¿Será que la diferencia de edad puede marcar una notoria diferencia entre posibles precandidatos presidenciales?

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Independientemente de que todo político dominicano tiene la nociva característica de que solo lo que dice lo entiende bueno y que cuanto se le replique nunca se corresponde a la verdad y sí que es una muestra de distorsión abusiva de lo que haya dicho, independientemente de tal criterio, hay una verdad, que no todo lo que se dice en una rendición de cuentas puede entenderse rigurosamente apegado a los hechos, mientras desde la oposición, el apasionamiento del dicterio emitido con el solo interés de zaherir, no es justamente lo que debe esperarse de opositores de reconocida responsabilidad cívica.

En consecuencia y que es el caso, el impacto de un discurso presidencial de más de dos horas de duración y frente a un auditorio atrapado, al tiempo que el aparato de propaganda gubernamental hizo empeños reiterados porque la mayor cantidad de ciudadanos acepten y entiendan el discurso oficial, lo que termina por reflejar y en este tiempo pre electoral, es que algo ha ocurrido que el presidente Luis Abinader quiso diferenciarse lo suficiente de los dos discursos anteriores y trazar frontera ante los emitidos en periodos anteriores por expresidentes, que al menos uno de ellos y por su empeño en volver a ser candidato presidencial, se hizo evidente que lo dicho ayer por Abinader le dejó un sabor amargo y tanto, que escuchando a su vocero en el Senado, la hiel que se destiló apenas podía ocultar la irritación que a su autor le embargaba.

Si esta escaramuza se entiende, entonces se entenderá el grado o nivel crítico de campaña electoral entre amarga y atrevida, que los dominicanos experimentaremos y en la medida que se llegue a las elecciones de mayo de 2024 y los políticos contendores y en todo el espectro político empiecen a experimentar ese desasosiego que da, cuando cada uno se da cuenta de que por más que habla simplemente no convence.

Por lo pronto, al presidente Abinader y mucho menos que a su adversario principal, hasta ahora tapado y desde un partido opositor de segundo nivel, hay que comprenderle que ayer hubiese podido pecar de cierta dosis demagógica y la que en nada falseó la credibilidad de lo que dijo y por una sola razón. Es quien está al mando por decisión de la libre voluntad popular en el 2020 y por esa razón, es el dominicano que tiene el mayor cúmulo de información respecto al día a día que tiene su gobierno, panorama que cambia constantemente y que genera, que lo que diga en un momento, rápidamente pudiese ser modificado por la realidad política nueva que de inmediato se le agolpa.

Entendiéndose la situación, consideramos, que en principio se aceptará que el presidente y como hacedor de políticas, muchas veces debe corregir sobre la marcha las políticas que diseña y que, en cambio, no es una probabilidad que se le pueda aceptar a un posible candidato presidencial con tres periodos gubernamentales a cuesta y esta diferencia, ¿por qué?

Porque cuando se ha tenido una experiencia de doce años de mandato, se asume que debe estar al día en todo cuanto acontece en la nación y lo más decisivo, que debe ser uno y si es organizado, que tiene que tener al día todo cuanto sobre  las decisiones que tomó en el pasado deben de estar actualizadas y como el mejor método para poder replicar sin emotividades y sí apegado a la pura lógica, los señalamientos que pudiera entender que en el discurso de rendición de cuentas de ayer, Abinader pudo haberle indilgado.

Y si nuestra percepción es la correcta sobre el tema de referencia, entonces queda la impresión, de que el presidente y con facilidad dialéctica, sacó de balance a ese expresidente, que, por lo visto, se ha creído que es algo así como un intocable al que nadie puede osar ponerle en duda lo que dice, lo que ha hecho y hasta lo que pretende.

Sin embargo y a diferencia de ese expresidente, observamos que el candidato presidencial del PLD (50 años) sí que supo y desde su punto de vista subjetivo, mantener cierto ejercicio de réplica nada traída por los cabellos y de lo que no dudamos, que por esa reacción, ese candidato y ahora alcalde en una ciudad de provincias, tiene los suficientes pantalones para exponer su posición y por lo cual, frente al expresidente, luce un Martínez con un mayor sentido de la oportunidad para tratar de conquistar a quienes sean disidentes a sus aspiraciones y puntos de vistas políticos.

Ciertamente, lo que vemos, es que ese candidato opositor con cinco años menos que el presidente Abinader, parecería que frente al expresidente y precandidato presidencial Leonel Fernández y con los 69 años a cuestas de este expresidente, los años le están jugando a este anciano-maduro, una mala pasada y al extremo, de no saber conceptualizar a tiempo sobre cualquier tema político que pudiera presentarse y que al comprobarlo, arroja un cierto tipo de duda sobre la idoneidad de ese expresidente y para una nación, que hace años cambió al completo y desde el 2012 cuando el presidente de la FP entregara el poder.

Desde luego, estamos hablando de percepción y que cuando se tocan temas políticos y mucho más si se trata de juzgar o entender un discurso presidencial de rendición de cuentas, también se pudiera caer en significativos emocionalismos que hasta pueden traicionar al más avisado.

Por eso hemos observado, a fin de cuentas, que ayer el presidente Abinader quiso probar, sobre quienes de sus posibles contendores podría salir airoso de una réplica a un discurso políticamente muy bien estructurado y hecho con la finalidad de sacar  de balance a sus adversarios y tanto políticos como mediáticos.

A nuestro modo de ver, Abinader lo logró e independientemente de que se le pudiera criticar una que otra mentirilla piadosa y que bajo el cálculo de que es un candidato presidencial en potencia, tenía derecho a hacerle ver a sus adversarios que ya llegó la hora de que no se le subestime más.

Abinader por supuesto, a este día, todavía debe de estar pellizcándose su barriga y porque en verdad, sacó de balance a sus adversarios políticos y al tiempo que avivó y sin decirlo, los aires reeleccionistas que ya se sienten y lo importante, que toda la República da como un hecho.

Entonces, lo que también vemos, es que ayer la reelección constitucional ya no es una quimera y sí una realidad firme, que, si se maneja bien y en el gobierno nadie se aloca, perfectamente que podría terminar ganándose la confianza de los ciudadanos y para una ratificación de su nuevo y probable mandato. Y el que entendemos más que razonable y de ahí la pregunta: ¿Será que la diferencia de edad puede marcar una notoria diferencia entre posibles precandidatos presidenciales? (DAG)