No obstante, de que en los tres meses antes de jurar a la presidencia en agosto de 2020, ya el PRM se encontraba en “los menesteres” de pretender aplastar a este medio de comunicación y de información independiente y reducir a la nada a su editor, lo cierto ha sido, que solos y con la ayuda divina, pudimos sobrepasar el terremoto de odio que gratuitamente se nos vino encima.
Incluso, reducidos como estamos a ejercer una especie de “periodismo privado” de amplias limitaciones materiales, pero ofreciendo nuestro servicio comunicacional en internet e independiente a favor de los tres mil lectores orgánicos que aún nos quedan y en alta demostración de lealtad y preferencias de estos hacia nuestros análisis políticos de Estado.
Durante estos cinco años y ni aun con tantas calamidades, en ningún momento hemos llegado a anidar algún tipo de odio contra nuestros adversarios políticos y mediáticos y simplemente y porque con gran disciplina hemos seguido hacia adelante y como si en vez de un público limitado, tuviéramos los cientos de miles de lectores y visitas que antes nos caracterizaba.
Y lo traemos a colación, porque a cinco años de la llegada del presidente Luis Abinader al poder, primero a su primer periodo y ahora en el primer año del segundo y consigo su PRM y últimamente reforzado por el apoyo “táctico” de los miembros del Consejo Nacional de Competitividad, estamos viendo con cierta preocupación, el desapego que últimamente está experimentando el propio Abinader y al alejarse cada vez más del calor popular espontáneo que antes le caracterizaba.
Mírese que deberíamos tener un gran encono, porque de lo poco que los del PRM nos hicieron, fue inventarse una deuda millonaria supuestamente nuestra con un prestamista usurero y en base a la misma y con fiscales a su acomodo, desalojarnos y robarnos nuestra vivienda familiar.
Ni así hay odio y porque los 53 años en el ejercicio del periodismo, nos ha enseñado, que en política como en los negocios, nunca se aman los amigos, pero mucho menos se odia a los enemigos y por la sencilla razón, que son los intereses, el factor que obliga a que haya cercanía o alejamiento entre los actores políticos, mediáticos y así como económicos.
Sin embargo, vemos, que Abinader no aplica esa regla universal y por eso, tantos de los suyos le han traicionado y él mismo se ha dejado llevar de las emociones descontroladas, todas esas, que de pronto le mantienen en un verdadero callejón sin salida, pues queriendo reestructurar mejor su gobierno, las ataduras emocionales con “amigos leales”, han terminado por empujarle a la situación actual, de que por cada cien ciudadanos, más de sesenta, prácticamente quisieran que estuviera fuera del poder.
Percepción que creemos injusta, pues la mayor fortaleza y merito que tiene el presidente, ahora tan acosado, es que en estos años ha sido diestro manejando un gobierno que tantos quieren ver fracasar y que, a él, lo menos que le esperara fuese la cárcel.
Lo que debe recalcarse y porque cuando el pasado lunes el presidente defendió su gobierno y detallando lo que a su modo de ver han sido éxitos administrativos, lo que vimos, fue a un presidente acosado por los errores de bulto cometidos por sus propios subalternos, más los resultados de los temerarios enfrentamientos entre los ricos de Competitividad, quienes están llevando un pleito de caníbales y disputándose contratos de servicios y de obras públicas y en demostrativa muestra, de que todos ellos se entienden el gobierno en la sombra o que Abinader fuera su muchacho de mandados.
La situación es tal, que todavía el presidente no ha caído en cuenta de cómo y con muchas sutilezas, quienes han puesto casi bajo su influencia a la esposa e hijas del mandatario, prácticamente influyen con sus manipulaciones y en la forma de como la esposa y “las niñas” y no todas las veces, le sugieren cosas y sin que tampoco estas caigan en cuenta de cómo terceros las manipulan y que es la razón, de que a ratos y hasta para el mismo mandatario, la propia sangre hasta la entienda contraria a sus políticas.
Entonces viene el punto, de que quienes se dan cuenta, se dicen, “bueno, si eso es con la familia, ¿qué esperar de los extraños en el resto del gobierno?”
Sabiéndolo, por eso y ni remotamente quisiéramos encontrarnos en los zapatos de Abinader y en momentos que ya es hora de que el presidente de un manotazo en su escritorio parta de por medio y corte y aleje radicalmente a los que quieren que las políticas públicas sean las que ellos quisieran y no las que diseñe Abinader.
En este aspecto, hace dos meses escribimos de lo necesario en cuanto a que el mandatario modificara la composición de su equipo mediático y por la realidad, de que allí el anquilosamiento, la orgía de ambiciones desatadas y el mercurialismo han hecho colapsar una política comunicacional que ahora privilegia a no menos de mil individuos y con un afán de lucro descomunal. Pero hasta ahí podemos observar, ya que nuestro papel no es meternos en asuntos que no nos competen directamente.
El otro punto, es que en el gobierno hay demasiados caciques y comenzando con Hipólito, quien realmente se ha creído que, en las decisiones cardinales de gobierno, es su palabra la que debe valer y no la de Abinader y ni hablar en el desorden que ya han sido convertidas las llamadas “alianzas públicas-privadas” en donde las llamadas “licitaciones” y en el noventa por ciento de los casos son absolutamente fraudulentas y por una sola razón: Que no se cumple con el postulado básico de que “el sector privado se encarga de la financiación, diseño, construcción, operación y mantenimiento de la infraestructura o servicio, mientras que el sector público establece los estándares de calidad y desempeño”. Y lo que ha sido desvirtuado con aquello de que el sector privado no pone ni un centavo y menos pagando impuestos y como sucede en el sector turístico y sí los contribuyentes.
Que es la razón por la que decimos, que hasta que el presidente no entienda, que, si en los tres años que le quedan de gobierno, no da un giro y hace un gobierno absolutamente creación suya -está a tiempo- los “amigos, adversarios y enemigos” le maniatarán y peor de como un tabaquero le hace a un andullo. Pues por lo que hemos visto, Abinader es una persona noble y bien intencionada y quiere dejarle un buen legado a su país, pero en la forma de como lo llevan, es imposible que logre salir de la trampa de amigos-enemigos que tantos intereses tienen.
Obligándonos a plantear y crudamente -las excusas por ello- que lo que se observa, es un desastre administrativo de gobierno y con su presidente atrapado en compromisos personales que confunde con lealtades. Con Dios. (DAG) 13.08.2025
última actualización: 08.28 am.