No hay día que no revele la parte más cruel de la vida institucional y al ser testigo de piedra de los abusos incalificables que ocasiona la represión policial, los asesinatos continuos por parte de individuos de uniforme o los robos de dineros y presupuestos públicos cometidos por altos cargos públicos y todos, amigos, colaboradores o nombrados por el mismo presidente de la República, quien para colmos y sin importar semejantes desafueros, calla y no remueve a nadie que se le entienda autor o responsable de tanto saqueo contra las propiedades de la nación, sus activos y los dineros de los contribuyentes y lo que ahora su aparato de propaganda quisiera ocultar, pretendiendo hacer creer, que al presidente «le han traicionado», cuando de lo que se trata, es de un penoso ejercicio personal encubridor de «dejar hacer».
En este aspecto, el gobierno da la impresión, no solo de dar tumbos, sino que se encuentra manga por hombro y sin ser un referente de fidelidad institucional y menos respetuoso del ordenamiento constitucional. Ese festival de préstamos del exterior continuos y sin que el billón de pesos al que ya llegan, se compruebe que esos dineros han servido para continuar la proyección de obras de infraestructura y la preparación de los recursos humanos, mientras es tan ostensible que los cabezas de los ministerios de Estado, directores generales, etc., y en gran mayoría, son un grupo depredador conformado por un gobierno establecido como una verdadera y terrible asociación de malhechores. Hablando en lenguaje criollo, no tiene ni padre ni madre.
Y para decirlo crudamente, parecería que la República se encuentra ahogada en un clima y como nunca había sucedido, de angustias, horror, temores, desesperación, sin norte y sin futuro y es que nunca la corrupción desde el poder había llegado tan lejos y tampoco la represión policial, que de tanta criminalidad, la mayoría de los medios tradicionales de la prensa mercancía, apenas pueden tratar de ocultárselo a la gente.
Para remate, el gobierno y la mayoría de los ciudadanos lo entienden de botarates, mientras la alta burguesía y sabiéndose dueña del control administrativo, económico y financiero del Estado y con el CONEP y la asociación de bancos a la cabeza en el Consejo Nacional de Competitividad, impúdicamente muestra sus excesos y como esa exhibición indecente del pasado miércoles y en un acto de modas de alto postín, en el que tres adineradas millonarias se disputaban la atención del público llevando el mismo vestido, estilo y diseño y cada uno a un costo de 200 mil pesos. 600 mil pesos, suficientes para alimentar mil niños durante tres meses o para cubrir sus gastos de salud de un mes.
A todo esto, Abinader guarda silencio y para colmos, sus espalderos tienen instrucciones de bloquear al periodista que se le acerque o trate de hacerle una pregunta que entienda incómoda, mientras desde su gobierno se reprime a las voces disidentes, salvo las que su aparato de propaganda controla y paga.
Todo lo que está sucediendo, ha provocado que los ciudadanos se pregunten si realmente es Abinader el presidente de la República o si acaso y en secreto, él es manejado por una cofradía de delincuentes de cuello blanco y surgiendo la interrogante, porque nadie entiende, cómo es que Abinader se muestra tan tolerante y hasta permisivo con los excesos de su gobierno y funcionarios y llegándose a un punto, que sectores de las fuerzas vivas como de la sociedad civil hayan comenzado a preguntarse, si no valdría la pena que se adelanten las elecciones del 2028 y el presidente y su gobierno renuncien o sea apartado del poder por incompetencia manifiesta y para que un gobierno provisional complete su mandato.
Conociéndose la opción que se discute, ahora en las redes sociales y con silencio en los medios tradicionales, pero de llamativa atención para una ciudadanía que se siente estafada por un gobierno en el que había depositado confianza y desde el 2020 sus esperanzas, es evidente y que es lo que vemos, que los ciudadanos buscan respuesta a las razones del porqué el gobierno, el PRM y el mismo Abinader han llevado a la nación al retroceso descomunal que se experimenta.
Ahora bien, no obstante lo anterior, lo que más se destaca y porque atemoriza y causa terror, es ver como individuos de uniforme policial como los del llamado Dicrim, matan a tontas y a locas y junto a policías patrulleros, a cientos de ciudadanos de pequeña burguesía hacia pueblo y lo que solo en este año y mal contados, se les cuentan no menos de 200 asesinados entre públicos y ocultos y por toda la geografía nacional y sin que ninguno de sus autores haya sido llevado a la justicia o condenado.
He ahí dos casos. Hace un mes en la Barranquita de la ciudad de Santiago donde los criminales policiales y a la luz del Sol, asesinaron a cinco ciudadanos a los que por toda explicación también asesinaron moralmente o recién, cuando cuatro señoritas de profesión modelos e influenciadores, a la una y media de la mañana fueron detenidas mientras se trasladaban en un vehículo desde la actividad social en la que estaban y hasta el hotel en el que se encuentran registradas y las que experimentaron una detención arbitraria “por sospecha” de parte de dos policías mujer y hombre y quienes al arrastrarlas hasta un destacamento policial, allí fueron objeto de burlas e insultos y hasta experimentaron criticas ácidas por la vestimenta que llevaban en ese desfile de modas al que asistieron.
El presidente Abinader, cada lunes va al cuartel general policial a una especie de reunión de trabajo con su plana mayor y en la que se actualizan los pasos obtenidos en la llamada reforma policial. Sin embargo, por lo que ocurrió en el caso de las modelos Lineisy Montero, Hiandra Martínez, Anyelina Rosa y Melanie Pérez, parecería que de reforma policial no hay nada y es por ese tipo de casos y cientos de atropellos policiales contra los ciudadanos y sin importar si es de día o de noche, que mostramos preocupación por la insólita violencia desde el poder que se está perpetrando y viéndose, que siempre la policía pretende desmentir que cometa desafueros, crímenes, atropellos y asesinatos y comprobándose, que los ciudadanos no tienen la defensa natural que debería proporcionar el llamado Defensor del Pueblo o el Tribunal Constitucional y siendo lo más preocupante, que Abinader guarda silencio y ni siquiera hace por brindar algún tipo de respuesta publica, frente a tantos atropellos y mucho menos su ahora muda ministra de Interior y Policía.
Realmente, no entendemos que es lo que pasa por el cerebro del primer mandatario y preocupados por la posibilidad de que ante tanto abuso policial, cualquier día los ciudadanos estallen, nos planteamos: Sin pretender faltarle el respeto, pero, ¿es el presidente Luis Abinader prisionero de una dictadura plutocrática oculta o es que el fideicomiso empresarial policial ha instruido para que se cometan vejámenes? Con Dios. (DAG) 20.12.2025
