Por lo que se está viendo, parecería que el único recurso que tienen los políticos corruptos es crear nuevas provincias y municipios y paralelamente aumentar la nómina pública a un nivel, que de seguir como las autoridades dentro de los tres poderes interdependientes del Estado se están comportando, de golpe, los 11.5 millones de dominicanos seremos empleados públicos y de esa forma el gobierno de Abinader logra lo impensable: La democratización de la corrupción desde el poder.
Al mismo tiempo, la alta burocracia del Estado continuará en su negación absoluta de rendir cuentas sobre sus actuaciones, manejos y administraciones y como la única manera de que un pueblo ya domesticado con las infames ayudas sociales, ni se entere de cuanto y a qué nivel, son los continuos desfalcos que se perpetran dentro de la administración pública.
Obsérvese, que el Poder Legislativo, que se supone que constitucionalmente es el primer poder del Estado, no solo es un vulgar lacayo del Poder Ejecutivo y el que a su vez se comporta como si fuera presidente en una dictadura, que al manejar y controlar arbitraria y dictatorialmente el presupuesto del Estado, tiene poder de aceptación o de veto para los recursos que las instituciones reclaman y de ahí el servilismo asqueante que diputados y senadores muestran y en menor medida el Poder Judicial.
Entonces y de súbito y para mayor escarnio, el Poder Ejecutivo influye para que senadores y diputados actúen sin necesidad de rendirle cuentas a nadie y además, disponiendo medalaganariamente de los presupuestos millonarios que ambas cámaras legislativas tienen y llegándose a la barbaridad, de que estos legisladores que nos gastamos, se inventan cargas fijas: “Dia de la Madre, del Padre, de Noche Buena y Navidad" para citar casos, por los que senadores y diputados obtienen millones de pesos en ingresos extras cada año, “marginales” los llaman y porque supuestamente son casuales y junto a los otros extras fijos para dietas y gastos de representación.
Gracias a semejante latrocinio y dispendio a gran escala, senadores y diputados son unos privilegiados de tal nivel, que como si los ingresos anteriores no fueran suficientes, entonces cuentan con contratas de obras del Estado y servicios públicos, que, en la generalidad de los casos, duplican y triplican todos sus anteriores ingresos.
Debido a equipolente ritmo de cañonazos de papeletas, los legisladores hacen lo que el Poder Ejecutivo les ordene y como todos son una asociación de malhechores que saquean constantemente al Estado, han legislado a su favor y para fines de no dar explicaciones sobre sus inconductas, menos dar cuentas por los presupuestos que manejan y para colmos sin que haya una ley que proteja al contribuyente para que sus recursos no sean robados y lo que podría suceder si hubiese una que legisle y castigue las inconductas de senadores y diputados y para lo cual, desde hace diez años hay un proyecto de ley que nadie quiere discutir, el de Ley Orgánica de Fiscalización y Control del Congreso Nacional.
Al no existir una ley de control sobre la conducta moral de cada legislador, se tiene, que cada cuatro años y al renovarse la matrícula de las cámaras legislativas los legisladores y en lo personal son ricos, y mientras los nuevos que llegan con una mano adelante y otra detrás, se preparan para saquear al Estado en el nuevo cuatrienio legislativo y el Poder Ejecutivo por supuesto, sobornándolos y manipulándolos para que acepten los niveles de corrupción más desvergonzados, a cambio de que solo legislen a favor de lo que, en este caso, el presidente Abinader quiera.
Pero todo lo anterior es pálido y ante la dura realidad, de que a diferencia del Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo, sus miembros pueden reelegirse indefinidamente, cuando solo deberían tener derecho a una reelección y que cuando el gobierno quiere que una jurisdicción y con el pretexto de que aumentó el número de habitantes, sea elevada a provincia o municipalidad y esto como el “recurso legal” para que la partidocracia aumente la empleomanía pública y de esa manera el clientelismo político aumenta y el control corruptor de los partidos se mantenga.
He ahí el caso reciente del plan presidencial para supuestamente disminuir el número de diputados, pero al mismo tiempo preparar un esquema de aumento de 29 distritos municipales a municipios, que, de darse, serán 29 nuevos alcaldes, vicealcaldes, etc. y por carambola, generarán un aumento de nuevos 20 diputados y naturalmente, provocando otro aumento presupuestal cercano a los 300 millones de pesos por mes.
Atendiendo a todo lo anterior, perfectamente que puede decirse, que la corporación política s.a., es decir, la partidocracia; alcanzará una de dominio y control de la vida nacional, que los dominicanos dejarán de ser ciudadanos para ser súbditos o lamebotas de los jefes dentro de los tres poderes supuestamente interdependientes del Estado y todos estos, auxiliados y protegidos por todos esos medios dentro de la prensa mercancía y los lupanares en las redes sociales, cuya única finalidad es proteger a las mafias políticas para que nada cambie y todo siga igual.
Realmente, es pavoroso lo que está ocurriendo en este país, donde existe una institucionalidad a la inversa y a tal extremo, que Abinader y al entenderse absoluto, parecería que sopesa imponer un nuevo tipo de dictadura militar con careta civil y actuando como si tuviera la certeza de que ha adormecido al pueblo por via de la corrupción y las ayudas sociales y dejando que una parte de la población se prostituya carnalmente, se ahogue en las drogas ilícitas y entienda, que si sus miembros son sumisos, el “presidente benefactor” les prodigará de privilegios y canonjías.
De esta manera, la partidocracia estará terminando por robarse las instituciones y si Dios no mete su mano y detiene este desorden amoral a gran escala y en una nación que experimenta una serie revolución en materia de valores morales, parecería que la República será convertida y antes del 2028, en un nuevo estado fallido y con la probabilidad de que los estadounidenses de origen dominicano logren su meta, de fusionar a la República con EEUU y que ahora mismo, parecería que aquí a nadie importa.
En resumen: Si por la tiranía partidocrática fuera, al final, todos los dominicanos seremos servidores del Estado y como justificación para que la nómina pública aumente y la partidocracia se beneficie y el “presidente benefactor” se imponga dictatorialmente. Con Dios. (DAG) 09.08.2024
