sábado, julio 27, 2024
InicioDe aquí y de alláUn país político dominado por la corrupción no tiene autoridad moral para...

Un país político dominado por la corrupción no tiene autoridad moral para imponerle una reforma constitucional, a una nación que la clase gobernante le ha secuestrado su libre albedrío

Desde el año 2004, la corrupta clase gobernante compuesta por dominicanos de menos de tercera generación, iniciaron el procedimiento gradual para que la nación aceptara en el 2010 la imposición de una reforma constitucional, que se llevó en lo esencial, lo sustancial del régimen democrático y para imponer mediante el PLD y su entonces presidente Leonel Fernández, una reforma constitucional supuestamente para un estado social y democrático de derecho, que en la práctica resultó ser, la enajenación a lo absoluto del libre albedrío ciudadano y el comienzo de la partidocracia como arbitrario ejecutor del poder secuestrado.

Por medio de la llamada reforma del 2010, ratificada por la Asamblea Nacional vigente en fecha 13 de junio de 2015 y registrada en la Gaceta Oficial Número 10805 del 10 de julio de 2015 ya van 14 años por un lado y 09 años por el otro, que se dieron esos intentos y de que se entienda, que supuestamente, las generaciones de estos años, han querido normar las vidas y sistema político de gobierno que generaciones como la actual y que concluye en este año y la paralela, que concluirá dentro de 11 años, tengan supuesto derecho a decidir sobre cómo debe ser la forma de gobierno y régimen constitucional que quisieran o aspiraran.

Y lo que es una aberración tan fenomenal y como esta, de que desde el 2020 el gobierno del presidente Abinader les ha impuesto a los ciudadanos que no han nacido en las siguientes dos generaciones que concluirán en el 2064, el pago oneroso de un nivel desquiciante de deuda pública, que juzgará y con no buen criterio y temperamento, por qué la República fuera endeudada y para que quienes aún no han nacido, terminen de pagar una deuda que ellos no acordaron.

A partir del momento que el sentido común hace ver el grave exceso de ejercicio de poder asumido por Abinader y la clase gobernante actual, se debe entender y aunque parezca atrevido, que el reclamo y propuesta hasta ahora mediáticos, del actual presidente de la República en funciones y por imponer en base a su fraudulenta mayoría parlamentaria, una nueva reforma constitucional con el único propósito de que los presidentes que vengan después de él no tengan derecho a reelegirse y mucho menos que los ciudadanos puedan decidir al respecto, debe de ser entendida como una propuesta de riesgo y atrevimiento proveniente de una mentalidad autocrática.

Para colmos, la última reforma constitucional estableció en su artículo 124 sobre la elección presidencial y que está contenido en el titulo IV del Poder Ejecutivo, capítulo I y sección I lo siguiente: “El Poder Ejecutivo lo ejerce el Presidente de la República, quién será elegido cada cuatro años por voto directo. El presidente podrá optar por un segundo periodo constitucional consecutivo y no podrá postularse jamás al mismo cargo” y que también es válido para quien sea su vicepresidente.

Esto que quiere decir, que, en la actualidad, no hay razón alguna para la pretensión de Abinader de supuestamente “blindar” la Carta Magna en este particular, e interés del que hay que inferir que el presidente tiene otro tipo de planteamiento que no necesariamente se ajusta al mandato constitucional y mucho menos, a la clase gobernante que le respalda.

Más bien habría que entender, que Abinader, quien es un dominicano de origen libanes de tercera generación y con sus socios de esa burguesía binacional que le acompañan en su gobierno plutocrático, parecería que pretende darle una especie de golpe de bastón al fundamento del actual estado social democrático de derecho, que establece el capítulo II en su artículo 07 y el  que dispone y ordena, que “La República Dominicana es un Estado Social y Democrático de Derecho, organizado en forma de República unitaria, fundado en el respeto de la dignidad humana, los derechos fundamentales, el trabajo, la soberanía popular y la separación e independencia de los poderes públicos”.

Todo lo anterior quiere decir, que la actual Carta Magna está lo suficientemente blindada y para fines de que no haya posibilidad alguna de un proceso reeleccionista que no sea el que marca la Constitución vigente. 

Ahora bien, veríamos una voluntad sana y previsora del presidente Abinader y con relación a los ciudadanos de generaciones futuras y marcando a estos desde el 2064, si el presidente abogara y porque quisiera, que se dé cumplimiento al artículo 272 sobre el referendo aprobatorio y para que absolutamente nadie quiera modificar el artículo 124 ya citado.

Esto así, porque lo que hasta ahora Abinader ha insinuado, tiene mucho que ver con la parte inicial del citado 272 sobre “derechos, garantías fundamentales y deberes” y que obliga a que se aplique la figura del referendo aprobatorio.

Entendiendo lo anterior, es obvio que, con su pretendida reforma constitucional, lo que en realidad Abinader aboga, es darle una especie de rango constitucional a la partidocracia, a la permanencia indefinida de los partidos y los clanes políticos, en otras palabras, legitimar la tiranía de partidos que desde el 2004 existe en esta nación con el apoyo abusivo y arbitrario de todas las fuerzas políticas actuales y la cobardía de años, del pleno de la Junta Central Electoral de que se trate.

Si nuestra apreciación es la correcta, ningún ciudadano de sentido común y que no esté contaminado con la corrupción política y moral existente, no debe permitir el esquema de reforma que Abinader pretende y porque como hemos dicho, afectará el libre albedrío de los ciudadanos actuales, así como también a los que nazcan y no permitiendo que se cumpla con el ejercicio de vida de los nuevos por venir hasta el 2064, cuando se cumplirían las dos nuevas generaciones a partir de este año y hacia aquel nuevo tiempo.

Como se puede comprender, nuestro requerimiento se formula y procurando proteger, blindar más bien, el proceso institucional de nuestro Estado Social y Democrático de Derecho y sobre todo, por considerar, que un país político dominado desde el 2004 por la corrupción desde el Estado, no tiene autoridad moral para imponerle una reforma constitucional, a una nación que la clase gobernante le ha secuestrado su libre albedrío. Con Dios. (DAG) 15.07.2024

 

RELATED ARTICLES
spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

LAS ÚLTIMAS NOTICIAS DE HOY

No se ha informado cómo se desarrollará el protocolo de toma de posesión…en el Teatro Nacional

No se ha informado cómo se desarrollará el protocolo de toma...

0
Luego de que el Poder Ejecutivo solicitara que los actos de toma de posesión del próximo 16 de agosto se desarrollen en...

Mas Populares