Ya lo dijo la IATA y tres jueces de alta corte

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Pronto cumpliré 40 años dedicando parte importante de mi labor profesional al turismo. He escrito incesantemente miles de artículos, discursos, documentos analíticos, notas de prensa, reportajes, análisis y proyecto de programas de gobierno sobre el turismo.

Desde que me bauticé como creyente de lo que podía aportar el turismo al desarrollo dominicano, y no me equivoqué, me dediqué a estudiar el tema. No descansado, investigando… Tarea difícil en los años 70 y 80, porque no existía Google, que resuelve todo en segundos. Me dedique a aprender. Quería ser un jugador e influir en ese escenario.

He servido al Estado y a cientos de empresas y proyectos, más por lo que significa el turismo, que por la paga. Abordé el tema con mucha seriedad, y hasta a la Iglesia he servido, porque asesoré la Pastoral del Turismo del Consejo Episcopal Latinoamericano. Muy pocas veces he fallado en mis enfoques públicos.

¿Por qué estos párrafos? Por la satisfacción de comprobar que una vez más hice el enfoque correcto. Estudie toda información disponible sobre aeropuertos y el sector aeronáutico para opinar contra el insensato proyecto de crear otro aeropuerto que sumaría un peligroso factor de riesgo para Punta Cana, la zona turística más importante del Caribe.

Lo he analizado varias veces. Ahora lo señala la Asociación Internacional de Aviación Civil (IATA), representante de la mayoría de las aerolíneas del mundo, en una carta al gobierno que dice –resumo- que tenemos 8 aeropuertos y el de Punta Cana es suficiente para dar el servicio que necesita esa región.

Además, advierte: “La construcción de un aeropuerto adicional con el propósito de dar servicio a la misma área geográfica es innecesaria”, porque crearía “ineficiencias operativas” y “complejas consideraciones operacionales y de seguridad”. Señala que los 8 aeropuertos en 48 mil kilómetros “cubren todas las necesidades de transporte aéreo y turístico”, y expresa que “no existe una justificación razonable” para construir otro aeropuerto.

No faltó quien dijera que es una posición “comprada”, como si algún dominicano pudiera pagarle por una opinión a una entidad internacional de ese calibre. Quien se vende cree que los demás también están en el marcado.

La IATA indica que conoce que el proyecto ha sido “suspendido temporalmente con el fin de asegurar que cumpla con todos los requisitos legales y de seguridad” decisión que “apoyamos”.

La carta es de septiembre 20, día ominoso para la idea –aprobada al vapor- del nuevo aeropuerto. Ese día el Tribunal Superior Administrativo (TSA) dictó la sentencia que convalida la decisión del Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC), de noviembre pasado derogando la aprobación de la terminal del pasado gobierno.

La sentencia se apoya en que: fue aprobado aceleradamente sin cumplir todos los requisitos legales y de seguridad; se comprobó que el IDAC al cancelar la pasada autorización, actuó para proteger la seguridad nacional y aeronáutica; se constató que el IDAC respetó el debido proceso que manda la ley; no se presentaron los informes técnicos necesarios (estudios de viento, temperatura durante 5 años, demostrar que no limita la capacidad operativa y comercial de los aeropuertos próximos, y otros), y se determinó que a sus promotores se le otorgó un plazo para entregar los informes técnicos y no los aportaron.

Sobre esta decisión, un periodista me escribió: “Ningún tribunal fallaría contra las familias Rainieri, Vicini y Corripio”. Le pregunté si conocía la sentencia y no se la envié. Respondió: La ley. Guardó silencio. Por: Manuel Quiterio Cedeño [El Caribe]