Comprendemos, que muchas veces la pasión política obnubila el entendimiento y no solo en los más jóvenes sino también en personas a las que se supone una mentalidad madura y por eso, que en determinadas ocasiones, comprendemos a su vez ciertos arranques emocionales y exabruptos de personas poseedoras de medios digitales y las que por ignorancia o analfabetismo funcional, emiten lo primero que les llega a sus mentes.
Recién en la tarde de ayer empezamos a observar el fenómeno con las interpretaciones casuísticas de individuos que se espantan de sus mismas sombras y todo, por asumir y no como comunicadores y sí como políticos a ocultas que utilizan sus medios digitales para sus propias causas y sin pensar en el efecto o impacto traumático que sus opiniones generen en quienes les sean seguidores.
De ahí que ahora estemos observando y con mucha preocupación, que en el aspecto de las deducciones que tan atrevidamente algunos están haciendo y para generar popularidad a la inversa y en lo relativo al anuncio de reforma constitucional que promociona y en todo su derecho ciudadano el presidente Luis Abinader, parecería que algunos y como influyentes, están perdiendo la perspectiva y al hacerlo, llevando por criterios equivocados a quienes de sus lectores o público atiendan sus razonamientos.
Lo primero es, que ya el proyecto de referencia se encuentra depositado en la secretaría del Senado de la República y por lo tanto, es de conocimiento público y lo que facilita que cualquier ciudadano tenga acceso al mismo.
Lo segundo, que, si la pieza preliminarmente se está estudiando para que una comisión nombrada al efecto emita sus consideraciones y como primer paso para llevarlo al pleno y después, ya con una opinión general, conocerla, discutirla y votar por las enmiendas o cambios que la mayoría entienda.
A este punto y esto debe puntualizarse, entonces es que la decisión primera va al pleno del Senado y lo que allí se decida, pasa de inmediato al pleno de la Cámara de Diputados donde igual procedimiento burocrático pasa por segunda vez.
Luego de suceder todos los pasos que se dieron en el Senado, el pleno de la Cámara envía su decisión de vuelta al Senado y para que entonces. Ambas cámaras emitan una opinión y decisión común al respecto y ya como proyecto de ley y que luego es tramitada al Poder Ejecutivo para fines de promulgación y siempre y cuando que el Ejecutivo Nacional, no rechace uno que otro punto y lo que obligaría a volver al recorrido del trámite anterior.
¿Qué es lo que indica semejante y cuidadoso procedimiento?, que los medios de comunicación tradicionales o digitales, ninguno puede adelantar criterios, en tanto y en cuanto el procedimiento legislativo de estudio no hubiese concluido definitivamente.
Pero en vez de esperar, ciertos influyentes y periodistas y comunicadores en las redes y por un afán de hacerse notar, no reparan, que ahora mismo nadie puede emitir juicio en contra sobre lo que el texto de la propuesta de reforma diga, toda vez que ni siquiera se encuentra en discusión y sí en trámite para ser conocida por los respectivos plenos de ambas cámaras.
Aun así, esos medios y sus periodistas, comunicadores e influyentes, emiten sus juicios de opinión torcida y confundiendo a más, a la generalidad de la atrapada opinión pública y todo, para acrecentar el perverso como enfermizo ámbito de antihaitianismo fanático que se ha apoderado de algunos de los sectores mencionados y quienes casi en mayoría motorizan la ola de absurdo antihaitianismo que está corroyendo el buen espíritu y sano juicio de la nación.
Y que es una situación perversamente anómala y porque se parte de premisas falsas. Tanto en lo relativo a lo que se discute sobre si un haitiano residente legal tiene derecho a solicitar su nacionalidad dominicana y que sí la tiene y tal como es de uso universal para los inmigrantes legales que radican en otro país y después de agotar determinado lapso, que en nosotros es de cinco años.
Tampoco esos sectores entienden, que el inmigrante indocumentado es el que no tiene derecho a esa prerrogativa constitucional y como la tiene el regularizado y quien, por lo tanto, el segundo, sí es susceptible de ser deportado. Estamos hablando, de no menos quinientos mil haitianos que se buscan la vida haciendo cualquier trabajo y quienes de acuerdo con las últimas estadísticas se encuentran en ese renglón y cuyo tráfico de personas es financiado por empresarios y protegido por militares e inspectores de Migración.
Dada esta situación, la misma quiere decir, que los 200 mil haitianos que sí tienen residencia legal y sus familias, en principio pueden optar por la nacionalidad dominicana y como por igual sus descendientes y con preferencia, de estos, los nacidos en el territorio nacional. Pero esto no se quiere entender y el veneno de la desinformación se esparce y a lo que también, con sus silencios, los grandes medios escritos, no informan y sí que maliciosamente callan.
Nosotros entendemos pues, que medios, periodistas, comunicadores, analistas y comentaristas, es decir, nadie. Tiene derecho a manipular los hechos e interpretar subjetivamente algún proyecto de ley o en específico el proyecto de reforma constitucional cuyo texto ha sido depositado en el Senado de la República y sí esperar, a qué decisión final sobre ese proyecto llegarán soberanamente los legisladores de la República, quienes en este aspecto y como Asamblea Nacional Revisora, son de la República y no de los partidos políticos y menos del presidente de la República.
Mucho menos dejamos de darle el beneficio de la duda, a un gobierno, que por el solo hecho de tener una mayoría legislativa constitucional, perfectamente que puede imponer la ley o reforma que así quisiera y el que, por declaraciones del mismo presidente Abinader, ha renunciado a esa prerrogativa y si esto es así, no tiene sentido el avispero de ánimo de pelea y de irracionalidad, que sobre todo en las redes sociales y sus lupanares mediáticos se ha esparcido tan tendenciosamente.
Entonces y dado nuestro criterio de observación y cuido, es que decimos que en lo relativo a la Reforma Constitucional. Adelantándose a los acontecimientos y presagiando lo peor, en lo absoluto, no es de profesionales de la comunicación. Téngase cuidado. Con Dios. (DAG) 22.08.2024
