Desde el magnicidio del presidente Kennedy y luego el de su hermano Robert y más tarde el del reverendo Luther King, ¿quién puede decir, que el actual asesinato del activista social y político pro-Trump, Charlie Kirk, no es parte de la misma trama continua de cuando el poder absoluto entiende que debe provocar un gran estremecimiento “estructural” y en un país, ahora el mayor consumidor de drogas en el mundo y el de mayor interés en librar “la guerra contra el narcotráfico”?
No debe olvidarse, que en EEUU hay un evidente declive de la democracia y ese peligroso factor polarizador de contradicciones raciales y religiosas y cada vez más extremistas de dirigentes políticos que toleran o incitan a la violencia y ni hablar del peligroso acceso a las armas y de cualquier calibre que se venden libremente en comercios especializados y casi sin restricción alguna y que son cuatro factores que para la experta Barbara Walter (ver, Orden Mundial -EOM-) son decisivos para entender que EEUU y con las elecciones de medio término del año que viene, apuntan a que se entienda que es un país política y socialmente convulso y sin exagerar, a las puertas de una lucha fratricida.
Al mismo tiempo y si este último crimen, ¿es parte de la escenografía que el poder profundo necesita para que Trump, su mejor instrumento de apoyo, libre una guerra abierta contra todas las naciones que abogan por un mundo multipolar que deja detrás al ya fuera de época, unipolar y el que siempre escondió el terrible militarismo realmente fascista con el que EEUU siempre ha impuesto sus métodos tiránicos de opresión y control?
Pero hay más, cuando se recuerda que en estos últimos 80 años, Washington ha sido el propiciador de más de 50 magnicidios de lideres de otros países y ejecutor de cien golpes de Estado y cerca de 35 grandes guerras para el afianzamiento de la dictadura unipolar que logró crear inmediatamente terminó la segunda guerra mundial y con el pretexto encubridor del llamado plan desarrollista Marshall, que fue el pivote para que la economía estadounidense se relanzara al financiar todas las infraestructuras europeas, asiáticas y orientales.
Obsérvese que en ese interés, no hay ninguna diferencia entre los gobernantes estadounidenses y solo hay que recordar, que con el presidente Dwight David «Ike» Eisenhower estuvo el origen del plan de asesinato de Trujillo que se llevara a efecto al comienzo del gobierno de John Kennedy, también el mismo origen para el “triunfo” de la “revolución” cubana con el apoyo táctico del periodista Herbert Lionel Matthews y el New York Times y quien impulsó la fracasada invasión de Bahía de Cochinos.
Luego no olvidemos la presidencia de Nixon y su apoyo al golpe militar en Chile y la imposición de Pinochet y al mismo tiempo, el apoyo para el surgimiento de China Popular y gracias al plan geopolítico del secretario de Estado Kissinger y el que hoy Trump quisiera destruir a como dé lugar y al ver que el discípulo salió más adelantado que el maestro.
O lo otro, del presidente Carter, aparentemente liberal a lo interno, pero totalitario hacia el exterior y su fracasado empeño de salvar a los estadounidenses secuestrados en Irán y si volvemos más atrás con Johnson y su fracasada guerra en Viet Nam, que precipitó a lo interno de EEUU la revolución social y sexual de bohemios y con base en los veteranos que regresaban de la guerra, quienes impusieron el uso masivo de marihuana y a lo que el estado profundo aprovechó para generar en este tiempo el mercado interno de consumo de drogas que le deja un beneficio directo al fisco y a la economía estadounidense, es decir, a sus bancos, de 500 mil millones de dólares anuales. Johnson y no se olvide, fue quien ordenó la segunda invasión militar a República Dominicana y para “conjurar el peligro castrista”.
Y paremos en el recuento y si no queremos fatigarnos y hasta terminar por odiar socialmente a nuestro primer socio comercial, pero sí deteniéndonos es este segundo gobierno de Trump, quien se entiende el supuesto “emperador del mundo” y por lo tanto, exigiendo que naciones y pueblos le obedezcan y ahora con su empeño de intervenir militarmente en el continente y con el pretexto de que Venezuela es un nicho o base del tráfico de drogas o de que el Canal de Panamá “ no puede quedar en manos de China”, al tiempo de tratar de imponer gradualmente un cerco militar a todas las islas-estados caribeñas, cuya mayoría tiene gobiernos vasallos o peleles de Washington.
Tenemos entonces una visión nada cómoda de como la distorsión estadounidense sobre lo que entiende debe ser la geopolítica regional, está generando un ámbito de molestosa crispación que tiene en ascuas a los gobiernos de las naciones del Caribe Central y en particular, al dominicano, cuyo presidente y asociados y allegados son absolutamente serviles al estadounidense, antes con Biden y ahora mucho más con Trump y que para los intereses permanentes dominicanos, no es en lo absoluto la mejor situación que pudiera tenerse.
Lo que debe decirse, por un hecho capital, de que en Washington están observando con mucha atención, el cómo la clase gobernante de este país, entregada de pleno a EEUU y con tal de que allí se hagan los desatendidos con la terrible situación de corrupción a gran escala que abate a esta nación, no se termine por elaborar un plan de medidas de contra emergencia, bajo el supuesto de que la población se insurreccionará y que es una probabilidad completamente viva y para entonces Washington sacarse su as bajo la manga de la imposición de un gobierno militar y como en ocasiones anteriores hemos dicho, de izquierda de derecha, que impida un clima de inestabilidad política y social, que elementos extremistas pudieran aprovechar para cambiar el sistema de gobierno de este país.
Que es una alta probabilidad y tanto como la que ahora se conoció en Nepal, de que para no dar un golpe de estado militar abierto, el alto mando prefirió conjurar la insurrección juvenil cediéndole la prerrogativa a la juventud y para que vía una plataforma en internet elijan sus nuevas autoridades y con lo que eventualmente se frenaron los extremismos, pero abriéndose una enigmática fuerza nueva de elección para la jefatura de gobierno, recuérdese que el sistema político allí es parlamentario y que es la razón que el jefe de Estado y como presidente siguió en el puesto.
También y al hacer un alto en estas divagaciones sobre hechos presumibles a ocurrir, hay que pensar en la otra arma secreta que tiene Washington y como es esa de arrojar de golpe 200 mil dominicanos ilegales o hacer que cerca de dos millones de estadounidenses de origen dominicano, presionen a sus familiares aquí y para que se exija que este país se convierta en un nuevo estado de la Unión Americana, que de suceder, provocaría una ruptura geopolítica extrema y en momentos que en su colonia Puerto Rico hay aprestos de búsqueda de independencia pero disfrazada de nueva unión con España, con lo que y de seguro, los estrategas estadounidenses tendrían listo su nuevo esquema de control territorial caribeño.
¿Por qué todo esto?, porque ahora y menos que nunca, los dominicanos no debemos confiar del todo en los EEUU de Trump y sabiendo que no le temblaría el pulso para utilizar su protectorado en Haití para provocar una lucha intestina que le permita hacer de los dos países que comparten la misma isla, su mejor esquema de control y como accionar de un futuro desencuentro con la Cuba comunista.
Pues si se tienen en cuenta todos hechos anteriores, se entenderá por qué enfatizamos y preguntamos y diciendo: ¿Y sí el “estado profundo” lo mató (Kirk) para que Trump tenga el pretexto de imponer la dictadura y un gobierno terrorista contra las minorías y en específico contra los inmigrantes “latinos”? Y lo que hay que plantear, porque en política del poder, nunca lo que se ve es lo que hay que creer y sí todo lo otro que se esconde entre diplomacia, sonrisas y puñaladas por la espalda. Con Dios. (DAG) 14.09.2025
