No en balde ha sido el viaje relámpago a EEUU del presidente Luis Abinader, quien, con el pretexto de impartir determinadas conferencias y apertura de negocios, se llegó a Nueva York, así como a la capital estadounidense, en un viaje exploratorio de tanteos e interrogantes y como fundamento de cómo manejar la reunión de mañana con el secretario de Estado, Antony J. Blinken, quien procedente de Haití, viene en visita oficial en la que se discutirán temas de una agenda previamente elaborada.
Por esa agenda, contentiva de “temas como económicos, de derechos humanos, buena gobernanza, cambio climático, entre otros” y en los que, los últimos y sobre todo Haití, son la especie de caja de pandora que normaría las relaciones bilaterales a partir de noviembre con el nuevo gobierno estadounidense que resulte de las elecciones.
Hasta ahora, el presidente Luis Abinader ha resultado ser un primer mandatario extremadamente obsequioso con la administración Biden y por lo tanto, esperándose de él, de que en caso de que la vicepresidente Harris gane los comicios, ciertos estrategas en Washington quieren tener un conocimiento cabal de lo que pudiera esperarse de Abinader y en el caso nada hipotético de que también el ganador pudiera serlo el Republicano Donald Trump, de quien por lo que se conoce, existen determinadas políticas que este último no tiene a muy buen interés.
¿A qué se debe y sucede esto?, porque todo imperio y lo que es válido para cualquier otro, fundamentalmente en sus relaciones internacionales, realmente no tiene amigos y tampoco enemigos y sí intereses y que son los que en última instancia darán la pauta de lo que la alta burocracia en Washington espera del gobierno dominicano.
Un ejemplo, ya mismo el Cuerpo de Ingenieros estadounidense y como expresara ayer Abinader, “El país tiene oro, plata y níquel, y ha tenido bauxita. Señorías, donde hay bauxita, suelen estar presentes elementos de tierras raras. Actualmente estamos explorando esta posibilidad con la ayuda del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE. UU” y lo que, hasta ayer, oficialmente aquí no había trascendido.
En cambio, se conoce la notoria colaboración dominicana otorgándole libre tránsito en nuestras aguas a navíos del cuerpo de guardacostas estadounidense, así como determinadas naves militares y ni que decir de la ostensible presencia de elementos o efectivos del Comando Sur y en lo particular, por el monitoreo que se hace de todo el desenvolvimiento de la fuerza militar de Kenia en el vecino Haití y con énfasis, en mantener un cuido firme ante cualquier posibilidad y con tropas dominicanas vigilando para que las bandas delincuenciales haitianas no pretendieran escalar en su guerra interna, intentando violentar la frontera entre los dos países y hasta llevar el proceso gradual de desestabilización a uno y al otro arrinconarlo a más en su anarquía y en el que la geopolítica haga presencia.
Ahora bien, si a todo lo anterior, se tiene la probabilidad de que la poca conocida Oficina de Inteligencia e Información de EEUU (INR) que rivaliza con la CIA y el NSA, ya ha elaborado una especie de retrato robot sobre el giro de las relaciones bilaterales a partir de los resultados eleccionarios y paralelamente sobre la evolución de la inestable situación haitiana y el interés estadounidense de que “República Dominicana resuelva lo de Haití”, fácilmente se podría entender, el por qué el ministro Blinken llegará hoy y para su reunión de mañana con Abinader.
Hasta ahora y en cuanto a política dominicana cabe, EEUU se ha hecho de la vista larga con los resultados del fraude electoral que mantiene en el poder al presidente de la República. Sin embargo, ciertas señales de instabilidad política y social, así como el fuerte indicador de que la administración Abinader parecería que está metida más allá del cuello en materia de tolerancia extrema con la corrupción política y gubernamental y lo que en cierta forma inquieta en la embajada estadounidense en Santo Domingo, así como en el escritorio dominicano en el Departamento de Estado y de lo que ciertos informes hablan con amplitud, no podría decirse que ese no sea un tema primordial entre la agenda del visitante.
Y lo que nos mueve a prestarle atención al comunicado del Departamento de Estado que dice: “En Santo Domingo, el secretario Blinken y el presidente Abinader reforzarán nuestra estrecha y duradera asociación y hablarán sobre la colaboración para promover el crecimiento económico inclusivo, defender los derechos humanos y promover la buena gobernanza, la seguridad y la resiliencia climática en la región, incluso a través de la Alianza Estados Unidos-Caribe para Abordar la Crisis Climática (PACC 2030) y la Iniciativa de Seguridad de la Cuenca del Caribe (CBSI)”.
Parecería entonces que el visitante querrá poner los puntos sobre las ies en materia de relaciones bilaterales y también, sobre lo que se puede esperar del gobierno dominicano en asuntos, de que, en un momento dado, la geopolítica pudiese dar un giro preocupante en las relaciones de los dos países.
Ya se conoce, que, en la reunión con el primer ministro haitiano, Conille sobre los próximos pasos en la transición democrática de Haití y el apoyo de Estados Unidos a ese país a través de la asistencia humanitaria y los esfuerzos de estabilización liderados por los haitianos, el alto cargo estadounidense está conteste sobre el punto de vista del gobierno provisional haitiano.
Sin embargo, aún no hay reacción sobre lo que se trató con la reunión de los líderes de la misión de Apoyo a la Seguridad Multinacional y el hincapié más amplio, en el apoyo de Estados Unidos para restablecer la seguridad en Haití, mientras todavía está en veremos respecto a que EEUU entiende sobre “la importancia de promover el respeto por los derechos humanos”, y lo que en la capital dominicana y en ciertos círculos de poder y económicos, ven con ojeriza.
Igual expectativa se ha creado con el asunto de que Washington quiere una “normalización” en las relaciones entre Haití República Dominicana y lo que por ahora parece difícil, ante el rosario de agravios que Haití le ha provocado a esta nación.
Concluyendo, lo de esta visita y la subsecuente tanda de reuniones, parecería que lo único que podría decirse, es que el supervisor del imperio llega hoy procedente de su lacayo haitiano y para ver como sus mecanismos de persuasión hacen su trabajo. Mientras, la clase gobernante se apresta a recibirle de rodillas y la población expectante. Con Dios (DAG) 05.09.2024
