Abuso de menores

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Quien administra y/o autoriza el uso de esteroides anabólicos en jóvenes promesas del béisbol para mejorar su rendimiento, comete abuso de menores, así de sencillo. Debería estar preso bajo las normativas de maltrato.

¿Cómo es posible que haya jovencitos en este país con daño renal severo porque algún irresponsable decidió meterles esteroides para mejorar el rendimiento? ¿Cómo se digiere que algunos padres respalden ese accionar para saciar sus ansias de resolver sus problemas económicos?

Hay quien me responderá que la necesidad todo lo justifica, pero dignifica tanto como para sacrificar la salud de un hijo, tanto como para apostar a que su cuerpo aguantará la carga de una sustancia que hasta a los mayores hace daño. Me parece que el Estado es demasiado laxo con este tema y se hace de la vista larga con tal de justificar un sistema de fabricación de peloteros que lo primero que debería hacer es proteger a esos muchachos, no exponerlos a prácticas abusivas que sólo se comparan con una línea de producción y no con un deporte.

Sugiero, en primer lugar, que se comience por hacer pruebas de uso de esteroides anabólicos sistemáticas en todas las academias del país y que esa campaña se sume a sesiones educativos periódicas a jugadores, familiares y entrenadores. Conseguir una granja beisbolera libre de sustancias prohibidas es el mayor compromiso que podemos tener como sociedad con esos muchachos.

Además, se hace urgente que la venta de esteroides sea regulada por las autoridades sanitarias y que se pongan en la lista de medicamentos controlados.

Como tercera medida, se debería legislar exclusivamente para este problema y repartir las responsabilidades civiles y penales de quienes vendan, administren y/o autoricen el uso de esteroides anabólicos en atletas, sólo con la intención de mejorar su rendimiento deportivo.

Nos corresponde conseguir ordenar este sector, porque así desarrollaremos una camada de jugadores completamente limpia, sin el carimbo de ser uno de esos que pudo haber llegado donde está, porque hizo trampa en su desarrollo y los otros no. Me parece que esa cultura de que todo se vale hay que liquidarla, por la salud de los muchachos. Por: Benjamín Morales Meléndez [Diario Libre]