18 de febrero. Elecciones municipales. Entre la pasión y la incertidumbre

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Decir que una fuerte mayoría de ciudadanos e igual que quien escribe, iremos plenamente confiados en cuanto a que las elecciones de febrero 18 serán unas que resultarán con un ámbito y clima de absoluta trasparencia, sin duda es la mayor aspiración que un ciudadano elector cívicamente responsable pudiera tener.

Pero el fantasma del desastre generado por la misma Junta Central Electoral y en igual fecha, cuatro años atrás, no permite que en lo absoluto al tribunal de primera instancia electoral se le conceda el beneficio de la duda y mucho menos, cuando ya se ha visto y con la primera prueba a los equipos a emplear, que hubo una suerte de “interrupción técnica”, que gracias a Dios, a las pocas horas pudo ser corregida, pero que desgraciadamente avivó los sentimientos negativos sobre la realización y materialización de esos comicios.

Para mayores dudas, ayer y al momento que la JCE y su área técnica, mostraban el proceso de clonación de los equipos que se utilizarán, se escuchó a uno de los delegados partidarios poner en duda el éxito de la operación y ante lo cual, el delegado Javier Ubiera de la Fuerza del Pueblo, expresó que “la clonación es un proceso que requiere de mucha atención debido al fallo que se detectó en las elecciones pasadas, por tanto, este año se aumentó el control de calidad. Indicó que desde hoy se observará el proceso para verificar si será satisfactorio como se ha propuesto”.

Ese de “si será satisfactorio como se ha propuesto” y que no fue replicado por autoridad alguna del referido tribunal de primera instancia, ciertamente que no contribuye en nada a que realmente electores y partidos pudieran tener la certeza de que la JCE lo está haciendo bien y lo que impulsa que digamos, que no una y sí cuantas veces sea necesario, el pleno de la JCE debe de dar una afirmación categórica de que por lo menos garantizará que en un noventa por ciento la materialización de los comicios podría darse sin ningún tipo de irregularidad.

Obsérvese, que el espíritu que cunde en una mayoría de partidos de alquiler adscritos al PRM, es el de preferir que los comicios se interrumpan y no tanto porque los técnicos de la JCE no hicieran su papel, sino porque independientemente a la ola de encuestas a favor, los del gobierno y en parte, no se sienten tan seguros de que efectivamente el partido oficial arrase en los resultados.

Inquietud o zozobra que aumenta en el plano general de las fuerzas vivas, con ese nerviosismo nada disimulado, de una oposición, que entiende, que si se descuidara los del gobierno pudieran hacerles trampas.

Consecuentemente y viendo también que “el estado “anímico” de los dueños de los medios, los barones mediáticos y sus empleados ejecutivos, no es precisamente el de entender que todo va bien y lo que se agrava, con ese “cruce de líneas” de por lo menos dos fuertes grupos económicos -uno turístico y el otro de todo- quienes ahora se presume y por ciertos indicios, de que “se han pasado” al frente del gobierno y del PRM y lo que impulsa, que los otros grupos económicos y financieros se replanteen sus propias posiciones y como es lógico, impulsen a los miembros de la partidocracia a revisarse y saber bien en qué pie están parados, que a su vez, obligue a quienes nos apreciamos de observar con detenimiento los acontecimientos y más allá de la línea del horizonte, que empecemos a atisbar o auscultar cual es el sentimiento real de la nación y los electores frente a unos comicios, en los que todos los actores, van y sabiendo -por lo menos a este día- que nada todavía está decidido en materia de percepción popular.

Además, la guerra de encuestas manipuladas y por encargos, inunda todos los ambientes y marca el tiempo y empuja, a que una especie de crisis de nerviosismo se le meta de lleno a la gente.

¿Qué es lo que nos preocupa?, que ese sentimiento de inseguridad que se está presentando, llegue un momento que afecte el criterio y buen juicio de todas las candidaturas y también empuje a esa terrible situación de cuando el militante político se llena de dudas y a la desesperada, trata de ver como quedaría frente a unos resultados electorales en los que ese tipo de individuo tiene cifradas sus esperanzas de ascenso social y bienestar económico.

Lo que hay que plantear y por la simple razón de que nadie puede llamarse a engaño. En el proceso político y electoral dominicano, no es la ideología lo que se impone y sí el interés mercurial del votante y cuando este siente que a quien apoya le parece ver que no llegará a nada, entonces ahí mismo se impone el penoso y asqueante transfuguismo que ahora y con el asunto de que ya no basta votar por un partido, sino que el elector pueda elegir también a los candidatos que considere y sin importar la bandería política con la que este se presente y que es “una circunstancia” que tiene a la partidocracia en un punto de inflexión de pura histeria.

Teniendo esto presente, a su vez obliga, a que el resultado pudiera ser una fragmentación tan colosal, que acentué aún más el nerviosismo de los votantes y estos dirijan una presión insoportable hacia el tribunal electoral y su centro de informática y por ello es por lo que puntualizamos en tratar de lograr que los técnicos de la JCE hagan bien su trabajo del conteo de votos y para que se evite, que en menos de dos días después de los comicios, las urnas estallen en miles de pedazos.

¿O acaso plantear frescamente y como también ayer dijo Rivera, que la maniobra del PLD de aprovechar un wifi que quedó abierto para penetrar al sistema es poca cosa? Y la pregunta es esta y decisiva: ¿Y si el día de los comicios ocurre lo mismo y multiplicado?

Concomitantemente, a los aparatos burocráticos de los partidos “madres”: PRM-PLD-FP-PRD, desde ahora hay que exigirles, que para nada intenten intervenir y vía sus delegados electorales en el conteo poselectoral y mucho menos, que quieran ir allí con grupos de presión, para que entonces y por el nerviosismo reinante, la policía electoral tenga que actuar con dureza y esto provoque a su vez, el desastre, de que quienes se sienten perdedores quisieran aprovechar su situación y para obligar al desconocimiento de los resultados y entonces, de golpe, se abra una crisis política electoral de imprevisibles consecuencias.

Si tomamos en cuenta lo que ayer dijo Abinader en materia de garantía del proceso electoral, descartamos de plano que el presidente de la República sea un factor de desunión, pero no así podemos hablar de ciertos expresidentes y hasta candidatos presidenciales, quienes, haciéndose los tontos, se le han ido al cuello al gobierno y a su partido y por aquello de “confunde que algo ganarás”.

En consecuencia, recordamos que el 18 de febrero. Tendremos elecciones municipales y hasta ahora, entre la pasión y la incertidumbre. Con Dios (DAG) 30.01.2024