Para un día como este sábado primero de enero de 2022 y como siempre ha ocurrido para la misma época como y práctica generalizada de optimismo renovado, sería extraño encontrar a alguna persona que no entienda que el nuevo tiempo que se abre a todos, no fuera el propio de quien después de haber pasado una prueba tan poco común de una pandemia cuyo virus se renueva así mismo, debe entender que le será mejor.
En este sentido, es natural que frente a los avatares circunstanciales que arroja el Covid-19 y sus variantes y conociéndose que todos estamos mucho mejor preparados para enfrentar la contingencia y que en materia de tecnología sanitaria y médica tenemos mejores especialistas y técnicos sanitarios como expertos epidemiológicos, que definitivamente haya que entender que la nación está mucho mejor preparada para cuanto la infección pudiera depararnos en el futuro inmediato.
Sí hay que entender y en particular, por un simple asunto de sentido común, que las personas debemos tener las precauciones de lugar, frente a un virus asesino, que creado o no en laboratorios militares del exterior, ha demostrado que a la medianoche de ayer ha infectado en el mundo a un millón de personas y ocasionándole sus muertes, en tanto en República Dominicana cerca de cuatro mil quinientas aproximadamente ya han fallecido.
Desde luego que habría que suponer, que dada la gran cantidad de recursos que el gobierno del presidente Luis Abinader a dispuesto y sin pecar de lisonjeros, reconocer, que si la pandemia no nos ha azotado como en principio se suponía, se ha debido al empeño personal del presidente, quien personalmente se embarcara en una lucha tenaz frente a ejecutivos de los grandes laboratorios estadounidenses y europeos negados a facilitarle a este país de economía emergente los más rápidos auxilios y por paga, del aprovisionamiento amplio de las vacunas que fabrican, probablemente hoy la nación no estuviera en las condiciones auspiciosas de cómo se encuentra.
Suerte y esto hay que destacarlo, que la India y China Popular nos dieron el necesario pie de amigo que contribuyó notoriamente a que el empeño presidencial lograra resultados más que positivos, pues si por EEUU y las naciones industrializadas europeas hubiese sido, parecería que en aquellas y en sus gobiernos no había el interés suficiente para que pudiéramos enfrentar la pandemia con la celeridad que gracias a Dios se pudo y por supuesto, gracias a millones de dólares estadounidenses de los contribuyentes.
Lo que debe regocijarnos a todos los ciudadanos de este país y porque supimos hacer conciencia cívica y mostrar la alta responsabilidad política y social que realmente contribuyó a que las políticas sanitarias se hubiesen implementado con eficacia y la suficiente, como para que los dominicanos también nos diéramos cuenta de que poseemos uno de los mejores sistemas sanitarios, médicos y clínicos entre los países del área y aparte de mostrar una solidaridad hacia muchos de los pueblos y naciones vecinas y esta, impulsada por una política de generosa apertura que en su momento y por aquello de que nobleza obliga, nos sea correspondida en los escenarios internacionales que las circunstancias faciliten y en procura de un mejor posicionamiento dominicano en organismos internacionales como la ONU, OEA y dentro de organizaciones comunitarias en países del Caribe y Centroamérica.
Sin embargo y no obstante tantos frutos positivos, una parte de la ciudadanía y por ignorancia, insensatez y falta de conciencia cívica, parecería que tiene la pretensión de comportarse como piedra en el zapato que obstaculice que la nación y dentro de pocos meses haya podido llegar a que el 70 % de su población esté debidamente vacunada y no solo con las tres vacunaciones que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dispuesto sino también con las tantas otras que sea necesario volver a repetir.
Así debe recordarse que las vacunas tienen una vida útil de no más seis meses, por lo que lo recomendable es colocarse tantas nuevas vacunas sean necesarias para mantener un alto nivel aceptable de las defensas que hagan posible que las personas podamos enfrentar en mucho mejores condiciones las variantes que del coronavirus y en su evolución este pudiéramos presentarnos.
Concomitantemente, creemos que el aparato político de este país y no solo el del gobierno, debería implicarse lo suficiente para lograr que los cerca de 4 millones de personas que aún no se han vacunado debidamente puedan hacerlo y simplemente por un hecho cardinal que tiene que ver con toda la ciudadanía, dado que la pandemia se ha convertido en una amenaza real contra la seguridad nacional y en lo referente al debilitamiento de nuestras fuerzas productivas y conociéndose, que si llegáramos a tener un nivel deficiente en materia de un esquema nacional y racional de anti contagios, podríamos encontrarnos con un retroceso descomunal en materia de la emergencia sanitaria continua, que por lo que se conoce, también habrá que mantener por todo este año.
Lo que importa y en lo que hay que enfatizar, es que cada ciudadano debe poner de su parte para que la lucha contra la pandemia sea una de todos y no solo de la autoridad y la que, en este aspecto, es notorio que cada día trata de hacerlo mejor y sin caer en el vicio de politizar una lucha sanitaria que debe de estar libre de dogmas y de ideologías políticas o creencias religiosas fanatizadas.
Entendemos y este es nuestro mensaje final, que todos quienes vivimos en el territorio nacional debemos ser solidarios los unos con los otros, respaldar las iniciativas gubernamentales en defensa contra la pandemia y abandonar radicalismos extremos y toda vez que, y como siempre se ha sabido, se tiene y se está frente a un nuevo año siempre de renovación y de esperanzas y ante un viejo año que ya no hay que mencionar ni tener de referente y sí solo ir hacia adelante con optimismo y mucha buena fe. Feliz 2022 y para todas las personas de buena voluntad. (DAG)
