Los aranceles del 10% impuestos por Donald Trump el 2 de abril de 2025 a las exportaciones dominicanas hacia EE.UU., principal mercado del país (53.5%, US$6.9 mil millones en 2024), impactan la economía dominicana tras el fin de la pausa de 90 días el 8 de julio de 2025, extendida al 1 de agosto según la Casa Blanca. Sectores como zonas francas, tabaco y cacao enfrentan menor demanda por el aumento de precios.
La AmchamDR advierte que esta medida reduce exportaciones y remesas, afectando el crecimiento económico y la estabilidad financiera del país. El Gobierno dominicano busca mitigar estos efectos negociando exenciones bajo el DR-CAFTA en Washington, aunque sin avances concretos.
Se impulsa la diversificación hacia mercados europeos y asiáticos, fortaleciendo acuerdos comerciales, y se fomenta la inversión en turismo y manufactura para contrarrestar pérdidas. La recesión proyectada en EE. UU. para 2025 amenaza el turismo y las remesas, pilares clave que representan una parte significativa del PIB dominicano.
Para enfrentar estos retos, se necesitan reformas estructurales urgentes: modernizar zonas francas con tecnología avanzada, reducir burocracia para agilizar inversiones, implementar una reforma fiscal equitativa que optimice recaudación sin sobrecargar a los ciudadanos, y una reforma laboral que facilite contrataciones y capacitación técnica para impulsar la competitividad.
Expertos prevén un crecimiento menor al proyectado para 2025. La visión de Abinader de mejorar la calidad de vida exige acciones rápidas para diversificar exportaciones y fortalecer la resiliencia ante un comercio global volátil. Estas reformas son esenciales para proteger la economía y garantizar un crecimiento sostenible, priorizando el bienestar ciudadano. Por: Adán Rafael de Camps Jiménez (HOY)
