Cada día que pasa, en este país, su sociedad y su pueblo, más se copia y a mal gusto, lo peor de la vida delincuencial y de infra valores de la parte más dura de la delincuencia estadounidense de origen dominicano y la que abiertamente ha sido impuesta en las capas bajas de la población como dentro de la alta clase media y determinados segmentos de la clase gobernante.
Para descubrir esta realidad, solo hay que ir a alguna discoteca o antro de diversión, donde el uso de todo es permitido y las costumbres sexuales de degeneración absoluta son ampliamente representadas o indagar sobre determinados accidentes de tránsito y las huidas que suscitan en sus autores y quienes en la generalidad de los casos son consumidores fiesteros de la tusi.
Es decir, si se quiere ver cómo anda la otra Republica, la “diar” y como resumen del nombre en inglés de este país DR y que de tanto interés es, de esa nueva prensa de degenerados que incentiva las más disimiles perversiones morales, sexuales o de comportamiento y llegándose a unos extremos, en los que parecería que entre los 12 y 22 años no hay joven barrial o de clase media pobre de las ciudades, que desviado dentro de una perversidad de costumbres inenarrables en la mayoría de los casos y terminando por derrumbar lo poco que aún queda en sus hogares de educación doméstica.
Empecemos por ese edificio rojo “comunicacional” en el que hay un verdadero antro de corrupción moral y desde el cual, la nueva escala de prostitución y vicio está terriblemente representada en tanto individuo dizque opinante en programas de comentarios de todo, en el que las “locutoras” van vestidas como si fueran a un burdel y los varones no muestran recato de ninguna índole y con tal de hacerse gratos a quienes practican esa degeneración de valores que los obliga a verse y actuar dentro de una dualidad sexual, matizada por el consumo de drogas de toda especie.
Con semejantes referentes inmorales, cerca de tres millones de adolescentes y jóvenes han abrazado las peores de muestras de degeneración moral e imponiendo de hecho una conducta de inmoralidad absoluta de la que ahora la gente decente de más de 40 años, admite, que definitivamente sus hijos, hermanos, sobrinos y amigos se les han ido de las manos y al extremo, de que la ruptura de conducta frente a la moral tradicional, parecería que ya es un camino sin retorno.
Entonces, el impacto de semejante comportamiento y degradación generalizada, ya ni la imposición de la ley y el orden es asunto que ni siquiera se pueda plantear y mucho menos, cuando efectivos militares, policiales y de control social, parecería que muchos lucen implicados en el trasiego o tráfico de esa nueva drogada rosada y de sabor a fresa, la tusi, que sin saberse cómo, las autoridades han permitido y en todo el país que circule con amplia difusión.
Los resultados más degradantes como chocantes, los encontramos por doquier y desde tiendas de bebidas, discotecas, fiestas sociales en clubes privados o en hoteles de alto standing y hasta en una que otra fiesta “inocente” en casas familiares o apartamentos de solteros y gracias a ese consumo sin control, la droga es vendida en paquetes de cientos de píldoras rosadas, que los traficantes pueden esconder fácilmente en sus bolsillos y tanto mujeres como hombres.
Debido a este desorden moral, desde las discotecas se chequea quienes de los clientes gastan mucho dinero, se les da seguimiento y al salir, la muerte acecha a la víctima o lo supuestamente “discreto” de chicas y hombres acompañantes para los dos sexos y en donde el consumo es libre y porque nadie los ve y dando el resultado y como uno casi reciente de una chica venezolana acompañante a quien el compañero de ocasión y consumidor en la droga rosada, simplemente la descuartizó, se dio el escándalo mediático inicial y rápido, del asesino ya no se habla y las autoridades y por aquello de “no alarmar a la sociedad”, son las primeras que imponen silencio “y para que todo se olvide”.
De ese modo esas muertes siguen y desde el Gobierno, parecería que a nadie le preocupa y mucho menos se quiere que se indague, pero los casos continúan y ahora, en sitios playeros por toda la geografía nacional y en centros vacacionales de costa y montaña.
Lo último se está presentando entre miembros de la burocracia de altos tecnócratas en torres y residenciales de lujo y una parte en lanchas y yates surcando el litoral marino, mientras en ellos se dan las bacanales más desorbitadas entre ejecutivos de grandes empresas y firmas y como quienes pilotean las embarcaciones son oficiales en activo de los cuerpos militares o policiales, todo se apaña y se oculta y muchas veces hasta hay que limpiar y “antes de llegar a puerto”, las muertes que se suscitan y con cadáveres que horrorosamente han sido descuartizados y siempre la “sociedad” mirando para el otro lado.
Y en todo, siempre el mismo actor central: La cocaína rosada o Tusi de la que el buscador Google nos dice, que “la 'Tusi' o 'Tubsibí' es una droga de diseño que debe su nombre por el llamativo color rosa fucsia que presenta, aunque también se puede encontrar en otros colores. El consumo de esta droga, conocida como 'cocaína rosa' aunque en su composición no se incluya normalmente la cocaína, es de olor y aspecto dulce”. Y el buscador agrega: “La sustancia que está presente en mayor cantidad es la ketamina, con una media del 34% del producto total, encontrando mucha diferencia entre muestras: muestras con un 5% de ketamina y muestras con un 72% de ketamina”.
Para colmos, quienes están metidos en el jolgorio de que se trata, Google también dice como descubrir quien la consume: “Ojos inyectados de sangre. Tos que no desaparece. Olor o aliento inusual (por usar drogas inhaladas) Pupilas extremadamente grandes (dilatadas) o extremadamente pequeñas (puntiformes)”.
Llamamos pues a quien corresponda y comenzando por los padres de familia, a que por amor de Dios presten atención a sus hijos y a toda esa adolescencia dizque rebelde, amante de los teteos, el desenfreno y la droga en barrios de nuestras ciudades y por ser el mayor exponente de este tipo de consumidor.
Lamentablemente y hasta ahora y por tratarse un caso de orden público, le recordamos a los del gobierno (funcionarios civiles, militares y policiales y ni que decir a la dirección de drogas) cuyos agentes solo se conforman con hacer creer que trabajan recogiendo gramos de cocaína u onzas de marihuana, que es hora ya de que enfrenten el grave problema de vida que a este país y por negligencia de todos, se nos ha venido encima y a los medios de comunicación “alternativos” desde las plataformas en internet, que traten de hacer lo posible por parar en seco el desorden inmoral que difunden, pues poco falta para que la nación se nos convierta en un antro de descuartizadores, cueros de postín, chulos y asesinos.
Esta preocupación, también, nos obliga a preguntar: ¿Tiempo de tusi, de escape de la realidad o huida de responsabilidades y valores? Con Dios. (DAG) 20.06.2024
