Desde que el PRD y ya dominicanizado (recuérdese que entre el 1961-1963 retornó del exilio en Cuba) llegó al poder en el 1978, esta nación no había tenido un gobierno tan terriblemente insatisfactorio como este del PRM versión Luis Abinader y el que con un descaro inaudito y en base a un sistema propagandístico poco noble, le dio “un nuevo espíritu” a la corrupción desde el Estado y que como nunca afecta a la ciudadanía.
Concomitantemente, nunca al ejercicio periodístico y de la opinión libre, un gobierno había hecho lo imposible por quebrar a la atrapada opinión pública y comenzando por establecer la quiebra moral y de un periodismo, que cinco años después desde el 2020, es uno de amanuenses y farsantes de opinión y cuyos miembros, arropados también por lo peor del narcotráfico y el lavado de activos, se encuentran corrompidos hasta la medula y transformados en bocinas propagandísticas y para manipular y moldear indecentemente a los ciudadanos.
Al mismo tiempo, el mismo Poder Ejecutivo y gracias a la carta de corrupción establecida por la dictadura partidocrática conformada por todas las formaciones políticas, sus dirigentes y lideres, destruyó totalmente la esencia fundamental de la democracia representativa y como lo es la separación entre los tres poderes interdependientes del Estado.
¿En qué se fundamentó este desastre institucional que ahora tiene como cara y cuerpo a un Poder Ejecutivo que ha hecho de los poderes Legislativo y Judicial sus lacayos más estrechos?, nada menos que el sistema de partidos y el mecanismo de elección ciudadana, que es más bien un método de escogencia en base a la corrupción de voluntades adormecidas por el dolo, el robo al Estado y la destrucción de todas las instituciones y que facilita, que la partidocracia imponga quien gana o quien pierde y al elector se le anula su libertad de escogencia como su libre albedrío para ser candidato sin necesitar el apoyo condicionado de partidos.
Por este tipo de adulteración de la libertad de escogencia, son los partidos y sus lideres y en este caso, los tres expresidentes de la República y el actual primer mandatario, quienes tienen el monopolio para decidir quién será senador, diputado, alcalde o regidor y habiendo logrado convertir a ciudadanos en vasallos obsequiosos, que a estas alturas actúan sin dignidad personal alguna y todos son reos de terribles inconductas de administración en las que prevalece la amoralidad absoluta mediante “la disciplina” del “derecho de cama”, que tiene más peso de decisión que el criterio independiente y propio de cada dominicano.
Pero si lo anterior no hubiese sido suficiente para destruir y aniquilar el cuerpo social de la República, he ahí la explosión de inmoralidad absoluta de una parte de las nuevas generaciones, víctimas de los lupanares mediáticos en las redes sociales y principalmente desde dos medios electrónicos: Telemicro y el llamado “edificio rojo” del binomio Ozuna-Alofoke, influyendo y haciendo del dominicano, el mayor y terrible instrumento de perversión y consumo de los sentidos, del sexo libre y la amoralidad y esta, marcada por un desenfreno encubierto mediante los infames teteos o botellones o los programas televisivos y en las redes sociales de profundo desenfreno sexual y exhibición de la carne humana como mercancía para el uso de prostitutas o chulos de la peor especie y disfrazados de comentaristas de todo y habiendo logrado pervertir la conciencia de millones de menores de edad y adolescentes y sin que el Estado haga algo para impedirlo.
Hoy día todo este desorden moral auspiciado desde el Estado vía el gobierno de Abinader y el PRM, ha hecho de la República una especie de antro de perversidad y amoralidad extremos y lo más preocupante, que no existe una célula social que no haya sido penetrada y debido a la cual, la mediana y alta burguesía y por los amplios recursos que sus miembros disponen, se asoció a un poder inmoral que premia la lealtad en base a aceptar los mayores y peores extravíos morales.
De esta manera, la nación está experimentando parecidas situaciones a la de un barco enfrascado en una tormenta en altamar y cuyo timón ha sido roto y cada persona haciendo lo imposible por saber cómo puede escapar del hundimiento que se le avecina y de lo que ayer y a grandes rasgos, el pastor Ezequiel Molina en la “Batalla de la Fe, condenaba duramente.
Ante estas lastimosas circunstancias, la nación no tiene capacidad de respuesta critica, la poca gente de valer que queda teme por sus vidas y también por el rechazo social y en el gobierno, se actúa con el descaro propio del desalmado.
Justo por ello ha sido, que en el gobierno ya no se guardan las formas. Abinader sale del país diciendo que se va de vacaciones a otra nación y de inmediato su prensa le hace invisible ante una atrapada opinión pública que siempre quiere saber dónde está y que hace su presidente.
Al mismo tiempo y como si fuera un meta mensaje, ese viaje tan extemporáneo se convierte en el meta mensaje para que policías y militares actúen contra la población y a la menor circunstancia que esos uniformados entiendan que la gente no actúa “con respeto a la ley” y por eso, ayer y con lo de las celebraciones de fin y nuevo años, los uniformados se dieron gusto disparando a tontas y a locas, persiguiendo a la gente que estaba celebrando la fecha y hasta hubo un joven militar quien arma de guerra en mano expresó en las redes sociales y a cara descubierta, que si para ellos no había celebración ni descanso, la población tampoco la tendría.
Y a todo esto, la prensa calla y se hace cómplice de semejante enajenación de lo que debe ser el estado de derecho y es de esta manera que poco a poco el gobierno nos está robando nuestra nación y ahora a más, con su agenda secreta de fusionar a haitianos con dominicanos y dando paso libre a más de medio millón de indocumentados haitianos a los que desde el Palacio Nacional se ha dado el instructivo, de que todo militar o policía debe dejarles hacer y no detenerles y que es una medida dirigida a que haya odio y rechazo de parte de los dominicanos, quienes de pronto caen en cuenta que Abinader y su gobierno son sus enemigos.
Realmente, la dominicanidad está viviendo horas tristes y hay que advertir, que lo poco que queda de prensa independiente, en los meses por venir, experimentará la mayor y más férrea represión desde el poder y esto, si Dios no mete su mano y hace que Abinader vuelva sobre sus pasos y él mismo, reoriente y rescate a la nación y pueblo que mal dirige.
Así se llega a la conclusión de que las autoridades entienden que están gobernando sobre un pueblo y nación convertidos en vasallos, corrompidos y corruptos a más y quienes dominados por un indecente afán de lucro, de hecho, actúan como si hubiesen entregado sus almas al mismo demonio.
¿Nos podremos rescatar o, por lo contrario, nos hundiremos más? Con razón que expresemos, que el pesimismo marca nuestros tiempos y Abinader. Con muy mala señal: Ofreció un mensaje navideño a los militares, pero no directa y formalmente a la ciudadanía. ¿2025, año de represión para ocultar la incompetencia e incapacidad de su administración? Con Dios. (DAG) 02.01.2025
