Que el 40 % de los hogares dominicanos tenga al frente a una mujer sola quizá se explique porque el 69 % de los encuestados por el Barómetro de las Américas opina que las mujeres deben pedir permiso a sus parejas para visitar a familiares y amigos. Más de una habrá mandado a paseo al individuo que pretende que se le pida permiso para visitar a su madre…
Dudo mucho que las parejas de ese 69 % pidan permiso para salir de su casa. La mujer dominicana es decidida, resuelta y “manda” mucho más de lo que esa encuesta parece reflejar.
Sí es realista creer que el 53 % de los encuestados piense que la violencia entre parejas es un tema que atañe al ámbito familiar y que es algo que deben resolver ellos dos. Todavía es una decisión difícil, por ejemplo, denunciar a un vecino que golpea a su mujer, aunque todo el edificio sea consciente de que los moratones no responden a caídas.
Esa idea, tan interiorizada, de que las agresiones en una pareja son “asunto de ellos” es el muro con el que se tropiezan todas las campañas que se lanzan contra la violencia machista.
Grave también la constatación de que las generaciones más jóvenes no están libres de esa cultura enfermiza de control y poder. La violencia en el noviazgo sigue siendo más común de lo que pensaríamos y la vigilancia a través de las redes o la tecnología, una nueva manifestación de estos viejos vicios.
Una duda: ese 40% de mujeres que educan solas a sus hijos… ¿les inculcan los mismos odiosos patrones? ¿O rompen la cadena de la cultura de sumisión? Por: Inés Aizpún [Diario Libre]
