Todavía en este país y con una población de adultos mayores que pasa de los dos millones de personas, no existe la adecuada educación sanitaria que permita alertar a los envejecientes y sus familiares, respecto a quien acudir al momento de un ataque del corazón y que, a nuestro modo de ver, fue el factor que determinó la muerte de la exprimera dama.
Y esto así, pues si en vez de recorrer media capital para llevarla donde un neurocirujano, la familia hubiese ido de inmediato a un centro cardiovascular y como es el excelente centro que existe a un costado del Palacio de Bellas Artes (a menos de un kilómetro de la residencia Mejía) donde opera el doctor Patete, seguro que la extinta pudo tener oportunidad de sobrevivir.
Conocemos casos, de personas de más de setenta años con episodios de hasta siete preinfartos y en un lapso de menos de un día de ocurrido el primero y sobrevivieron por la rápida colocación de un marcapasos de última generación y lo que fue posible y sin importar distancia, porque los familiares sabían a que especialista y a qué centro médico acudir.
Es hora de que el ministerio de Salud Pública o el Colegio Médico Dominicano, publiquen el listado de los centros cardiovasculares en las principales ciudades, así como alertas de emergencia para que los familiares de una persona atacada por un ataque cardiaco tengan presente a quien acudir en las primeras horas de ocurrir el ataque coronario. Se ahorrarían vidas. (DAG)





