Pocos podrían estar en desacuerdo con nosotros y al decir que el don mas maravilloso que Dios le ha dado al hombre es tener a su lado a una mujer fundamentalmente feminista y de una feminidad ciertamente arrolladora. Y porque siendo la compañera ideal de todo hombre, no solo que fortalece el espíritu y la convivencia dentro del hogar, sino que los rasgos y sexos masculino y femenino se acentúan y complementan y proyectando unos hijos mentalmente saludables y de una reciedumbre moral, muy propia de una fuerte educación de hogar.
Lamentablemente, desde que el colectivo de feministas a ultranza apareciera y en donde, como España, sentó reales. La mayoría, una partida de personas confundidas con su sexo y enormemente rebeldes a aceptar que la familia es la célula básica de la sociedad, realmente pocas sociedades han podido superar sus embestidas.
De ahí todo lo reprochable de fanáticos de la supuesta “diversidad sexual”, hija del proceso inducido de que se entienda la existencia paralela de la diversidad sexual con tantos gais y lesbianas, que son la natural consecuencia de una sexualidad que siempre buscará explorar nuevas fronteras, pero nunca al costo de dinamitar las familias y la convivencia natural entre hombres y mujeres.
En sociedades como la dominicana, los brotes de este tipo de inconformidad o desajuste social, siempre han sido producto de influencias externas y en particular, en los últimos años desde el 2000 y como se ha visto con los tantos grupos de alarde y presión de maricones y tortilleras (gais y lesbianas) y hablando “en dominicano”, que gracias a tantos que han provenido desde el exterior y al ser inmigrantes allí, han abrazado las peores y cuestionables costumbres de cuando una sociedad se encuentra en sus inicios de su fracaso como tal.
Fue por esa vía que aquí penetró el organismo de destrucción de la familia a gran escala y bajo la cobertura de ayudas sociales, conocido como USAID y robustecido en el gobierno de Joe Biden, quien impulsó la mariconería a gran escala, desde el momento que el entonces presidente Danilo Medina, no tuvo el carácter de negarse a recibir como embajador, a un conocido activista gay, James Wally Brewster y quien, para colmos, hubo que aceptar con todo y “esposo”, Bob Satawake.
Si se recuerda la presentación en “sociedad” de este señor, habría que buscar el archivo en el que parece en una recepción que dio en la embajada estadounidense y donde el presidente Medina asistió nada menos que en compañía de la primera dama y que fue el aviso ominoso, de que la mariconería estaba siendo aceptada como mecanismo de Estado para imponérsela a la sociedad.
El mismo archivo nos recuerda las fotos aquellas de encuentros festivos y sexuales de ese embajador y su pareja con un nutrido grupo de maricones de “sociedad” y la farándula del patio y quienes orgullosos, se mostraban impúdicamente desafiantes y semi desnudos en la piscina de la residencia oficial del diplomático.
Luego siguió el espectáculo de la financiación de colectivos gais de toda especie, la entrada a tambor batiente en los días de las celebraciones LGTB o de carnaval y hasta que la mariconería a gran escala invadió las redes sociales y adquirió especie de “carta de ciudadanía” con ciertos influenciadores en las redes sociales y creadores de lupanares mediáticos en los que la población era victima abierta de sus desafueros.
Paralelamente el embajador y su “esposo” eran visitantes asiduos en centros escolares de niños de los dos sexos y exhibiéndose con sus manos entrelazadas y como vitrina de exposición para que los menores de edad entendieran que también podían ser como ellos.
Si todo lo anterior era de pura alarma, mayor fue cuando los presidentes Medina y Luis Abinader les dieron apoyo oficial a influenciadores decididamente de corriente LGTB y a quienes recibieron en el despacho oficial tanto como supuestos asesores de imagen y como activistas políticos que contribuyeron a ejercer influencias para que ciertos cargos públicos fueran designados otros activistas de sus grupos.
Cuando esto sucedió, ya los maricones y las tortilleras “pelo en pecho” habían logrado penetrar descaradamente en las familias y en los conjuntos sociales y coronando este desmadre, con los tantos periodistas y comunicadores de ambos sexos y abiertamente pro-LGBT.
Desde luego ser gais o lesbiana no es de suyo nada escandaloso si son practicas sexuales de uso privado y prácticamente entre adultos. Pero como la semilla de la degeneración sexual fue plantada en el Estado y la Sociedad, se presentó a lo inmediato la secuela de la droga, la pedofilia y todo tipo de perversiones por la que menores de edad o adolescentes, se habían convertido en parte activa de semejante ataque contra la familia y el orden social y lo más terrible con el fomento del aborto a gran escala y dando por resultado que entre el 2020 y el 2024, las estadísticas hablan de 80 mil abortos por año, es decir, 320 mil abortos, que la parte de las curias católicas y evangélicas gais nunca han condenado con el discurso y practica de recia índole moralista y ni hablemos de los llamados transgénero o los otros de cambiarle su sexo a la niñez.
Por lo pronto, ya tenemos una galería de legisladores, alcaldes, regidores y hablando en criollo, “pájaros” y ni hablar en los institutos militares y policiales, bomberos, enfermeras y médicos, al tiempo que, a nivel presidencial, parecería que de alguna manera y en determinadas administraciones, se dieron amagos o más discretamente, “colonias” de bisexuales. Y las estadísticas no nos desmienten: la población está fragmenta en un 15 % de gais y un 10 % de bisexuales y al final y gracias a Biden, USAID y sus activistas locales como Participación Ciudadana y Finjus, entendiéndose como nichos de votantes “especiales” y de alta estima y porque del mismo y por lo menos en un cinco por ciento son gais de alto potencial económico y representación social y como ciertos presidentes de instituciones financieras de muy alto nivel.
¿Que, por llamar la atención, se nos pudiera calificar de tener un discurso homofóbico?, en lo absoluto, pues respetamos las prácticas sexuales y cuales que sean si las mismas se efectúan entre adultos y en esto, sin estigmatizar absolutamente a nadie.
Lo que ocurre, es que entendemos, que el tema hay que sacarlo del armario y comprobándose ya la realidad, de que ser gais o lesbiana es lo más parecido a tenerse un tipo especial de status y aplaudido a rabiar por la misma sociedad y ciertamente, más que aceptado en las generaciones de adultos jóvenes y milenials y lo que en retrospectiva, nos hace entender que con sus políticas al respecto, los presidentes Medina y Abinader son los precursores desde el poder político, del nuevo tipo de comportamiento social sexista, que ya es imposible ignorar y que tantos aspirantes a cargos públicos de elección muestran.
Por eso decimos, que a propósito del 8 M: Cuando la mujer es un engendro de absoluto desajuste sexual, el antifeminismo progre entra en tropel a la sociedad y como un cáncer contra la unidad familiar, a la que agrede y quiere dañar. Con Dios. (DAG) 08.03.2025
imagen. Nuestra disculpa al artista sudamericano que motivó la misma y que por un descuido de la redacción perdimos sus datos para fines de autoría y divulgación.