Una verdad mentirosa que suele provocar un silencio atronador, es cuando al Palacio Nacional se le pregunta sobre cuales son los planes o propuestas reales que el gobierno tiene frente a lo que ya se percibe como lo más parecido a que los que mandan desde el Consejo Nacional de Competitividad no quieren abandonar la mano de obra haitiana, que políticamente, da la oportunidad para la haitianización y no gradual y sí abierta de la vida dominicana y como plan concreto, de un presidente Luis Abinader que se apoya en su firma con la Agenda 2030 y su co asociación de intereses con empresarios haitianos que forman parte de su gobierno plutocrático.
Hasta hace poco ese plan contra la soberanía nacional se había llevado a efecto dentro de lo más parecido a una tormenta tranquila, que unas veces generaba histeria y otras, encendidas interrogantes por parte de ciudadanos y quienes con justa razón, están viendo y comprobando, que el gobierno, parecería que está empecinado en destruir la dominicanidad e imponerle a la nación una fusión clandestina con la población haitiana flotante, que por más de un millón de haitianos ilegales -otras voces hablan de una cifra que casi llega a los tres millones de individuos- que en estos cinco años del mandato de Abinader se ha incrementado escandalosamente para los parámetros normales de un país presto a auxiliar a otro y como se hizo con los 40 mil venezolanos que entraron sin papeles en el gobierno anterior y que es una población flotante que ha quedado estacionaria y tratando de adaptarse a las costumbres dominicanas y que no es el caso haitiano.
Con lo de los ilegales haitianos, Abinader y dándole apoyo a Competitividad, es evidente que poco le importaría que se le entienda, que mientras esté en la presidencia de la República, sus políticas hubiesen haitianizado la vida nacional y al extremo, de que la cultura e idiosincrasia nacional estuvieran en peligro de ser afectadas groseramente.
Pues a diferencia de los años sesenta, cuando al haitiano trabajador se le dejaba entrar para que trabaje como bracero en los campos de caña de azúcar u obrero de la construcción y este, que viene con su familia y otros crean familias mixtas, sino que ocurre el fenómeno, de que a los tres meses de residir en el país, en aquel entonces, presentaba notorias muestras de asimilarse y adaptarse a nuestras costumbres y lo que en Haití llaman que se dominicanizó y con el tiempo, le vemos residiendo legalmente y para progresivamente obtener su residencia legal, que cinco años luego le da la opción para hacerse ciudadano dominicano. En ese quehacer y en esos años 1966-1967, son más de 200 mil cuyos sus descendientes son dominicanos.
Ahora no y como producto de la política Abinader-Competitividad, este haitiano irregular que llega gracias a la corrupción oficial, desde el momento que en los sitios de paso fronterizo tiene que darles sobornos a los soldados criollos allí, de inmediato entiende, que este país y con poco esfuerzo pudiera ser fácilmente “colonizado” a su favor y en lo que no le falta razón, pues ahora tiene lo que nunca hubo, que el gobierno dominicano le apoya en su invasión clandestina.
Razón entonces que se entienda, que los empresarios haitianos que son socios de Abinader en su gobierno plutocrático y gracias al apoyo de empresarios y banqueros dominicanos de los de Competitividad, en estos cinco años, ya es inocultable que la nefasta política de haitianización de la vida dominicana, está marcando un sendero tan peligroso contra nuestra nacionalidad, que gracias a Dios, ya son millones de dominicanos quienes se han dado cuenta que Abinader quiere fusionar al país transfronterizo con el nuestro y lo que naturalmente, no hay dominicano que al enterarse no ponga el grito en el cielo y exija respuestas del gobierno sobre el porqué de su grosera política anti dominicana.
Por eso y de buenas a primeras, los dominicanos que no aceptamos esta migración haitiana tan irregular y frente a la inercia oficial que no da respuestas, estamos quedando como un peligroso solitario en multitud, que cuando se venga a ver y el gobierno no lo espere, la población se le levantará con fuerza y determinación.
¿Cómo es posible que militares y policías tienen órdenes de no molestar ni apresar a los haitianos y sin importar los ilícitos que cometan?, ¿no es por eso por lo que la delincuencia haitiana ha aumentado y que desde hace más de un año, más conservadoramente desde hace cinco años, que las estadísticas hablan de más de 500 dominicanos asesinados por haitianos y por todo el país o los otros que cruzan la frontera gracias a la permisividad militar y saquean fincas y negocios y roban ganado?
¿No es cierto que el director ejecutivo del grupo Biggio, un señor apellido Portes, es el principal asesor económico de Abinader y además, la voluntad única en todo lo que tiene que ver con compras de armamentos y el dictamen de políticas de seguridad en la frontera y que es la razón del porqué Abinader ha permitido que se desmantelen los mecanismos de seguridad electrónica allí y violentando contratos operativos con empresas e inversionistas locales?
Entendemos, que el ruido silencioso que sobre esta pérdida gradual de soberanía a favor de la haitianización de la vida nacional, es un asunto de alta seguridad nacional que no puede ser ignorado y mucho menos, que la nación se quede cruzada de brazos, pues al ritmo que va esa política entreguista de Abinader, quien por cierto, su madre es haitiana de origen árabe y su principal donante electoral, que ahora obtuvo por licitación amañada el usufructo del fideicomiso Cabo Rojo, ese señor nació en Puerto Príncipe y dicho sea de paso, es el empresario responsable, él solo, de la introducción de no menos 100 mil haitianos ilegales para sus proyectos empresariales en el Grupo Punta Cana, es evidente entonces que terminaremos, con que antes del 2028, cuando se supone que Abinader concluirá su segundo mandato, fraudulento como el primero, que si la nación dominicana no se levanta y enfrenta esta mala y traidora política de desnacionalización, perfectamente que los dominicanos podríamos estar al tris de perder nuestra nación.
Pérdida que estamos seguros de que generará un eco inmediato del tipo de amor amargo y que se da cuando los dominicanos nos demos cuenta y definitivamente, que estaremos al punto de perder nuestra nación.
De ahí que y para llamar la atención, preguntemos y observemos: ¿Solo se trata de oxímoron?, es decir, “usar dos conceptos de significado opuesto en una sola expresión, que genera un tercer concepto” y que con relación a la política oficial a favor de Haití, nos indica, que Abinader nos lleva al despeñadero y peor, casi a la extinción. Con Dios. (DAG) 05.09.2025
última actualización: 05:47 pm.am.
