Precisamente y porque lo que viene no es paja de coco, sugeriríamos al canciller Roberto Álvarez, que le aconseje al presidente Abinader, la creación de un grupo de altos consejeros diplomáticos con experiencia y de los últimos sesenta años y en los que se destaquen uno que otros pasados embajadores en Reino Unido, EEUU, Unión Europea y Francia como voces principales y si es que el gobierno quiere salir airoso de las trampas, que para fines diplomáticos, “el amigo presidente Biden” hará uso.

Igualmente, el presidente Abinader debería y por prudencia elemental, hacer que sus servicios de inteligencia le elaboren un retrato robot de todos los delegados militares estadounidenses en el país y sus lazos “de amistad y negocios” con la burguesía y paralelamente, acercándose en lo personal a la directiva de la Asociación Diarios y como la mejor manera previsora de “chequear puntos de vista” con un sector mediático que es absolutamente genuflexo y débil ante todo lo estadounidense.

De las relaciones empresariales del presidente con el empresariado, solo advertimos, que, desde ya, la mayoría mantendrá una especie de “alejamiento estratégico” hasta que Washington le de señales de la nueva política y para lo cual, el escritorio del agregado económico o comercial estadounidense será determinante y ni hablar de esa “base operativa” que es la cámara de comercio estadounidense.

Del factor político no sugerimos nada, porque la mayoría han estado y desde el 1996 a la fecha, supuestamente con la careta de “izquierdistas o socialistas” y siendo casi todos unos grupos de aventajados oportunistas, quienes serán los primeros en postrarse ante el nuevo virrey Denis Hankins, quien de seguro ya ha empezado el repaso de las políticas a implementar con el Consejo de Seguridad Nacional estadounidense.

Formulamos esta disquisición o examen riguroso de algo que debe ser considerado en todas sus partes, simplemente y más como dominicano, que como analista político de Estado y esto no es auto lisonja y sí realidad concreta y sabiéndose  disponer de una mayor experiencia pública de Estado vivida y mucho más que la mayoría de los políticos en activo e incluyendo determinados expresidentes, es que presentamos este análisis y con el solo propósito, de que cada quien se ubique y principalmente los cuatro más importantes candidatos presidenciales y dejando adrede y apartados, a los otros que provienen del sindicalismo político sectorizado, mercantil y mediático.

Y una cosa, estamos seguros que las actuales candidaturas presidenciales y vicepresidenciales y ni hablar de las legislativas, en la sección política de la embajada estadounidense ya han empezado a preparar los respectivos informes y en lo que apostamos, que primará, en donde se encontraban en el espectro político en el 1978 y con relación a ahora en el 2024 y por una razón, son tres generaciones de dominicanos y políticas que han tenido o tienen escenario en estos últimos 46 años de vida republicana. Y a lo que los yanquis le prestan mucha atención, cuando de imponerle nuevas políticas a un país “aliado y socio comercial” importante, se trata.

Por eso, puntualizamos, que el senado USA acaba de designar embajador en Haití. Es decir, ha sido nombrado el nuevo virrey en la isla. Y de fondo, que desde el 1978, tres generaciones han ido a las urnas.  (DAG) 15.03.2024