Los dominicanos y como se sabe, somos extremadamente celosos de como en el exterior tratan a nuestros inmigrantes o estudiantes en tierras extranjeras y cuando conocemos de algún tipo de abuso contra los derechos de estos, inmediatamente montamos en cólera y exigimos que la situación se regularice.
Por eso, extraña sobre manera, que se guarde silencio con relación al abuso continuo que perpetran burócratas oficiales de los dos países y en contra de miles de estudiantes universitarios haitianos quienes no disponen de ninguna documentación legal como residentes o estudiantes legales en el territorio nacional.
Conocer por ejemplo, que esos estudiantes han entregado sus pasaportes a la embajada de su país y con fines de que sus funcionarios viabilicen ante las autoridades dominicanas de Relaciones Exteriores, el otorgamiento de sus visados respectivos y que de buenas a primeras, desde la cancillería dominicana no haya una respuesta rápida, viable y correcta que satisfaga un justo reclamo y que de derecho les corresponde en materia de definición de su status migratorio en este país, sin duda que es una situación que racionalmente no se entiende.
De ahí, que lo menos que haya que plantear y conocido el reclamo colectivo, sea, que el Gobierno Nacional les otorgue los visados de lugar y de manera, que no solo esos estudiantes estén expuestos a que los agentes de la dirección de migración les deporte, sino que, al mismo tiempo, esos estudiantes puedan vivir en paz en el territorio nacional y hasta agotar sus respectivos programas de estudios y culminando con sus graduaciones respectivas.
¿Cuál es la razón, de que tan irregular situación se esté presentando y de parte de nuestras autoridades, así como que desde los diferentes foros dentro de la sociedad civil y las fuerzas vivas nacionales, nadie sale en solidaridad de estos estudiantes universitarios haitianos y quienes con muy buen sentido, expresan que no tienen nada que ver con las diferencias casi permanentes entre funcionarios de los dos países, diferencias que en definitiva son las que ocasionan el grave problema de identidad que a todos les afecta?
En este aspecto, entendemos que el gobierno que encabeza el presidente Luis Abinader debería interesarse en resolver la anómala situación y comenzando por exigirle a los funcionarios de la misión diplomática haitiana, que presenten los pasaportes de todos esos estudiantes y legalizados al día, de manera que nuestras autoridades en la Cancillería dominicana procedan a otorgarle sus respectivos visados.
Es increíble, como un trámite burocrático tan simple, tenga que ser objeto de una fuerte discrepancia entre burócratas y que genere a su vez un contencioso innecesario y dado que los afectados, hasta ahora no han tenido a nadie que los escuche y les resuelva su situación.
Es cierto, que el anterior canciller haitiano Claude Joseph y violentando las normas protocolares más elementales, emitió juicios de valor en contra del presidente Abinader y lo que provocó una reacción que se llevó de paro el ordenamiento jurídico migratorio que ampara a los estudiantes extranjeros en nuestro país, al suspenderse el programa de visados indefinidamente, pero se entiende, que pasada la molestia inicial, el mismo presidente Abinader debería corregir la situación y de suerte que los estudiantes haitianos en nuestras universidades, no sean quienes tengan que pagar los platos rotos por la falta de respeto y delicadeza en que incurriera Joseph.
Advertida esta realidad y en aras de la mejor convivencia entre las dos naciones limítrofes, muchos entendemos, que los estudiantes afectados por la decisión oficial, les sea reparado el daño que están experimentando, sobre todo, cuando todos ellos y vía sus familiares directos, no son una carga económica para nuestro país y por lo contrario, cubren todas sus necesidades con los recursos propios que les envían sus familias.
También es verdad, que todo el tiempo y por mucho tiempo, los burócratas oficiales de los dos países viven tratando de inventar mañas que obstaculicen la buena convivencia entre los respectivos nacionales y que a la postre, es la especie de caldo de cultivo que siempre ha sido el motivo de los factores para mantener desencuentros innecesarios, así como actos inamistosos, que en sentido general no tienen razones algunas para que se produzcan.
De ahí, que entendiendo que los quejosos tienen razón en sus planteamientos reivindicativos, consideremos que el gobierno nacional debe escucharles y resolver, lo que de su parte debe ser imponer su buena voluntad, al tiempo, que poco sería pedir, que las autoridades haitianas y en particular las diplomáticas en este país, tuvieran el buen juicio, de también poner de su parte y resolver de una vez y por todas, una situación, que objetivamente hablando, no favorece absolutamente a nadie y sí que perjudica la sana convivencia entre los dos pueblos.
Y como consideramos que no es mucho pedir, reclamemos también de todos los mass media dominicanos, que muestren interés en contribuir a que la situación que se reclama sea corregida, pues al fin y al cabo, nada que ocurra a uno de los dos países le es extraño al otro y mucho menos, cuando en el territorio nacional se entiende que viven no menos de un millón de ciudadanos haitianos y la gran mayoría gente trabajadora que no es ningún tipo de carga a nuestra economía y mucho menos, cuando su país es nuestro segundo socio comercial en el mundo y como tal, merecedor de que sus ciudadanos y en este caso, los estudiantes universitarios haitianos, se sientan bien acogidos y correspondidos en función de los dineros que gastan en sus propios mantenimientos por el tiempo que estudian y hasta terminar de graduarse.
Razones más que suficientes y para manifestar, que no darles sus visados, es un innecesario acto de injusticia y crueldad contra estudiantes universitarios haitianos que no tienen por qué pagar los errores de los gobiernos de su país. (DAG)
